Anoche estuve pensando en cómo llenar tanto sitio abierto. Es verano aquí en Chile y he pasado gran parte de mis vacaciones (uno de los dos meses que tenemos los profesores para descansar) en crear enlaces en la red, publicar por primera vez tanto texto dejado en el olvido durante tantos años y crear páginas y blogs para ponerlos al alcance de quien quiera leerlos, al fin. Finalmente he dejado unos pocos al alcance y los otros los he puesto a la venta, lo más razonablemente posible. No todo es arte en la vida, menos en esta. Me he inscrito en una serie de páginas, incluida esta, donde poner algunos escritos. El problema es que no puedo poner los mismos escritos en todas porque eso sería un círculo vicioso interminable; en cada página te dan opciones de poner un link con tus páginas preferidas y obviamente pones las tuyas, es decir, las otras páginas que has creado, y eso lleva al que las vea a sitios distintos, con tu nombre encima, si le pones, para acabar viendo el mismo material. El problema es que no soy asiduo a escribir sistemáticamente, como para llenar espacios. Sin embargo, dadas las circunstancias, y para que los visitantes no anden dando vuelta por páginas autorreferentes, con los mismos textos, voy a tener que dejar o crear textos distintos en estas diferentes páginas.
Cuando miraba internet de lejos y aún no lo tenía instalado en mi casa, me preguntaba cuál era el afán de algunos de crear tanta página en tanto sitio distinto sobre ellos mismos y sus creaciones u opiniones o fotos personales o lo que fuera. Ahora lo entiendo un poco. En mi caso no es que quiera, es que una página genial de literatura o de publicación te sugiere otra, entonces vas, la visitas y no resistes suscribirte porque algunas son francamente hermosas y hay que poner algo en ellas. Además, siempre son recomendadas por alguien que sabe de lo que habla, y te sirve para ampliar tu espectro de promoción y eso.
Por eso anoche estuve pensando sobre qué escribir para llenar tanto espacio, y decidí escribir todos esos monólogos mentales donde hablo o narro cosas para mí mismo, de todo lo que sé, lo que veo o lo que se me ocurre. Empezaré por el tema de mis lecturas, que es toda una aventura llena de mundos extraños, desde los catorce años hasta la fecha, tengo ya treinta y siete, frisando los treinta y ocho, así que háganse una idea. Claro, un tema autorreferente para variar, y bastante aburrido. ¿A quién le podría interesar conocer el camino de lector de un tipo cualquiera? Bueno, eso depende de cómo se cuente la historia, y creo que esta tiene lo suyo. Pero como la cosa va a ser algo extensa, ya esta introducción al tema lo está siendo, entonces decidí dividirla en algunos capítulos, si se les puede llamar así. Aquí inicia con esta explicación a modo de presentación, lo que venga luego, que venga, mientras el espacio quede bien llenado.
Recorramos el camino. De seguro tendremos coincidencias y tambièn separaciones: pero què otra cosa es la vida. La mayorìa de mis amigos son poetas muertos o son virtuales. Serà un placer conocer a tus amigos.
01/04/08 03:04
