Este curso ha sido muy duro y a la vez muy bueno para todos pero después de todo el esfuerzo, el empeño y las ganas puestas ya era hora de que se acabara. Hemos pasado las últimas semanas sin apenas dormir, estudiando, aguantando a los profesores diciéndote que no te habías esforzado lo suficiente. A toda esa presión hay que añadir que cada uno de nosotros en nuestra casa teníamos nuestros problemas, nuestros pensamientos, preocupaciones. No se si gracias a la presión, a las ganas de aprobar o a que, estas ultimas semanas la clase era por primera vez en todo el curso una clase unida; todos nos ayudábamos los unos a los otros sin acordarnos de nuestros problemas o rencillas. Por primera vez hemos podido sentir todos a la vez un poco de pena recordando nuestros comienzos por esos pasillos, antiguos compañeros, situaciones vividas en esas 4 paredes. Pensareis que es una tontería pero lo normal es que cuando estas a dos semanas de terminar el curso, con globales todos los días, la gente se vuelva egoísta, nerviosa, pero nosotros por el contrario nos hemos unido más que nunca es algo, en mi opinión, digno de admirar. Por desgracia es algo que ya no vamos a volver a vivir juntos; cada uno va a ir a una ciudad diferente, va a hacer una carrera diferente, pero esta mañana hemos sacado algo en conclusión: estas dos ultimas semanas van a ser inolvidables para nosotros y es algo que, como hemos dicho entre risas y lágrimas, podremos recordar en futuros reencuentros y cenas.
A parte de todos los conocimientos que he adquirido este año, también he aprendido a que a veces cuando menos te lo esperas y de quien menos te lo esperas recibes un gran apoyo.
