Se acabaron las vacaciones de navidad y había que volver a ese lugar que llamaban instituto, no tenía ganas de volver después de todo lo que me había pasado. En lo que se refería al tema de David no sabía cómo sobrellevarlo porque él quería algo más, y yo no sentía lo mismo que él, y eso me hacía sentir incómoda.
Fueron pasando los meses, y ya hacía mucho tiempo que no veía a mis amigos, tenía demasiados exámenes, ya junio estaba a la vuelta de la esquina, además estaba en cuarto de la E.S.O y la graduación pronto la tendría encima.
Llegó el día de la graduación, por la mañana estaba muy nerviosa porque me daba miedo tropezarme y hacer el ridículo delante de todo el mundo. Fui a la peluquería y me corté el pelo, la verdad es que yo no era una chica que me sacara mucho partido, no es que no me arreglara, pero siempre iba muy formal.
Fui a casa de mi abuela y le pedí a mi prima Cata que me maquillara. Cuando terminó fui a mi casa y mi madre se quedó sorprendida al verme:
-¿De verdad eres tú?
+Claro que sí mamá, soy yo, Emily
-¡Dios pero que guapa!
+Mamá no creo que sea para tanto
-Sí, si lo es, pareces una modelo
+Si mamá, lo que tu digas, eres una exagerada de verdad, soy yo, sigo siendo la misma chica de siempre
La verdad es que mi madre era una exagerada, yo nunca me he considerado guapa, la verdad siempre me he considerado una chica del montón
Todo salió de maravilla en la graduación, la verdad que todo el mundo se sorprendió al verme, me dijeron que estaba espectacular con mi nuevo cambio, yo no creía que fuese para tanto.
Pasaron unos días y ya lo estaba preparando todo para irme de viaje de fin de curso, a Paris, la ciudad de los enamorados, o eso dicen. Yo siempre he creído en el amor, en que hay una persona por ahí que es con la que compartirás toda tu vida, en que cuando dices “te amo” será para siempre y que esa persona será la que menos te esperes, siempre me ha gustado todo lo relacionado con temas del amor, puede sonar cursi, pero me hacía feliz eso de que dos personas se pudieran enamorar.
Regresé del viaje, me lo había pasado genial, pero ya echaba de menos a todos. Un día, como otro cualquiera, estaba en la calle, cuando de repente se me iluminaron los ojos, dije para mí misma: ¡Dios mío!, si, era David, no sé desde cuando, pero había pegado un cambio tremendo, estaba guapísimo, sentí algo en el estómago, pensé: ¿será eso que llaman “mariposas”?, no sé, estaba en un momento de alucinación, no sabía ni lo que hacer, me miró y me dijo:
-¡Emily!... Ya has vuelto
+Si, la verdad que os echaba de menos
-Sí, y nosotros a ti
+Hacia meses que no nos veíamos
-Es verdad, ya extrañaba verte
+ David estás guapísimo
-Gracias Emily; me dijo sorprendido
¡Dios que había dicho!, ¿cómo le podía haber dicho eso?, la verdad es que lo estaba, yo no era de esas chicas que miraban mucho el físico, me figaba mas en el interior, porque de que vale que sea guapo si después es un gilipollas, pero no sé, no sabía lo que estaba sintiendo en ese momento, ¿quizás era eso que llamaban amor?, no podía ser, era imposible.

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