El lado desconocido de la distancia, es no saber si te extrañan o te olvidan. Hay veces que pienso que la distancia me puso a prueba para comprobar la intensidad y honestidad de mis sentimientos dilectos. Tal vez fuimos demasiadas palabras bonitas para muy poco tiempo y nuestras miradas nos engañaron, nos hicieron creer que detrás de ellas había esas palabras bonitas, pero caímos en la trampa de la verdad sin darnos cuenta y al final nuestras miradas nos delataron. Es curioso como día a día nada cambia, pero cuando miras atrás todo es tan distinto, tan mundano que no me reconozco cuando miro al espejo. Sí, el pasado nos nostalgia, y muchas veces nos entristece. Creo que no hay el presente, todo lo que vemos son recuerdos y preguntas sin respuestas, sensaciones que van y vienen. No hacemos más que pensar y de tanto pensar olvidamos lo que es sentir. Aquel silencio tuyo, cada vez que lo encuentro es el único que contesta todas las preguntas del pensamiento, es el cómplice callado de tus palabras, pero no todo silencio es olvido, no toda distancia es ausencia, solo que no pude olvidarte, y si lo hice no fue lo suficiente. El olvido tiene buena memoria cuando quiere, así te perdí o a lo mejor nunca te tuve, pero siempre tengo en mi mente esa idea de que pude hacer algo más. Pero la vida sigue y ahora somos dos personas desconocidas con vidas distintas, como antes de mirarnos por primera vez.
