Vé, y búscala en perdidos parajes, en vertiginosas azoteas. Asciende por los edificios que se alzan ante tí y llamala a pleno pulmón. Puedes huír siguiendo sus huellas, no darás con ella. O esperar su llegada en aquella parada que desespera, no darás con ella. Intenta encontrarla en noches frías y mañanas calientes, en los ojos de la gente, en las calles o avenidas, en sonrisas distraídas. En cada dibujo pintado en la pared, en cada botella a la que acude tu sed. Puedes pedirla ayuda, ¿donde esta? No lo sé. Tan solo sé que ella habita en el fondo de mi pecho. Jamás he ido en su busca, pues se presenta sin anunciarse filtrandose por cada uno de los surcos de mi piel. Ella es la utopía de cada día. Ella es la quimera de tu voz. Es eso que guía la energía, de la mente al corazón. Y fluye de el órgano a la mano, con total descontrol, plasmando a través del lapizero toda pura sensación. Pero hay momentos de quebranto, en los que con guadañas siegas mis entrañas enterrando, silenciando sentimientos .
...Ese silencio que cuelga de mis muñecas y me impide seguir escribiendo...
