TusTextos

Mis Cristales.

Entonces sentí el frescor en mis ojos en el momento que el viento de tus palabras y el dolor de mis lágrimas se pusieron en contacto durante un segundo. Mis cristales te reflejaban, a ti y a todos los instantes. Que más da que fuera lo más imperfecto de la historia, te repetía. Seguí andando, dejándote con mi paraguas en una mano y con la otra con el puño cerrado de la rabia que sentías por no poder reaccionar para ir a buscar-me. Pero no fue entonces en ese momento en el que me perdiste, me perdieron tus miradas de indiferencia, me perdieron tus fríos sentimientos que solo reaccionaban en el extremo. Dejé sentir la lluvia en mi piel, como si eso me fuera a purificar de toda infección provocada por ti. Tal vez la culpa solo fue mía, de haber sentido tanto por alguien, por dejarme tatuar el corazón por ti ciegamente. Llegué a mi casa, dejé las llaves sobre la mesa. Cogí nuestro instante de amor puro gravado en aquel papel y lo presioné contra mi pecho, como si quisiese traspasarlo hasta dentro de mi.

Y fue ella quien se tumbó en su testigo de tantos sueños, y el que la vio llorar durante toda la eternidad, exprimiendo todos sus recuerdos hasta la última gota.
Littlemirror14 de enero de 2008

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