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8 Días de Paraíso



8 días de paraíso
Capítulo 1
The first day


-No puedo, no...- lloraba Alejandra mientras que Adriana la llevaba a la puerta- no puedo irme, Adri, debo quedarme, es mi esposo...- Adriana no dejó que volviera a entrar.
-Alejandra, acéptalo, vamos anda- dijo en ese tonito divertido- volverás el siguiente viernes, de nada te sirve perder tu trabajo, además Valeria llegará en cualquier minuto- Alejandra la abrazó pidiendo que pasase el gesto hasta Rubén.
Adriana, volvió al cuarto de Rubén, después de ver a Alejandra subir el taxi.
Rubén estaba como siempre, mirando parcamente el techo.
-Hermano- dijo Adriana en una sonrisa- Ya va a llegar Valeria- él se rió irónicamente.
-¿Vendrá a ver a alguien como yo? Seguro pensará que se enfermará de estar a mi lado, No Adriana, no vendrá...- la chica cruzó los brazos viéndolo con exasperación, ella no tenia tanta paciencia como Alejandra, su esposa.
-Vendrá, me voy a ir a trabajar, ya le dije a Valeria que entre sin tocar el timbre...- intentó despedirse con un beso, pero Rubén la esquivó.
-Vete rápido, estás tarde- dijo observando mustiamente el reloj de la pared frente a su cama.
-Ay, Rubén, siempre eres tan...- pero el otro la cortó.
-¿Tan qué? ¿Miserable? ¿Patético?- Adriana carraspeó.
-Tan insoportable, suerte la tuya que pudiste casarte...- Rubén gruñó- por más que tu mujer sólo se ponga a llorar cuando está aquí...- su ira desapareció- Está muy asustada-
-Sí, ella debe estar sufriendo muchísimo, ¡no sé como lo soporta!- dijo él, Rubén era muy sarcástico.
- Me dan ganas de golpearte- dijo Adriana volviendo a perder la paciencia- no eres el único que sufre- Rubén la miró con toda la ira de su alma.
-No veo que se te caigan las uñas, no veo para nada que te estés quedando calva, que no puedas caminar, que vomites todas las mañanas, nunca te he visto en quimioterapia ¿estamos en distintos horarios? Espera, ay si, ahora con esa cara, sí, se nota que sufres mucho- Adriana se rindió y salió de la casa sin decir otra palabra. Rubén se quedó viendo apáticamente el reloj, ir segundo a segundo más rápido a su muerte.
-¿Porqué no me matan?- se quejó al sentir ese horrible palpitar a un lado de su cabeza, de repente escuchó un auto estacionarse, pensó que sería el taxi de Adriana que acababa de llegar, pero pensó en Valeria. Una triste sonrisa se dibujó en su rostro cansado. Valeria si que le haría ese infierno algo soportable, después de todo, Valeria era Valeria, la loca más agradable y su mejor amiga en el mundo, pero eran años de que habían salido de la universidad, milenios desde el colegio, ¿Qué haría que ella fuera a cuidarlo, y casi por una semana? Después de esperar ansiosamente unos minutos comprendió que era un auto cualquiera. Le gustaba mucho quedarse solo y en silencio, pero la decepción de que no escuchara a la ruidosa Valeria subiendo las escaleras le dejó bastante deprimido. Intentó recostarse más cómodamente y dormir, aprovechando esos momentos en que solo le dolía la cabeza y no todo el cuerpo.
Cerró los ojos con un suspiró y los abrió de inmediato al escuchar la puerta del cuarto abrirse. Allí en el rellano, con un rostro casi tan cansado como el suyo, estaba parada la menuda Valeria cargando un par de maletas. Estaba envuelta en un abrigo muy grande para ella y su cabello revuelto por la brisa, le daba la apariencia de una niña pequeña.
-Hola, tonto- dijo con un ronco susurro. Rubén no intentó responder. Sus ojos se habían llenado de lágrimas. Estaba allí… Val. – Al parecer no solo estás viejo, sino sordo, ¡HOLA!- dijo más fuerte.
-Te-Te escuché- balbuceó. Valeria dejó sus maletas en el mismo rellano y entró arrastrando los pies, mientras que desenvolvía, lo que parecían metros de bufanda, de su cuello.
-Lamento llegar tarde, Adriana me llamo al aeropuerto, pero casi no habían taxis- suprimió un gran bostezo- y bien, Ruby, ¿Qué puedes contarme?- la felicidad de verla se desplazó por el enfado.
-¿Qué te puedo contar?- dijo en un gruñido hosco- no lo sé, que… ¿me estoy muriendo?- Valeria, al contrario de todo lo que Rubén esperaba, comenzó a reír- ¿Qué demonios te pasa? ¿Ser actriz te ha vuelto estúpida?- Valeria le regañó divertida.
-Dime estúpida una vez más y verás a ésta estúpida pateándote el fofo trasero- luego lo miró con unas expresión llena de dulzura- Ya somos dos, Ruby-
-¿Somos dos estúpidos?-
-Ah-ah, somos dos moribundos…- sonrió más ampliamente- Cáncer de… colon, ¿verdad?- Él asintió – Yo, Creutzfeldt Jakob- dijo con su sonrisa amplia.
-¿Creu qué? ¿Qué es eso? ¿Es… mortal?- Valeria sólo asintió con la cabeza. Luego agregó, volviendo a sonreír.
- Es como un súper Alzheimer... - casi se río.
-¿Qué es lo que hace esa enfermedad?- interrogó Rubén con los ojos abiertos al máximo- ¿Por qué nunca escuché algo de ella?
-Bueno, en… es una enfermedad degenerativa del cerebro… es demencia… es… bueno, ¿Recuerdas cuando me decías que era una vaca loca? Pues ahora es literal, tengo el mal de las vacas locas- Rubén le devolvió una sonrisa nerviosa.
-¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Duele?- Valeria puso un gesto de enfado, claramente no estaba cómoda con el interrogatorio.
- Me lo diagnosticaron hace un poco, no duele como tal, pero… ya no soy la que solía ser… espero que no te moleste que alguien como yo te cuide, ¿Te preocuparía si te mato antes por alguna razón o que te contagie?- un segundo compartieron una mirada silenciosa.
-Pero te vi… en la tele el otro día, no dijeron nada…- murmuró Rubén.
-No saben nada, esto no es algo que puedas saber a simple vista, un poco de maquillaje para mostrar que estoy radiante y listo…, es por eso que cancelé la obra del 2007- Rubén no supo que decir por un segundo más y de repente sonrió.
-En la buenas y en las malas, ¡qué literal!- Valeria le sonrió de vuelta y se sentó en un sillón cerca de su cama.
-Estoy que reviento de cansancio, viajé 14 horas seguidas para llegar hoy, Alejandra me escribió diciendo que tenía que viajar, y bueno… me apuré, esa entrevista que viste la grabé ayer…- se quitó el abrigo mostrando que estaba aún más delgada de lo que parecía.
-¿Estás a dieta?- Valeria volvió a reír con ganas.
-¡Serás torpe!, más bien iba a pedirte comida, ¿Tienes algo en la casa?-
-No sé- dijo otra vez ceñudo y molesto- hace dos semanas que no puedo moverme de esta cama…-
-Marica-
-¿Qué?- dijo Rubén escupiendo por el enfado- tú no sabes lo que es…-
-¿En serio? ¿Crees que es así? Dime, Ruby, ¿Alguna vez se te ha mezclado tanto la cabeza que no recuerdas ni como ir al baño?- se quedaron callados y Valeria le propuso ir a ver a la nevera. Mientras que bajaba, la cabeza de Rubén volvió a palpitar. Recordó fugazmente el colegio donde la había conocido.
Era su primer día en ese colegio, cuando tenía 14 años. Sus paredes estaban pintadas de amarillo y el banco en el que se había sentado tenía escrito en la mesa “Aquí estuvo Santa Val-vaje”.

-¿Santa Valvaje?- dijo torpemente en voz alta.
-Exacto, Val-vaje y que te sacará val-vajemente de su asiento, vete, ¡nuevo tonto!- Una muchacha, con tres largas trenzas, lo miraba enfadada.
-Disculpa, aquí no dice tu nombre…-
-Sí lo dice, cretino, acabas de leerlo, yo soy Val-vaje- Rubén se había reído fuertemente, se había parado y había ocupado el asiento de atrás más pequeño y que cojeaba. La muchacha lo había visto irse con disgusto y había limpiado el asiento antes de sentarse ella misma, pero se volvió hacia él y le dijo muy seriamente.
-Si eres nuevo, te aconsejo alejarte de los Jokers y de las Santas- Rubén volvió a reírse pensando que jugaba.
-¿Lo único que haces es reírte?- reprendió ella ofendida- Tienes suerte que hoy haya muerto el Señor Linterna, porque si no me habrías pescado de peor humor- y se había enderezado en su silla para cuando entraba el profesor.
-¿Quien es el Señor Linterna?- murmuró Rubén. La muchacha había levantado su mano en el aire.
-Señorita Bunge, este muchacho me está molestando desde que entré- la maestra suspiró.
-Bien, señor, ¿Díganos que le hace molestar a Valeria de ese modo?- Rubén se sonrojó. -Oh, es el muchacho nuevo, ¿verdad? Señor…- buscó un par de papeles en su mesa y leyó- Rubén Alcará-
-Alcara, profesora- corrigió el joven, la mujer frunció el ceño molesta por la corrección.
-Su primer día, ¿y ya se está metiendo en problemas?- gruñó- deja tu agenda en mi mesa, le mandaré una nota a tus padres, Valeria, si quieres puedes cambiarte de asiento-
-¿Por qué no se cambia él, señorita? Después de todo, él es quien me estaba molestando…-
-Señor - dijo la profesora burlonamente- aproxímese al frente de la clase-

-Rubén- susurró Valeria del presente- ¿Quieres papas fritas o gaseosa?-
-Ah, no puedo ninguno de los dos-
-No tiene sentido, igual vas a morir, ¿No?- Valeria le sonrió de vuelta y se sentó a los pies de su cama, abriendo una gran bolsa de bocaditos.
-Estaba acordándome del colegio- murmuró Rubén sirviéndose unas papas.
-Oh, por favor, no lo hagas, ya me han atormentado suficiente las Santas con lo del teatro…- Rubén la miró ceñudo.
-Pensé que no seguías en contacto con ninguna de ellas…- Valeria suspiró.
-¿Por qué crees que te aconsejé no meterte con ellas ni con los Jokers? Entrabas una vez y era para siempre…- volvió a resoplar y se llenó la boca con gaseosa, parecía que quería ahogarse. Rubén pudo jurar ver lágrimas en sus ojos. Intentó convencerse de que sólo era el gas.
-Y…- dijo ella cuando se acabó la bebida- ¿Cómo está Alejandra? Pensé que seguiría aquí cuando llegara…- Rubén gruñó.
-Se fue la semana entera a trabajar…-
-Sé dónde está, pero pregunté cómo está…- Valeria lo miró severamente.- ¿Sabes? Nunca supe bien porqué te casaste con ella, pero ahora más que nunca estás casado y no puedes hacerla a un lado. Sé bien que ella está destrozada por la enfer…-
-Sí, lo sé, es ella la destrozada- intervino Rubén sentándose más en la cama- ese es el punto, ella es la única que sufre-
-Tú no eres el único que sufre- corrigió Valeria.
-Val, sabes que a ti te diría la verdad, ¿No es así?-
-Aha-
-Antes de que me diagnosticaran el cáncer, iba a pedir el divorcio…- la chica lo miro confundida.
-Te casaste hace 10 años, Rubén…-
-Estaba pensando en el divorcio hace como 9 años y medio…- suspiró- Ale es…- no pudo decir que era, pero se quedó callado comiendo patatas con ánimo- Me alegro de que tú hayas venido…- concluyó.
-No deberías cambiar el tema- dijo Valeria seriamente- cuando me avisaste de tu matrimonio estabas tan contento… yo, nunca lo habría pensado… ¿Qué pasó?-
-Pasaron muchas cosas… cosas de las cuales nunca te enteraste por estar muy ocupada después de las presentaciones… ¿Nunca te pusiste a pensar que ser actriz te estaba quitando la vida?-
-¡No cambies el tema!- dijo ella con los dientes apretados- y menos a ese…- le quitó la envoltura de papas fritas y la lanzó por la ventana- Así que… pasaron muchas cosas ¿eh? ¿Cuáles? Ahora no tienes excusa, voy a escuchar cada palabra que salga de esa mugrienta y vieja boca…- Rubén le sonrió.
-Es algo muy largo y estás cansada. Adriana te preparó un cuarto aquí junto, quizás quieras dormir…- Valeria se paró aceptando que tenía razón, le dio un beso en la cabeza y salió arrastrando los pies como había entrando, empujando con las rodillas su equipaje hasta la siguiente puerta.
Rubén ya no tenía sueño, ni estaba cansado, estaba pensando en el día que le había avisado a Valeria que se casaría. No se habían visto en 2 años y aparte de unas llamadas y algunas cartas, casi habían roto cualquier comunicación. Rubén la llamó a su teléfono privado, el número que ella le había dado a regañadientas. Le contestó la quinta vez que había intentado llamarla, estaba de muy mal humor.
-¿Qué?- había dicho sin preguntar quien era.
- Me voy a casar- dijo él del mismo modo.
-¿Qué rayos…? ¿Ru-Ru-Rubén?- tartamudeó.
-Hola, me voy a casar, quería decírtelo…-
-No juegues, este no es el mejor momento…-
-No, en serio, me voy a casar. Se llama Alejandra Uriona, es muy buena y es bellísima, te prometí que te avisaría si me casaba, ahí lo tienes- se rió nerviosamente.
-Me prometiste avisarme, pero ¡no unos meses después de que lo prometiste! ¿Desde cuándo la conoces? ¿Uriona? ¿Qué clase de apellido es ese? ¿La conozco?-
-No la conoces, la conocí hace seis meses…-
-¿Y ya te quieres casar? Estás loco…-
-Di lo que quieras Val-vaje, yo estoy muy feliz, vendrás ¿verdad?-
-¿A dónde?-
-¡A mi boda!-
-Ah, sí, no te enfades, veré lo que puedo hacer… estoy muy ocupada estos días…-
-¡Claro que sí! Te he visto… estabas grandiosa, aunque realmente yo creía que Lidia tenía que ser…-
-Oh basta con Lidia, es mi peor papel, estoy preparando otro… seré Carmen…-
-Bueno, pero, harás todo lo que puedas ¿verdad?…-
-Ah… sí- se había quedado callada después de eso.
-Bueno, gracias por su tiempo, señorita actriz…, supongo que no veremos entonces, adiós…-
-¡Rubén! Ah… Felicidades amigo, de verdad, te mandaré el regalo más grande que pueda, aunque no será mucha cosa…- se rió- gracias por la llamada, realmente necesitaba esto, nos vemos, Ruby…-

Rubén miraba la pared apáticamente de nuevo. Alejandra había sido una de las causas principales de que él y Valeria se hubieran separado tanto tiempo. Y él que siempre le decía que los amigos eran primero… No supo cuando se quedó dormido, pero sintió que una manito le picaba la mejilla.
-Despierta de una vez, nos compré una película… te gustará, por lo menos a mí me trae recuerdos…-
-¿Por qué no viniste a mi matrimonio?-
-¿Qué?- Valeria lo miraba confundida. Le tocó la frente preocupada- ¿Estabas soñando?-
-No, te hablaba a ti…- la chica suspiró.
-Ya te lo dije antes, no podía, esa noche tenía presentación, y después la rueda de prensa, si no hubiese ido…-
-No hubieras sido Carmen, lo sé, pero eso no es excusa… lo decíamos siempre, los amigos son primero- Valeria lo miro ceñuda.
-Basta con toda esa idiotez de tu matrimonio ¿Si? Lo lamento, ¿esta bien?, no te puedes imaginar cuanto, pero fue hace diez años, supéralo…- Rubén la miró enfadado y no dijo nada -¡Bien! Si quieres portarte como un bebé, yo me portaré como niñera, así que duerme…- salió del cuarto dando un portazo y Rubén se rió. Valeria siempre sería así de impulsiva, sabía que dentro de media hora iría a picarle la mejilla de nuevo para preguntarle si le faltaba algo. Así había sido siempre, en el último momento dejaba ver lo que realmente era.

-Y se quedará sentado ahí hasta que sus padres vengan a recogerlo, no quiero revoltosos en mi clase, Valeria Parra es una de mis alumnas más brillantes- la señorita Bunge se marchó agitando al viento su viejo abrigo de twist. Rubén estaba al borde de las lágrimas hasta que escuchó las voces de unas niñas riendo.
-Me da un poco de pena- dijo una, aunque en seguida su voz fue ahogada en burlas.
-Cata ama a Alcara-
-Señora Alcara, buenas tardes…-
-Basta, Val, lo que hiciste fue bastante cruel-
-¡Viva!-
-Felicidades a Val-
Se callaron cinco muchachas al ver a Rubén fuera de la dirección. Valeria estaba en el centro y le dirigió una sonrisita burlona.
-¿Aún no han llegado tus padres?- Rubén no le respondió.
-Rubén Alcara- dijo otra. Todas se rieron- ¿De dónde eres?- él siguió en silencio. Les echó una mirada veloz, no fue difícil distinguir que ninguna estaba en su mismo curso, todas lucían mayores. La que le había hecho la pregunta, de hecho, se veía por lo menos de 20 años.
-No se preocupen, chicas- aclaró Valeria- de todas formas, la única cosa que sabe hacer es reírse- todas se fueron hacia la puerta discutiendo algo sobre una película que tenían que ver y repartiéndose cigarrillos. Rubén continuó sentado ahí, viendo por la amplia ventana a las chicas afuera, al mismo tiempo que esperaba ver el carro de su papá.
-Estoy en problemas…- susurró después de unos segundos, cubriéndose la cara con las manos y apoyándose así en la pared. Para su asombro alguien se sentó a su lado después de unos minutos.
-No te preocupes, yo les diré que fue una confusión, esperaré contigo- al descubrir su cara vio a Valeria apagando su cigarrillo con el pie.
-Vete- dijo desanimado.
-De nada- lo miró mordiéndose el labio- eres muy inocente, todos en la clase desobedecen las órdenes de Bunge, tú dejaste que te mandara y por eso exageró- Rubén la miró sorprendida.
-¿Eres buena sólo cuando nadie te ve?-
-Bueno… si lo dices así suena bastante feo, pero no… las 4 muchachas eras las Santas, Catarina, María, Teresa y Clara, ¿ahora sí entiendes por que las Santas?, son muy buenas amigas-
-No creo que sean tan buenas- dijo observando lo que restaba del cigarro en el suelo.
-¿Lo dices por eso? Nahh… yo ya fumaba de antes…- estiró la mano hacia él para estrecharla - Valeria Parra-
-Tú ya sabes el mío- dijo estrechando su mano. La chica le sonrió.
-Te doy un consejo sobre el curso, siéntate a mi derecha, esa tonta de Susana no te dirá nada, así estarás fuera de problemas con Bunge, siempre se la toma con el que se sienta al último-
-¿Y ser penúltimo hace alguna diferencia?- Valeria se rió.
-Bastante… Wow, ¿ese es tu papá?- Rubén gruñó, su padre era militar y ese día se dirigía hacia la dirección con su cara de malo, su uniforme de gala y él lo sabía, el arma en el cinturón para intimidarlo.
-Sí…- Valeria lo observó con preocupación.
-Eso explica que seas tan rarito- cambió la preocupación por una gran sonrisa que luego dirigió al señor Alcara.
-Buenas tardes, señor-
-Buenas tardes, papá-
-Buenas tardes- era obvio que él no se imaginaba que Rubén estaría acompañado, miro a Valeria con clara intensión de que se marchase pero la muchacha no se intimidó.
-Debo pedirle disculpas señor, yo fui la causante de que llamaran a la casa de Rubén, fue una pequeña confusión en la clase y la maestra Bunge pensó que Rubén estaba molestándome, pero no era así, por eso esperé aquí con él…- miró al señor Alcara directo a los ojos muy segura de sí misma.
-Quiero hablar con el director…- dijo únicamente y quiso dar un paso hacia la puerta junto a la que estaban los dos chicos.
-¿A esta hora?-la niña lanzó una risita- discúlpeme, pero creo que llegó un poquito tarde, se fue-
-¿Se fue?-repitió el mayor, Rubén la miraba escandalizado.
-Sí, porque no era gran cosa, si hubiese sido un verdadero problema se hubiese quedado, además- consultó su reloj- nuestras clases acababan hace 25 minutos, el colegio solo permanece abierto 10 minutos después, ¿Podría llevarme a casa? Así mi papá podría saber por qué me tarde tanto en regresar…- sin ninguna forma de negarlo el señor Alcara aceptó. Valeria le guiñó un ojo a Rubén y siguió a su padre fuera. Sentados en la parte trasera del auto Rubén le susurró.
-¿Esto no es malo?- ella negó sonriendo.
-Es allí, señor- dijo en voz alta, aunque se notaba llena de disgusto. Su casa era amplia y hermosa, Rubén se quedó maravillado.
-¿Vives aquí?- preguntó asombrado.
-¿Nunca antes habías visto una casa?- dijo ella de mal talante.
-Rubén, acompáñala adentro y diles a sus padres donde estaba- ordenó su padre encendiendo él mismo un cigarrillo. Bajaron juntos y caminaron el amplio jardín en silencio. Entonces mientras esperaban que atendieran a la puerta. Valeria se volteó hacia él y dijo:
-Si le dices a alguien que hice esto por ti, haré que María te quemé los calzoncillos contigo dentro- Rubén asintió. Al final atendió una empleada mirando extrañada a Rubén.
-¿Te quedarás ahí como tonta o nos harás pasar?- gruñó la joven. Entró golpeando a la empleada y pidiendo a Rubén que la siguiera.
-Mamá- gritó la chica- ya llegué, papá- Los dos se quedaron en el vestíbulo. Una mujer muy bonita llegó del cuarto de junto con gran asombro.
-¿Tan temprano, querida? ¿Sucedió algo?-
-Si no querías que llegue…- dijo Valeria poniendo lo ojos en blanco.
-No… yo…-
-Lo que sea, mamá, este es Rubén Alcara - la señora lo miró más asombrada que la criada y justo en ese minuto un hombre, también muy apuesto, bajaba de las gradas.
-Así que llegó Valeria ¿A que se debe el milagro?- se calló al ver a Rubén.
-Vine con un amigo, papá, es Rubén Alcara -
-Mucho gusto- dijo el joven, Valeria se rió.
-Sólo se quedará un ratito…-
-Oh, no…no… quédate cuánto quieras, Rubén- dijo la señora Parra recobrándose.
-Sí, quédate a cenar…- corroboró el padre de Valeria.
-Muchas gracias, pero no puedo, mi padre me está esperando afuera…-
-Ah…- dijo Valeria- sólo vino porque le prometí prestarle uno de mis discos, se quedará a comer mañana si quieren… iré a traerlo- subió corriendo las escaleras.
-Oh, ¿Eres nuevo en el colegio?- pregunto la señora Parra.
-Sí, hoy era mi primer día-
-Me alegra que te hayas hecho amigo de mi Val- dijo el señor Parra llegando junto a ellos- casi nunca trae amigos a la casa-
-No… no me lo dijo-
- Si tu padre está afuera mejor hagámoslo pasar…-
-No, señora- dijo aprisa- no, por favor, ya está algo molesto de que le haya hecho parar para recoger el disco-
-Oh….- el señor Parra sonrió- Valeria es muy impulsiva, espero que no haya sido ella la que te convenció de recogerlo ahora… ¿Vino con ustedes?- Rubén asintió y se limitó a sonreír.
-Y… ¿Qué edad tienes, Rubén?- pregunto la señora.
-Cumpliré quince pasado mañana-
-Pronto- dijo el señor Parra con las manos en los bolsillos- ¿Eres nuevo en el barrio? ¿Darás una fiesta?-
-Soy nuevo y no haré fiestas, señor, es una regla de mi padre, él es muy estricto-
-¿Tanto como para no celebrar tu cumpleaños?- no tuvo que responder porque Valeria ya bajaba las gradas ruidosamente.
-Aquí está, vamos, tu padre debe estar muy molesto- y lo arrastró fuera de la casa.
-Hasta luego, señores- logró gritar. Ya fuera de la casa, Valeria le alargó un disco de rock pidiéndolo de vuelta al día siguiente en el colegio.
-Es mi favorito, así que te mato si le pasa algo, no encontré ningún otro-
-Gracias, bueno… nos vemos mañana...-
-Si, nos vemos, ¡ah! No te olvides de la cena mañana, mis padres no dejarán de molestar hasta que hayas venido…, nos vemos-


-¿Rubén?- Valeria le estaba pinchando la mejilla tal y como él había esperado- ¿Estás bien?-
-Estaba durmiendo-
-No, estabas hablando…, me asustaste, ¿Qué soñabas?-
-No estoy seguro si era un sueño- se desperezó sentándose en la cama.
-¿Pesadilla?-
-Recuerdo-
-¡Uf!, aún peor- se miraron un minuto y rieron juntos. Valeria se paró de un salto y salió de la habitación, regresando en seguida con una caja grande en las manos y tarareando una canción de triunfo.
-Aquí adentro, está tu boleto a toda la casa…-
-No me digas que es una silla de ruedas- susurró Rubén- las odio, me hacen sentir tan inútil…-
-Bueno, sí, es una silla de ruedas, pero no es una común y corriente- comenzó a explicar mientras que sacaba la silla, que era plegable- esta es una turbo- se rió como una niña- la vi en una tienda y no pude resistirme. Tiene motor y más parece un sillón, mira su respaldar se puede inflar…- Rubén, envalentonado con la diversión de armar una silla, se sentó en el suelo junto con Valeria y pasaron un buen rato hasta que la silla estaba lista. Aunque era ya muy tarde y pronto le invadió el horrible palpitar en la cabeza.
-Quiero volver a mi cama…- dijo y Valeria notando el grisáceo tono de piel accedió.
-¿Te sientes muy mal?...- Rubén sólo abrió la boca para vomitar. Por suerte estaba siempre preparado y tenía un recipiente a lado de su cama.
-Pásame las pastillas del tarro… tarro amarillo- dijo a duras penas. Valeria obedeció de inmediato, después de tomar unas pocas, Rubén se recostó contra las almohadas, tan cansado como había estado antes de llegar Valeria.
-Oye…- dijo la chica poniéndose un suéter grande para ella- estaba pensando, dijiste que recordaste la escuela, ¿Te acordaste del día que te presente a las santas?- Rubén casi sonrió.
-Quiero olvidarlo, a toda costa-
-No son tan malas como crees, pero… no quiero discutir sobre eso- agregó viendo que Rubén estaba listo para discutir- yo sólo lo recordaba, nunca olvidare como molesté a Cata por decir que tu eras lindo-

-Tranquilo- susurró Valeria- estas yendo conmigo, no te harán nada…-
-Puedo ir cuando ellas me inviten, Val, no quiero…- Rubén sinceramente estaba temblando.
-¿Tienes 15 o 5? Son muy buenas, además sólo estaremos unos minutos, papá quiere que cenes hoy con nosotros, llegó mi primo Marcelo de España y dice que se llevarán muy bien…-
-No le pedí permiso a mi papá…-
-¿Y?, ¿qué podrá hacer una vez que ya hayas hecho eso?-
-¿Despellejarme vivo? Tú sabes como es él, Val y además, no quiero estar cerca de Catarina- Valeria sonrió.
-Te prometo que no haré ningún comentario sobre eso…-
-¿Oh, sí? ¿Cómo me lo juraste en el recreo de hace dos semanas? Yo me voy a mi casa…- intentó caminar lejos de ella, pero Valeria lo detuvo y obligó a caminar en dirección contraria.
-Por favor, Ruby…- rogó- les dije que te llevaría hoy, además así, dejarás de escaparte cuando yo estoy con ellas…-
-¿Crees que algún día me quedaría con las cinco? Ni loco, escuché y entendí muy bien lo que Gracie dice de ellas, me contó cómo se portan con los que no les agradan y eso te incluye, Val-vaje-
-Graciela Cox es una llorona- dijo la chica seriamente- además, es precisamente por eso que debes conocerlas, así no necesitas que nadie te diga nada…-
-¿Y si no les agrado?-
-Imposible, eres mi amigo y ellas no te harían nada, además, Cata nos mataría si te lasti… disculpa, me callaré, te juro que me callaré…- dijo cuando Rubén volvía alejarse de ella.
-¿Qué tanto quieres que las conozca? Son tus amigas igual ¿no?-
-Pero tú eres mi amigo también y odio tener que separar mis días de las semana para estar con todos- Rubén se acercó resignado y Valeria lanzó un gritito de alegría y lo llevó a la casa de Teresa.
-¿Teresa es la que tiene rastas?-
-Sí, pero nunca la llames así, Maria es la del cabello rojo, a Cata la conoces bien, y Clara es la alta… ¿listo?-
-No-
-Pues que pena- entraron en la casa aprisa y sin tocar, puesto que Valeria tenía la llave.
-Hola- grito la chica, y sus cuatro amigas entraron en el pasillo
-Eh, Valvaje, viniste con el chico Alcara, mucho gusto- dijo Clara burlonamente extendiéndole la mano con una reverencia.
-Déjalo en paz, Clarita-
-Sí, Clara, ¿no sabes que estos chicos no se les saluda así?- aclaró María, se puso firme y saludo como militar- Señor, sí, señor- Rubén miro agonizantemente a Valeria, y ella le hizo un gesto vago.
-Ya basta, ¿No hay comida? Muero de hambre…- dijo sujetando el brazo de Rubén y llevándolo al interior de la casa, caminó alejándose de las demás. María, Teresa, Clara y Catarina fueron detrás de ellos, sonriendo ampliamente.
-Así que, Rubén…- dijo Teresa viéndolo con los brazos cruzados -¿De dónde es tu apellido? Val, no nos ha dicho nunca mucho de ti…-
-Mi abuelo era de Colombia- dijo Rubén avergonzado.
-Un colombianito ¿qué te parece Cata?- todas se rieron, incluyendo a Valeria. Rubén la miró ceñudo.
-Eres todo un niño bueno ¿a qué sí?-dijo Clara sentándose frente a Valeria que comía un durazno- ¿por qué no dices nada?-
-No tengo nada que decir- se defendió Rubén temblando.
-Que no te asuste que no hable, Clamor- dijo María, que era precisamente la que más miedo le daba a Rubén- lo vi hablando con esa pecosa berrinchuda de Gracie Cox y antes con ese par de bebes de Joan y Marcelo Bardes- las sonrisas de todas se habían desvanecido. Cuando Rubén vio a Valeria, ella miraba a las demás atentamente.
-¿Qué te dijo esa tonta de Graciela?- dijo Cata mientras que pasaba una bandeja de refrescos.
-Nada interesante de seguro- dijo Valeria inclinándose a tomar un refresco primero y aprovechando de mirar a Rubén con advertencia.
-Déjalo hablar, Val-vaje- dijo Teresa tomando un vaso ella misma- toma uno- le dijo a Rubén, él levantó el que tenía más cerca y comenzó a beber casi de inmediato, por los nervios. Lo último que Rubén recordaba era que Valeria lo veía con unos ojos cargados de lágrimas. Después sentía un dolor muy agudo en la espalda. Era su padre despertándolo de una patada en la calzada delante de su casa.
-Un maldito desperdicio de aire… ¿qué carajos te enseño si no es integridad, asquerosa bolsa de huesos…? - Los gritos continuaban resonando en su cabeza aunque sin sentido. Le dolían los golpes de su padre, pero no entendía que había pasado.

-Rubén, ¿qué te ha pasado?- dijo un compañero suyo, Rodrigo. Se sentaba delante de él.
-Me caí del auto, la chapa estaba mal y la puerta se abrió en una curva…- dijo haciendo un gesto al tocarse la mejilla.
-Más parece que el auto te pasó encima…-
-No, sólo rodé…-
-¡Rubén! Dios mío ¿Qué te ha pasado? – Gracie se le acercó preocupada, se acercó más a él y susurró- ¿Fueron las Santas? Creo que nos vieron hablando el otro día…- La llegada de Valeria les cortó la charla. Rodrigo y Gracie la miraron con asco y cada uno se alejó de allí.
-Rubén, vamos- dijo Rodrigo esperando que él lo siguiera.
-No, Rodrigo, no puedo caminar…-
-¿Y si te ayudo…?-
-Quiero hablar contigo…- dijo Valeria de repente.
- Rodrigo ayúdale…- dijo Gracie.
-Rubén, por favor…-
-Gracias, chicos, iré con ustedes en el recreo- dijo Rubén molesto. Rodrigo y Gracie se quedaron en la puerta, pero Valeria no pudo decirles nada porque la señorita Bunge llegó.
-Entren, ¿A dónde estaban yendo?- la mujer camino hasta el frente de la clase y los miró seriamente- Lamento tener que darles una mala noticia, dos de sus compañeros… ¡Dios mío!- grito al ver la cara de Rubén- Alcara ¿Qué le ha pasado? ¿Lo golpeó alguien? ¿Lo golpeó su papá?-
-¡No! ¡Me caí!-
-Nadie se cae y se hace todo eso, señorita Parra, ayúdelo a pararse, vamos ahora mismo a la enfermería, señor Mendoza, ¿Podría avisarle al director?-
-¡No quiero ir a ningún lugar!-
-Vamos, Ruby…- le susurró Valeria.
-Suéltame, asquerosa perra traidora de mierda- le dijo alejando su brazo de ella. Valeria se compró su perdón con un sollozo delante toda la clase. Incluso la señorita Bunge se quedó sorprendida vigilándola, como para ver que no había confundido una risa con un llanto.
-Se...señor Alcara, cuidará su lenguaje en mi clase- dijo la señorita Bunge recobrándose. Luego le hizo un gesto a Valeria que seguía llorando en silencio para que lo llevara de todos modos. Esta vez, Rubén si permitió que lo ayudara.
-No soy una perra traidora- sollozó ni bien dejaron el curso, mientras que Rodrigo Mendoza los adelantaba para ir con el director- Te juro que no sabía que le habían puesto de nuestra “papa”, te desmoronaste tan rápido y comenzaste a hablar tonterías…- De repente Rubén entendió lo que la señorita Bunge iba a comunicarle a la clase, y se tropezó.
-¿Por qué no vinieron Marcelo y Joan?- le preguntó seriamente.
-No lo sé, cuando te subieron al auto yo estaba peleándome con María por haberte drogado, están re-enojadas conmigo…-
-¿Crees que les hayan hecho algo malo?- Valeria seguía llorando.
-Es lo más seguro- murmuró, luego viéndole la cara lanzo un gemido- Tu papá es un animal, pero, supongo que ahora llamarán a derechos del n….-
-Tú no dirás que fue mi papá, me caí-de-un-auto ¿de acuerdo?- le dijo amenazadoramente.
-Ruby, no es la primera vez…-
-Me-caí-de-un-auto- repitió más molesto. Valeria que seguía llorando, asintió y lo ayudó a seguir caminando.



Capítulo 2
Martes

-¿Ruby?-
-Me caí del auto…- Valeria lo miró sonriendo.
-No, tarado, ya está listo el desayuno, ven, te ayudo a subirte a la silla-
-¿Desayuno? ¿Tanto dormí?- preguntó sentándose.
-No fue tanto, estuvimos hablando hasta eso de las 10 de la noche, después te venció el sueño- informó Valeria mientras acercaba un abrigo- párate, y necesitas una ducha, pero te bañarás después de desayunar, los hot-cakes me salieron ricos, para variar…- Cuando estuvo sentado en la silla y adecuadamente abrigado, Valeria continuó hablando.
-Hace un rato llamó Alejandra, quería hablar contigo, pero le dije que estabas durmiendo apenas y que no valía la pena molestarte, se enojó conmigo, me amenazó con volver antes…- Rubén se rió.
-¿No qué tenía que ser más comprensivo con ella? –
-Tú sí, yo no estoy casada con ella- se rieron hasta que llegaron al borde de las gradas donde Valeria había colocado dos largas maderas.
-Usa el motor de la silla para bajar, debe ser divertido, lo intentaré yo después…- dijo sonriendo, y fue divertido. El viento soplándole en la cara lo animó mucho.
- Huele bien- dijo cuando Valeria lo alcanzaba- ¿Cuándo aprendiste a cocinar?-
-Esta misma mañana…- señaló un libro abierto sobre el mesón de la cocina- Es divertido hacer esa clase de tonterías- una vez que lo acercó a la mesa, se dejó caer en una silla exhausta, Rubén casi había olvidado que ella también esta enferma.
-¿Y…? ¿Le contaste a Adriana de tu enfermedad?- Valeria se rió sin ninguna gracia.
-¿Para que se lo dijera a Alejandra y ya no tuviese que venir?- negó pesadamente- Tú eres el único que lo sabe…-
-Gracias…-
-No eres el ombligo del mundo, Ruby- dijo vagamente comenzando a comer.
-¿Qué pasó?- quiso saber Rubén de inmediato. Valeria dejó su taza de café con fuerza contra la mesa de vidrio. Él creyó que la había hecho enojar, pero era simplemente que Valeria estaba llorando. Era alrededor de la tercera o cuarta vez que Rubén la veía llorar, de más treinta años de conocerla- Olvídalo ¿Quieres?- dijo comenzando a comer- Esto está de verdad rico…- Valeria lo miró con una sonrisa lastimera, aún con las lágrimas recorriendo sus mejillas ahuecadas.
-Yo quisiera olvidarlo, eso sí quisiera olvidarlo, pero es que ni siquiera sé que tengo que olvidar, para serte franca, no sé… ya no sé nada… incluso creo que ya lo he olvidado- sus ojos se secaron en cuanto ella sacudió la cabeza y en su lugar apareció un rojo intenso.
-Podía haber sido peor…- dijo Rubén intentando animarla- podía…. Haber sido…. sida- Valeria sonrió a duras penas.
-Me asombró no tenerlo la verdad…- luego volvió a sonrojarse vivamente- No pienses que soy una… no lo soy, pero es que… un tiempo perdí todo control de mi vida-
-Ya me pareció- dijo Rubén muy incómodo.
-Por eso no fui a tu matrimonio…- dijo con una voz soñadora- ni te escribí de vuelta esa navidad y regalé esas rosas que me mandaste por Carmen…- otra vez estaba llorando- es que eras mi amigo no famoso- Rubén intentó calmarla.
-Y sigo siendo el amigo no famoso- le sonrió, pero Valeria lo miro muy seriamente por detrás de sus lágrimas.
-Odiaré a Charles Grasso por el resto de mi vida… no sé cómo dejé que me manejara de ese modo-
-Val-vaje, me estás decepcionando, ¿Mi val-vaje domada? Hazme un favor y cambiemos de tema-
-Lo siento-
-Ay, pues debes sentirlo aún más, tengo un pedazo de cáscara de huevo clavada en el cachete…- Valeria le sonrió y se paró para lavarse la cara. Rubén la miró marcharse más incómodo que nunca. Recordaba quien era Charles Grasso, era un hombre de una agencia de actores, él había visto a Valeria en la universidad.

-¡Ruby! ¡Tengo un contrato!, ¡Charlie me firmó el contrato!- dijo Valeria a gritos entrando apresurada a la biblioteca donde todos la miraban escandalizados. Abrazó a Rubén radiante- espera a que mis padres vean esto, ellos que siempre me decían que tenía que ser cualquier cosa menos actriz-
-Pero tus papás son artistas…-
-Por eso mismo, ¿Vamos a celebrar?-
-No nos queda de otra, allá viene la vieja Dorotea a echarnos por el escándalo que has armado…- salieron apresurados, ganándole el paso a la anciana bibliotecaria y ya en el campus Valeria volvió a dar brincos y bailar.
-¿Quién te firmó el contrato?- preguntó Rubén sonriente.
-Charles Grasso- dijo la chica, encajándole una hoja debajo de la nariz- es ese viejo de los lentes que venía verme en las obras de la facultad, dice que tengo talento y además que soy muy bonita…-
-Por lo menos no te mintió en el primero- dijo Rubén consiguiendo que la chica le golpeara el brazo.- Dice que él será tu representante de aquí en adelante- dijo leyendo la hoja que le había mostrado con el ceño fruncido-Val, ¿No será sólo un viejo verde?- La chica le arrebató el papel enfadada.
-¿No puedes simplemente alegrarte?- dijo ya sin sonreír- todos los del elenco se mueren de envidia, pero aceptan que me lo merezco y tú dices que solo lo conseguí por ser bonita… ¿Crees que me acosté con él o algo?-
-¡No!- dijo Rubén alarmado- claro que no, es que… me sorprendió… disculpa-
-Ya deja de balbucear, mira, mi primera entrevista de trabajo es el viernes, ¡Pasado mañana! Estoy tan feliz, hasta podría besarte y eso es algo que no hago ni de borracha…-
-Y nunca tendrás que hacerlo….- dijo una voz detrás de ellos. Ambos se voltearon, Estefanía, la novia de Rubén los miraba enfadada- Teníamos que vernos en la biblioteca hace 15 minutos….- dijo cruzando los brazos, Rubén resopló.
-Oh si, lo olvidé Fanny, estaba con Val y ella…-
-Siempre estás con Val- dijo de modo despectivo.
-Bueno, supongo que tiene derecho- dijo Valeria mirándolo enojada- yo me voy, Ruby, nos…-
-¡¿Ruby?!- preguntó Estefanía aún más molesta- Tú no dejas que yo te ponga apodos…- reclamó irritada.
-Fanny…-
-Al cuerno con esto, quédate con tu putita de teatro si es lo que tanto te gusta- antes de que Rubén la pudiera parar, Valeria había recordado algunos hábitos de de las Santas y le dio un golpe tan duro con la mano que Estefanía se quedó tirada en el suelo.

-Listo- dijo la demacrada Valeria al volver a la cocina- disculpa- Rubén decidió no escucharla.
-La cocina no ha cambiado nada en estas dos últimas semanas- dijo tratando de cambiar de tema- no ha cambiado en absoluto desde que nos mudamos aquí- La chica sonrió con malicia.
-¿Cuánto te dijo el doctor que te quedaba?- aunque la pregunta era macabra, Rubén se obligó a responder, ella había respondido sobre su enfermedad.
-Meses o menos- la sonrisa de Valeria se amplió.
-¿Quieres remodelar?- preguntó alargándole la canasta de huevos. Rubén la miro sorprendido y muy tentado de aceptarlo sujetó un huevo, pero con un suspiro lo dejó a un lado. - ¿Qué te pasa?- preguntó asombrada, mientras que Rubén contemplaba atontado al huevo en la mesa.
-Es… sólo… y…yo…- no dijo nada. Valeria no lo presionó. Continuaron comiendo en silencio hasta que sonó el teléfono. La mujer saltó en sus pies aprisa, y lo trajo hacia Rubén.
-Debe ser Alejandra- dijo en un susurro burlón. Rubén gruñó, pero contestó. Sí era Alejandra.
-Sí….- dijo Rubén sonrojándose- estoy bien…, Ale… Ale… ¡Ale! ¡Estoy bien! Val está aquí conmigo, no te preocupes….- luego sonrió viendo a Valeria por sobre la comida.- Ah, bueno, querida, no, tú estás mucho más bonita, si la vieras… ha engordado y está toda arrugada por todo ese maquillaje que se ponía….- Valeria le lanzó un pedazo de Hot-cake.
-Cuidado, Ruby…- lo amenazó. El otro se rió. Pero de repente se puso serio.
-Ale, no… ya lo discutimos… Ale… Alejandra…- cada vez su rostro se ensombrecía aún más- Alejandra, ya no lo haré…- gruñó poniéndose violeta.
-¿Qué?- susurró Valeria- ¿Qué quiere que hagas?- Rubén tapó el micrófono del auricular y le dijo en susurros también.
-Quiere que intentemos con otro doctor, ha estado buscando otros especialistas…como si no bastara el doctor Martínez- Valeria le arrebató la auricular, enfadada y le dijo a Alejandra:
-Hola, soy yo- dijo molesta- sí, sé que no nos hemos visto en años y no importa lo que te haya dicho Rubén, no estoy gorda…- luego su voz se volvió amenazadora- si quieres torturar algo, mírate al espejo durante media hora, pero deja a Rubén en paz ¿Qué no entiendes que esto ya es demasiado para él, anoréxica estúpida?- luego volvió a pasarle el auricular a Rubén que la miraba consternado.
-¿Ale?...- dijo sin apartar la vista de su amiga- cálmate, por favor… Ale…cálmate… ¡Ale! ¡Me estás provocando un dolor de cabeza!- la chica en la mesa lanzó una carcajada. Rubén la regañó con la mirada- no… querida, sabes como es Valeria, ella… ella no quería… bueno, tal vez sí quería, no te preocupes… ¡No!- dijo tan de repente que Valeria tiró su tenedor del susto.
-¿Qué?- preguntó exaltada. Rubén no le prestó atención.
-No es que no te quiera aquí, Ale, pero es tú trabajo, ya has pasado muchas cosas conmigo, que seas una desempleada por mi culpa… no podría soportarlo…-Valeria hizo el sonido de vomitar mientras que Rubén le daba la espalda- esta bien, no, Adriana no ha llamado, te preocupas demasiado… sí, cualquier cosa te llamo, de hecho me siento muy bien, sí… estoy en la cocina…- después de eso, casi tiró el auricular por el sobresalto. La voz de Alejandra llenó la cocina como si estuviese gritando desde las gradas.
- ¿¡¡¡EN LA COCINA!!!? ¡¿QUÉ DIABLOS ESTÁ PENSANDO ESA LOCA DE VALERIA?! TÚ NO DEBES SALIR DE TU CUARTO, EL DOCTOR MARTÍNEZ DIJO QUE TENÍAS QUE ESTAR EN COMPLETO REPOSO, PASAME CON LA ASQUEROSA PERRA DESCUIDADA, VOLVERÉ EN ESTE MISMO MOMENTO, RUBÉN ERES UN TONTO, ¡¿¿CÓMO ACCEDISTE A SALIR??! TÚ SABES COMO ME PONE ESTO, ERES UN DESCONCIDERADO, VAS A MATARME… ¡VUELVO AHORA MISMO…!- cuando pudo colocarlo a su oído de nuevo, comenzó a excusarse repetidas veces, diciendo una y otra vez que estaba muy bien, y que él había convencido a Valeria de que lo ayudase a bajar. La mujer, por su parte, se reía ruidosamente al otro lado de la mesa con un cinismo tan clásico en ella, que Rubén casi creyó verla de 14 años de nuevo.
-Cuélgale ya- dijo a los quince minutos, cuando Rubén ya había logrado calmar a su esposa- se enfría la comida- después de una furiosa mirada el otro se despidió de su mujer y colgó mirándola un poco enfadado.
-¿Qué rayos te pasa?- le preguntó cejijunto.
-¿Qué rayos te pasa a ti?-preguntó Valeria sonriendo- déjame recordar… ah sí, cuando llegué dijiste: “Estaba pensando en el divorcio hace como 9 años y medio…”- Rubén se sonrojó.
-Lo sigo pensando, pero eso no significa que no la quiero- Valeria puso los ojos en blanco. A Rubén le llegó de repente, la imagen de Valeria haciendo ese mismo gesto hace unos 20 años, estaba mucho más bonita, y mucho más malhumorada.

-Eres un tarado, deja ya de lloriquear- dijo dándole un golpecito a su hombro.
-Ay, tu no entiendes- le dijo Rubén que lloraba debajo del escritorio de trabajo en la universidad.
-Sí entiendo y por eso eres un tonto, no valía tanto, además tiene celulitis y sé que se operó la nariz- trató de consolarlo.
-Lo dices porque eres chica…- ella otra vez puso sus grandes ojos en blanco.
-¿Y eso no me capacita más? Tranquilo Rub, ella no te merecía… ni es tan linda- sólo le respondió un sollozo- ¡mierda, Rubén! Saca tu afeminado trasero de bebé de ahí y vamos a divertirnos a algún otro lugar, ¡Ahora!- demandó.
-Gracias por la ayuda Val-vaje- le reprochó el chico- Puedes haber cambiado tu apariencia pero sigues igualita a cuando estabas con las Santas, igual de salvaje…ya sabes como dicen: “no importa cuando maquillaje le pongas a un puerco, eso no lo hará una dama”- Valeria le dio un puntapié.
-No comiences a reprocharme, te dije mil veces que no he vuelto a hablar con ellas este año- le dijo groseramente.
-Intenta engañar a otro desgraciado, sé que estabas con Teresa en la fiesta de navidad- otro puntapié. Rubén sujetó el pie esta vez y la hizo caer de la silla.
-¿Qué rayos estás haciendo, cabezón?- dijo frotándose la cadera. Pero una vez en el suelo le vio a la cara y suspiró. Gateó hasta estar a su lado, sé sentó cerca de él, y le frotó la rodilla- ¿Sabes? No te veía esa cara de cachorrito perdido desde el colegio, esas veces en las que tu papá te golpeaba…- Rubén apartó su mano de un golpe.
-¡Qué mierdaza, vete!- le gruñó haciéndose un ovillo más pequeño. Luego sintió que Valeria resoplaba abandonando la violencia. Se había acercado más y se había apoyado en su espalda acariciando el brazo de él, mientras decía.
-Sarah Encinas no es tan bonita, además sé que Estefanía Cabrera está interesada en ti y ella es muy popular…- Rubén, ya sin enojo, sujetó la mano que acariciaba su brazo y suspiró. Sólo recordaba haberse quedado dormido debajo del escritorio.

-¿Sigues vivo?- preguntó cruelmente la Valeria del presente. Rubén asintió.
-Sí, sólo es que tenerte aquí me trae muchos recuerdos a la cabeza…- la chica sonrió.
-A mi también, ¿Recuerdas esa noche de las fogatas en el bachillerato? Nunca olvidaré la cara de la babosa de Gracie Cox….- puso un gesto de suma satisfacción.
-Tú siempre me hacías romper con mis novias- reprochó Rubén divertido.
- Y siempre te conseguía una nueva, ¿Recuerdas a Sarah Encinas?-
-Justamente pensaba en esa vez, cuando nos dormimos debajo del escritorio…-
-¡Ah! Cierto…, Recuerdo que Malcom creyó que habíamos tenido relaciones y nos acusó con tu decano…- los dos se rieron. Valeria frunció el ceño- ¿Ahora sí me contarás lo que pasó con Alejandra? Para ser sincera, fue la primera chica que salió contigo a la que no conocí…-
-Sí- dijo Rubén menos contento- quizás por eso me casé con ella- Valeria hizo el sonido de un gato enfadado.
- Las chicas que te elegía eran muy lindas- Rubén se rió con una picardía en sus ojos que no había aparecido hace años.
-Y de lo más amables- añadió irónicamente- sólo recuerda como es que Gracie rompió conmigo-Valeria lanzó una carcajada nuevamente.
-Sí, pero Cox siempre fue una pecosa llorona…era tu primera novia, debíamos investigar- Rubén gruñó continuando su comida.
-Pobre Gracie, creo que nunca te olvidará Val-vaje- Ella asintió.
-Y yo nunca olvidaré su horrible cara pecosa- Rubén se rió levemente.
-Yo también la recordaré por siempre, dicen que nunca olvidas a la primera novia- Valeria estalló en risas.
-¿Estabas enamorado de esa llorona?- Rubén se sonrojó con la boca llena.
-Era mi primera novia, tenía 16 años…- Valeria se rió, pero Rubén continuó comiendo en silencio.
-Anda, cuéntame sobre Alejandra, no crees que me iré de aquí sin saber nada de eso…- Valeria lo miró con ansias y Rubén se dio cuenta que no importara lo que hiciera, no podría salir de esa.
-Alejandra siempre iba a tomar café al Classic, ¿lo recuerdas?- Valeria le sonrió.
-¿Cómo olvidarlo? El Classic fue toda nuestra vida en la universidad…- suspiró- ¿Seguías yendo ahí cuando yo me fui?- Rubén sonrió.
-Tienen un excelente capuchino- compartieron una mirada cansada y Valeria le sonrió como sólo él había visto que era capaz. Era una sonrisa que sacaba el alma. Rubén podía entender esa melancolía, el Classic era su café. Para disimular, Valeria siguió comiendo un poco del plato de él- un día no habían mesas cuando yo llegué, entonces… pues… me senté con ella- Valeria ahogó una risita, pero le pidió que siguiera, Rubén no lo hizo.
-¿Ahora qué?- preguntó.
-¿De qué te ríes?- demandó él.
-Oh, eres peor que una madre con menopausia- Rubén continuó en silencio- es sólo que me imaginaba lo nervioso que debiste estar, te conozco lo suficiente como para decir que tú no eres de aquellos que precisamente buscan a las chicas…- Rubén de repente se rió.
-No, Alejandra me invitó a sentarme- los dos carcajearon un minuto, y luego, Valeria le pidió que continuara-No hay mucho que contar desde ahí- murmuró Rubén.
-¿Cómo que no? ¿Cómo acabaste casado con ella?-
-Pues le pedí matrimonio, me dijo que sí…- Valeria le golpeó por sobre la mesa.
-No te hagas la burla…- Rubén se rió y continuó contando.
-Nos volvimos a ver en el café durante un mes, todas las noches. Le invité a salir, lo repetimos otro mes, comenzamos seriamente por abril… creo, no estoy seguro si fue en abril o mayo, para junio ya vivíamos juntos y en julio, ya estábamos comprometidos, nos casamos en agosto…- Valeria le miró con las cejas levantadas.
-¿Así? ¿Por qué te animaste a pedirle que se case contigo? ¿O eso también lo hizo ella?- fue el turno de Rubén de golpear.
-Lo hice yo, sólo estábamos despertándonos una mañana y me gustó… me gustó muchísimo como se sentía despertarse con ella… así que se lo pedí, no tuve que esperar si quiera, me dijo que sí inmediatamente- su amiga no dijo nada -¿No vas a comentar nada?- cuando Valeria levantó la vista, notó que estaba frunciendo los labios, molesta.
- ¿Qué? ¿Te decepcionó mi historia?- la mujer asintió.
-Mucho, esperaba que hubiese sido emocionante, quería que fuera… no lo sé, romántico… quería que alguno de los dos haya tenido suerte en ese aspecto- Rubén volvió a carcajearse.
-¿Ah, sí?- dijo sin poder contenerse- Pensé que tú eras la de los cuentos de hadas… ¿No saliste con puros actores? Ah, no, hubo un cantante y un jugador de fútbol… ¿Qué tal ellos?- Valeria le sacó la lengua.
-Irritantes narcisos que sólo pensaban en peinarse y en sexo-
-Mucha más información de la que quería- dijo Rubén haciendo un gesto- entonces, ¿No te llevaste bien con ninguno?- Valeria volvió a ponerse triste.
-¿Cómo hubiera podido? Todos eran elegidos por Grasso y todos me veían como un nuevo automóvil, el auto más moderno- Rubén quiso ver la situación de su lado gracioso.
-Mira al menos todos eran muy apuestos- Valeria le sonrió.
-No si los veías a las seis de la mañana- compartieron unas risitas suaves.
-¿Llegaste a algo serio con alguno?- Valeria negó.
-Nada serio, te lo aseguro, a más de la mitad los odié más que a Grasso…- el hombre sonrió.
-Tuvo que haber habido un lado bueno en todo eso- Valeria se rió sin gracia.
-Para nada, fue una jaula en la que yo sola me metí, aseguré el cerrojo y lancé la llave… cuando era más joven… pensaba que al menos el dinero… la ropa…. Actuar… sí… pero después ya no… hasta lo hermoso que era actuar, lo volvieron asqueroso, me sentí senda puta… detrás y delante del telón- Rubén la vigiló con la lengua entre los dientes, aún sin decir nada- no tuvo nada de bueno, no… es por eso que me alegró descubrir que estaba enferma- Rubén sacudió su cabeza espantado.
-¿Te alegró?-
-Claro, fue la única manera en la que Charles Grasso me dejó renunciar-
-¿Emh… tienes dinero?- le preguntó dudoso.
-Muy a mi pesar, sí… pero está en una cuenta de la cuál no quiero saber, la creó Charles, aunque sólo yo sé la contraseña, pero sé que él estará revoloteando por ahí como murciélago…- Rubén suspiró.
-Entonces ¿No quieres volver a acercarte a Grasso?- ese hombre nunca le había gustado.
-Tengo la impresión que ni bien lo haga encontrará otra forma de producir dinero conmigo… quizás campañas hospitalarias- ambos se rieron unos segundos. Después, a Rubén se le ocurrió decirle:
-¿Cuánto tiempo tienes tú?- la pregunta se le salió antes de que pudiera detenerla.
- ¿Tiempo? ¿Te refieres hasta que se me pare el corazón o hasta que me quede ciega, inválida o sólo hasta que lo olvide todo?- murmuró la chica suavemente, con un tono tembloroso en su voz. Rubén volvió a resoplar.
¿Por qué nunca podía estar completamente bien con Valeria? Sólo una vez en su vida lo había sido, completamente feliz. Tenían 18 años, y fueron juntos al viaje de promoción. Sin padres, sin Santas, aún sin Charles Grasso… habían sido los mejores 4 días de toda su vida.

-¡Date prisa!- le gritó ella desde las gradas del rellano del hotel- ¡Eres peor que chica!- Rubén bajó de un saltó.
-¿Cómo me veo?- le dijo. Ella se veía muy bonita, más de lo que normalmente era.
-Preciosa, ¿y yo?-
-Como un oso de peluche- se rieron- ¿Nos vamos?- iban juntos al baile. Valeria era hermosa, pero ningún chico se fijaba en ella porque pertenecía al grupo de las santas y porque, por lo general, era mala con cualquier otro ser humano que no fuera Rubén.
-Te vas a congelar y ni pienses que te daré mi abrigo- le dijo él mientras esperaban el taxi y una brisa los había sacudido.
-Me conseguiré otro abrigo, no te preocupes- le había dicho ella cínicamente.
-Claro, te arreglas para aprovecharte de algunos tontos, pero esos no serán tontos de nuestro colegio. Nadie le dará su abrigo a Val-vaje, pensarán que se los puede regresar con una bomba- ella simplemente se había reído.
-Ya verás, te prometo que no gastaremos un centavo-
-Tú no lo harás, si yo tengo suerte, alguna cínica como tú me exprimirá el dinero a mí-
-No hay cínicas tan lindas, pero verás… si es que encuentro uno de verdad tonto, habrá para los dos- el taxi llegó, se subieron y miraron hacia atrás, al resto de sus compañeros mirándose horrorizados.
-¡Mira a Cox, no se la puede creer!- se regocijó Valeria.
-¿Por qué tanta bronca con Gracie?-
-Porque fue tu primera novia- le había respondido Valeria inmediatamente- y yo soy muy celosa ¿Sabes que hasta ahora me remuerde que hayas salido con ella?-
-Estas demente, Val-
-Quizás, y ¿qué? Hoy tenemos que divertirnos, ¿Qué te parece si le ponemos polvo de pimienta al borde de lo inodoros?- Rubén se carcajeó.
-Puede ser… y le pasamos antes con vaselina, para que se les pegue…- los dos estallaron en risas mientras el conductor los miraba extrañado.
-No sé de quién habrás aprendido- le dijo ella regañándolo a broma.
-De Satanás en persona creo, aunque es mucho más lindo de lo que había imaginado-
-Mh… pienso que alguien está postulando para ser el tonto que me lo pagará todo…-
-Ah, no, ni loco, Val-vaje, tendrás que conseguirte otro torpe…-
-Oy, está bien, pero por favor, bailemos cerca de Cox y déjame besarte, ¿Sí? Se pondrá como loca-
-Mh… ¿Te lavaste los dientes hoy?-
-¡Eres un cerdo!-

-Ven, vamos- dijo Valeria en la cocina. Rubén despertó de golpe de su recuerdo y casi grito del susto de ver a la desmejorada Valeria del presente. Era un verdadero golpe, verla hermosa, joven y fresca como había estado en su viaje de promoción, con ese precioso brillo en el fondo de sus ojos oscuros, y verla pálida como muerto con el cabello gris- ¡Venga, que no estoy tan fea!- le dijo divertida ante su reacción.
-No si te pones a pensar que han pasado 30 años- dijo Rubén sin pensar.
-¿De qué?-
-Olvídalo…-
-Ayúdame… tienes que apoyar para pasar a la silla…-
Otra vez en su cuarto, Rubén se durmió rápidamente. Estaba muy cansado por su viaje a la cocina.

-Ruby- dijo la Valeria hermosa. Esa irremediable estrella del teatro y el cine que lo veía desde una alfombra roja, vestida con un traje de noche que le hacía parecer envuelta en un manto de cielo nocturno. Ella se había volteado hacia él y trataba de acercársele. De la nada apareció el horrible Grasso y le empujó del hombro para que siguiera adelante.
-¡Val!- gritó Rubén desde el grupo de fotógrafos en donde se había metido, pero no era el único gritando. Los demás le gritaban para que voltearan a su cámara. Ella no volvió a verlo.

-Nunca te gustaba hablarme en los estrenos- le dijo reprochadoramente ni bien ella entró en el cuarto.
-¿Qué?- dijo ella confusa, parándose a medio camino.
-Que siempre fui a tus estrenos y tú… sólo me saludaste las dos primeras veces…- ella resopló.
-Ese es un tema horroroso, ¿Podemos cambiarlo?- suplicó.
-Sólo dime, ¿Era culpa de Grasso?- ella asintió en silencio. Luego sonrió mostrando en su mano una bolsa de nachos con queso.
-¿Te gustan?-
-Siempre los he odiado-
-Pero ahora los comerás, porque yo te los estaré dando, ¿sí?- comenzaron a comer en silencio. Hasta que Valeria volvió a reírse.
-¿Recuerdas la primera vez que cenaste en mi casa?-
-¡Clásico! Casi tanto como la vez que le lanzaste la jarra a mi padre-
-¡Uy, de eso me había olvidado! Creo que bloqueé el recuerdo, ¿Qué pasó con tu padre? ¿Dónde está?-
-El cementerio general, sección B3, cuarta columna- se miraron serios durante unos segundos, luego se rieron.
-Era un tipo horrible- dijo ella abriendo otra bolsa de chips sin siquiera verlos, de hecho, parecía que ni siquiera estaba viendo el cuarto.
-Era mi padre- susurró Rubén mientras abría la boca al tostado que su amiga alargaba.
-No es que lo quisieras mucho ni que él te quisiera a ti. Te dije mil veces que te fueras conmigo…- él se encogió de hombros masticando.
-Creo que sí lo quería un poco- Valeria resopló llenando su propia boca con chips.
-Eso me ha gusto mucho de ti desde el principio. Eres de esos ilusos que siguen pensando en el lado bueno del mundo- Rubén la miró.
-¿Y tú? ¿Eres la parca? ¿El quinto jinete del apocalipsis?-Valeria se rió.
-Yo soy sólo una Val-vaje…- Rubén pensó unos segundos.
-La vida siempre había sido fácil para ti, Val- ella sacudió la cabeza de lado a lado, lentamente, como tratando de pensar.
-No era fácil, era divertida. Siempre me ha gustado hacer eso que no debía- dijo con la boca llena- soy una rebelde- dijo con tono de burla, fue el turno de Rubén de reír.
-Lo que no debías ¿ah? ¿Incluso ser mi amiga?- ella resopló.
-¿Por qué te gusta hablar de temas feos? Desde que he llegado no has dicho nada agradable- Rubén volvió a abrir la boca para el chip que le acercaba su amiga.
-Justo recordé la graduación- el informó masticando.
-Oh, si… el señor Rubén Alcara, segundo lugar de los más ñoños del colegio…- se mofó Valeria- adoré ese viaje- Rubén volvió a reír.
-¿Lo adoraste? ¿A pesar de que acabaron por odiarte todos los que te veían pasar?- ella asintió.
-Esa era la mejor parte… fue la primera vez en mi vida que no tuve que actuar o educada o malvada… Contigo siempre me sentí cómoda, más que con mis padres- él hizo un sonido divertido.
-¿Es eso un halago?- preguntó conmovido.
-Se podría decir, si consideras un halago ser un pelele manipulable- los dos estallaron a reír.
-Tengo sed…- dijo Valeria al terminar de comer- ¿Quieres una soda?- él negó.
-Yo sólo quiero dormir- Valeria se paró sonriendo.
-Yo de verdad sigo con hambre, me voy abajo a comer… tu duerme, vuelvo al rato- salió del cuarto caminando lentamente, como siempre.


-¡Tengo hambre!- aulló Valeria- ¡Despierta, despierta, despierta, despierta!- gritaba mientras saltaba en la cama de Rubén.
-Déjame dormir- exclamó el empujándola hacia fuera de la cama. Escuchó un golpe duro- Val- dijo parándose asustado- Oh, Val lo siento…- dijo mientras se incorporaba para ayudarla a pararse- ¡no quería patearte tan fuerte!- ella se rió y se arregló su largo cabello.
-Tengo hambre… -volvió a repetir- y no quiero ir a comer sola… es medio día… ¿Te levantas ya?- Rubén negó y volvió a meterse a su cama.
-No, tengo sueño… no importa que sea medio día, no hemos dormido ni seis horas… ve tú sola…- ella negó.
-Gracie Cox me mira siniestramente… no quiero ir sola- Rubén volvió a incorporarse.
-¡Eres Val-vaje! Hasta el director te tiene miedo... ¿Qué puede hacerte Gracie?-
-Contagiarme sus pecas…- Rubén accedió entre risas a ir con ella porque le había hecho reír.
Bajaron en el ascensor del hotel mientras charlaban sobre qué almorzar. Entonces Rubén comprendió porqué Valeria se sentía incómoda de caminar sola.
En la recepción estaba todo el curso parado, haciendo un semicírculo, mirándolo como si tuvieran alguna clase de peste. Gracie sobresalía del grupo por la cara enojada.
-¿Ves?- susurró Valeria mientras salía tranquilamente del ascensor, con una clase digna de una reina- ¿Querías mandarme sola al infierno, cobarde?- ofendido por la acusación de cobarde, Rubén salió del ascensor y alcanzó a Valeria para rodearle los hombros con un brazo y atraerla hacia él. Le susurró al oído:
-¿Crees que el mal humor se deba al escozor en el trasero?- fue el turno de Valeria de reír.
-Les debe escocer hasta muy adentro- y salieron a la luz del sol de la ciudad a donde habían ido por el viaje de promoción.
Ese era el último día de viaje y cuando llegaron al aeropuerto, fue lo último de la magia de esos cuatro días.
-Voy por los pases…- dijo Rubén mientras dejaba su maleta en el suelo para que Valeria las cuidara.
-Cómprame un café…- dijo ella alargándole un billete. Rubén lo sujetó y se fue. Cuando volvía escuchó los gritos alarmados de las personas.
-¡Dios mío, qué hacen!- gritaba una abuelita.
-¡Señoritas… señoritas!- decía el guardia del aeropuerto espantado.
-Parra… si no la suelta ahora no se graduará- estalló el director del colegio. Al escuchar el apellido, Rubén se abrió paso entre los espectadores. La escena era muy obvia, Gracie en el suelo llorando y con la nariz en una increíble hemorragia nasal y Valeria parada a su lado un poco agitada y con el cabello revuelto. Ella no tenía ni un rasguño.
-¡Val!- exclamó Rubén acercándose a donde ella estaba. Todos los demás se habían ido con Gracie que parecía estar gravemente herida- ¿Estás bien?- ella asintió.
-Sólo no me gustan las lloronas- dijo con asco, pasándole su maleta y cargando la suya.
-Pero… ¿qué sucedió?- exclamó él exaltado, siguiéndola lejos del bullicio.
-Ella comenzó…- dijo únicamente.
-¿Segura que estás bien?-
-¿Dónde está mi café?-

-¿Ahora si quieres ver la película?- Rubén se despertó con la voz de Valeria- Ay, perdón, pensé que estabas despierto… conseguí la primera versión del Grandes esperanzas- Le sonrió triunfante.
-No la había visto en años… ¡Dickens, el Dios de lo trágico!...- Valeria le sonrió con burla.
-Siempre he pensado que deberías llamarte Pip…- volvieron a reírse.
-¿La vemos?-
-Tendrás que bajar al salón…- Rubén asintió y le pidió que le acercara la silla de ruedas.
-Ya… te espero abajo, estaré haciendo palomitas de maíz…- urgió Valeria caminando delante de él mientras que Rubén dirigía la silla a la puerta. ¿Por qué no podía suceder algo así con las demás personas? ¿Por qué nadie más en el mundo se comportaba o pensaba como ellos dos?

-¿Dickens?- había dicho Fabiola la tercera novia de Rubén, a sus 17 años.
-Le gusta mucho a Val…- murmuró él, mientras buscaba una película.
-Pero ¿ Quién es ese? ¿En qué actúa?- Rubén estalló en risas.
-¡Es un escritor, Fabiola! Un escritor inglés…- ella chasqueó la lengua.
-¿Y por qué buscas en la sección de películas si es un escritor?- le regañó molesta. Rubén volvió a reírse.
-Todos sus libros se volvieron películas… además… me gustan las películas antiguas… no voy a pasarme el cumpleaños de Val viendo películas de vaqueros de nuevo…- Continuó buscando.
-¿Por qué no le haces una fiesta? Así no hacen algo tan aburrido como ver películas… ¡yo te puedo ayudar! Domingo es un excelente guitarrista… él podría poner la música… lo hacemos en mi casa ¡puede ser con un tema tétrico para que crean que es de Valeria!- Rubén le miró ceñudo- ¡Anímate… será divertido! Podemos usar el salón para bailar… y… podemos hacer algo así como… un tema de… ¡asesinos!- viendo la cara de Rubén negó- Está bien… podemos hacer un tema de alguna de esas películas de Dickens… aunque no creo que la idea se vaya volver muy popular…- Rubén se incorporó y la miró incómodo.
-No creo que sea tan buena idea…- ella se encogió de hombros.
-Pero yo no quiero pasar todo el día viendo películas… ¡Es viernes!- Rubén se estremeció y volvió a mirarla.
-No tienes por qué hacerlo- le dijo con cara de sufrimiento. Fabiola le miró interrogantemente- Valeria… bueno ya sabes… sólo se
Lmchat10 de febrero de 2014

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