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Viaje Vertical

- Estoy en un tren - Fue lo primero que pensé al abrir los ojos. No recordaba haberme subido en él, pero allí estaba. Todo a mí alrededor parecía normal pero diferente. Me sorprendía el hecho, de que para estar totalmente desorientado y confundido, no estaba preocupado, al igual que el resto. No me sentía fuera de lugar. Y sí, no estaba solo. Habían algunos a mí alrededor que lograban incluso dormir en silencio y para más remate con una expresión de gran paz, lo cual es raro porque ellos al igual que yo no sabían hacia donde iban, aunque…. teníamos una idea. No tenemos miedo y eso no es normal para mí o para cualquier otro ser humano que se vea cara a cara con lo desconocido. Es como si todas las preocupaciones se hubiesen esfumado y sólo quedara esta paz y seguridad que normalmente sería digna de admirar o de envidiar.
Aire ligero, luz que no molesta los ojos y olor agradable…es demasiado bueno… no está bien. El piso seguían siendo el piso y mis zapatos seguían siendo zapatos. Es como si algo nos fuera dado de a pequeñas dosis, como un narcótico que más que efectos delirantes esconde tras su apacible imagen alucinógena su naturaleza de ponzoña.

Durante mi vida siempre escuche que en esta etapa de la existencia no era posible llevarnos nada. Pero al parecer, eso no es del todo correcto, no toda verdad es del toda cierta y más aún esta, que es un misterio existencial y a la vez es lo único cierto y seguro en este mundo de incertidumbres en el que estamos obligados a transitar.

Junto a mí llevo dos cosas, y una de ellas es un libro. Por él puedo leer sueños, pensamiento e ideas, que tuve. Se me hacen lejanos y melancólicos, a veces inconfesables y otras veces verdaderos verdugos ocultos delante y detrás de mis oídos que intentan cortarme todo rastro de cordura cada vez que me atrevo a entenderlos. Llevo esto para así poder recordar el tipo de persona que alguna vez fui; para darme cuenta de mi inmadurez; para sentir vergüenza de mí mismo.
Lo otro que me acompaña es una maleta, no una grande que llega a estorbar, ni una pequeña que termina siendo inútil; esta es perfecta. No sólo espaciosa y resistente, como si protegiera algo sagrado, sino que también increíblemente ligera, tanto como para llevarla por toda la eternidad, cosa de la que estoy seguro, no pasará, no cargare más esta vergüenza, no lo permitiré. En ella se encuentran algunos objetos como fotos y una que otra pertenencia, no les había dado importancia nunca, pero ahora siento que resumen mis logros, mis experiencias, mi pasado y de seguro, los pasos que me llevaron hasta este tren.

Aún sabiendo esto y ya con una idea de hacia dónde me dirigía, comienzo a ponerme cada vez más nervioso… la maleta me puede delatar y eso que está escrito en ese libro no debe saberse. Esto es malo: En el libro están los nombres de ellos, de las personas que siempre me estorbaron y según mi punto de vista, también al resto; personas cuyas vidas no valía el esfuerzo saber o preguntar; personas cuyo actuar fue tan lamentable que me vi obligado a actuar. Y en mi maleta esta el elemento que podríamos decir ha sido el “ticket de embarque” de muchas personas.

En ese mismo momento, mientras observaba por la ventanilla la nada que nos envuelve y miles de trenes que llegan a parecer estrellas en el cielo dirigiéndose a mi misma estación, comencé a comerme las hojas de mi libro sin perder de vista mi reflejo en la ventanilla. Mastiqué y tragué todas y cada una de las paginas que podían inculparme o que nombraran a esas personas que considere desechables. No estaba impulsado por el pánico o la desesperación, sino por algo más primitivo. Un instinto de supervivencia feroz y sombríamente complejo.
¡Traga… Traga para salvarte! Era un lo único que tenía en mente. No temía por cortarme la boca con el papel. Era mejore así: la sangre y la saliva hacían ilegible su contenido.
Y seguí y seguí hasta que llegué al nombre de la última persona, de la última página; la última hoja del libro. Este nombre es importante. Es el que finaliza la lista y a la vez, el que la comenzó. Puedo seguir comiendo. Pero ya no quiero, el no puede ser olvidado, yo no puedo olvidar mi pecado, el no puede ser perdonado, yo no puedo perdonar mis actos.
Que raro es ser cazador y presa a la vez. Presa de uno mismo y sentir odio y asco de sus semejantes…hipocresía pura.
-Soy como ellos - Eso leí en los ojos de mi reflejo ese día. El día en el que un desesperado valor o unos locos ideales me convirtieron en viajero, un sombrío pasajero.
- No merezco algo mejor - Fue lo último que pensé antes de cerrar los ojos en el ahora ensangrentado piso del baño de mi casa y lo sigo creyendo
FIN
Linus18 de octubre de 2008

5 Comentarios

  • Linus

    Este es mi primer cuento y aunke no es perfeco (y esta no muy bien redactado) le tengo cari?o y estoy algo orgulloso de el.
    Me gustaria ke me dijecen ke opinan de el.

    18/10/08 10:10

  • Munoztigre

    Y que ese viaje sea sin retorno... muy buena opera prima...

    19/10/08 01:10

  • Abyssos

    Si, desde mi punto de vista faltan guiones y se confunden los dialogos/pensamientos con la descripcion (tambien bastante reducida) de emociones y alrededores de la escena... lo que complica el entendimiento de la lectura.

    Aun asi y como ya te lo dijeron, buen comienzo. Bienvenido/a.

    19/10/08 04:10

  • Zien

    Linus, me gust? el tema que abordaste, el surrealismo es muy intrigante y tu imaginaci?n desbordante, eso es lo importante, tener claro la acci?n y de ah? en adelante, tus manos en complicidad con tus pensamientos brotaran bellas o m?sticas historias. Ya lo dem?s, lo que concierne a la gram?tica y la sintaxis es una batalla personal que con la experiencia se logra manejar. Un abrazo y te felicito.

    19/10/08 04:10

  • Linus

    gracias por sus comentarios y honestidad.

    Me gustaria ke me dijeran como puedo mejorar mi redaccion y aun mejor seria ke si me pudieran decir en ke parte del cuento es mala o confusa la redaccion. Es ke kiero mejor y poder seguir arreglando este cuento.

    gracias de antemano

    19/10/08 05:10

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