Las Tardes de Noviembre.
Y el mes más triste del año es cuando decido volver a escribir después de un buen puñado de años, pues no hay mejor manera de cobijarse de sus días fríos que arder escribiendo.
Noviembre será triste, pero es necesario, y si, tiene su propio encanto, su sol imprescindible ahora débil que se esconde antes de tiempo, las ganas de pintar todo de blanco, el deseo de calentarnos; en tus mantas, en tu cama, en tus manos, dentro ti.
Me asombran sus colores desafiantes, tienen algo de primavera con final triste. Cada hoja un arco iris, cada planta un mosaico enterrado en Pompeya, cada jardín el tratado de paz más melancólico de la historia, cada calle la paleta estampada de un pintor cansado& afuera sigue lloviendo y todo incita a refugiarme en ti.
Es inevitable echar de menos: los días largos, intensos y de colores, a los que volveremos, la magia del primer día de playa, andar descalzo sin miedo a nada, el calor que nos hace estar sudando todo el día, o nuestra terracita de verano sabor a cerveza fría y a tus pechos húmedos de mi saliva. Echo tantas cosas de menos, que las que hago de más ya no me parecen tan necesarias.
Y si, como todo en la vida, no hay blanco y negro sin su gris, no hay miércoles sin pensar en tu piso, de volar hacia ti, que hoy el día fue cansado y no hay mejor remedio que tus abrazos, ni hay mejor manera de volver a escribir tras tanto tiempo que salvando el mes más triste del año hablando de ti, que tendrá este mes que nunca se nos olvida& pues Noviembre no es tan triste si es contigo, como todas las cosas en mi vida.
I.
