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La Casa Abandonada

Frente a mi casa había una abandonada. Sus paredes se desconchaban, sus ventanas se caían y la puerta principal estaba comida en parte por la humedad de lluvia y el hambre de las termitas que habían encontrado en ella un suculento manjar de exquisita gastronomía.

Cada tarde me sentaba en las escaleras de la puerta de mi casa. Observaba los automóviles pasar, las personas, uno que otro perro callejero que se asustaba al notar la presencia de mi perra Rita, los vecinos que al verme me saludaban con mucho afecto. Una rutina que particularmente me agradaba. Pero la casa, siempre me llamaba la atención. Era de estilo colonial y debía de tener muchas habitaciones. No sabía quien era su dueño o si tal vez lo conocía. He vivido muchos años en esta casa y ningún vecino jamás me ha hecho mención de la abandonada de al frente.

Llegando de la bodega un día, abriendo el portón veo a un indigente caminando con mucha dificultad y que deteniéndose en la casa de al frente, empujó nuevamente con dificultad la puerta dañada y entró cerrándola luego de un suspiro y un montón de palabras en queja que no alcancé escuchar bien. Dejando las cosas que compré en la mesa de mi casa, me dispuse con curiosidad cruzar la calle y tocar la puerta de la otra. Tenía años viendo a esa casa y jamás vi persona que ni entrara ni saliera del lugar ni que me comentaran.

Cuando toqué la puerta nadie me abrió. Toqué varias veces y nada. Al final decidí entrar bajo mi propio riesgo y efectivamente, la casa, que en parte, su interior estaba vuelto escombros y no tenía techo era larga y tenía muchas habitaciones. Viendo donde pisaba por si me encontraba algún clavo o vidrio, llamaba con un ¿hola? por si alguien me escuchaba y respondiera. Cansado de no oír respuesta, fui a revisar cada habitación en la que en una de esas encontré al hombre que había visto entrar en ella dormido.

Traté de despertarlo pero no hacía caso a mi llamado. Cuando me dispuse irme de aquella habitación, escuché al hombre carraspear con queja diciéndome: ¡oye, espera! -. - ¿Ah?-. - ¿Quién eres tú, joven?-. Solo lo vi entrar hace un rato, y me preocupó que usted estuviera& -. - ¿Muerto?-. -¡Sí!-.  Aun no, ya ves. Viudo si-. - ¿Vive usted acá?-. - ¡Sí! Esta era la casa de mis padres. Aquí me crié-. - ¿Qué le paso que está usted así y su casa?-.  Quedé en la bancarrota, solo vivo de lo que me dan. El alcohol lamentablemente me atrapó, y aquí estoy. Solo le debo algo a alguien ¡toma!-. El anciano me alcanzó un sobre y me pidió que se lo entregara a una señora que vivía en la Casa Hogar donde vivía la última persona a quien él le debía algo. Cuando le pregunté quien era, solo me dijo: ¡Solo ve por favor, ayuda a este pobre anciano!

Cuando pregunté por la señora, y que le tenía un recado importante. Sin hacerme más pregunta me dijeron que pasara al Jardín. Pocos minutos después llegó una anciana de muchos años en sillas de rueda preguntándome quien era, y diciéndole que tenía un recado para ella le entregué el sobre. Cuando lo abrió, se puso a llorar y sonreía al mismo tiempo temblando y al verme luego me preguntó quién era yo. Después de contarle la historia, me dijo: Lee esto, hijo. No sé dónde lo sacaste, pero gracias y dile que lo perdono. Así decía la carta:

Agosto 23 del 1.948

Hija mía, si lees esta carta, perdóname por esconder tu muñeca. No era mi intención, pero debes portarte bien con tu Mamá. Recuerda que si no estoy, debes cuidar de ella. Hace mucho que no te veo, ella decidió alejarme de ti y sé que viven en esa casa de las tantas ventanas. No me atrevo acercarme a ustedes porque mi vicio no me lo permite, no quiero ser así. Solo recuerda que si te la escondí es para que sepas que siempre estoy a tu lado y observo como creces y como serás una gran mujer. Lamentablemente no puedo abrazarte aunque lo intento. Ojalá no sea tarde para que leas esta carta. Adiós.
Tu padre, quien te ama.

-Pero señora, como puedo decirle a este señor su recado, viendo su fecha, no comprendo lo que sucede-.  Hay cosas en las que la vida no nos puede dar explicación. Él se fue sin darme una. Mi madre no me dijo nunca nada y se quedó sola. Ve a decirle-. Cuando volví a mi calle, la casa ya no estaba y solo había monte. Sin poder hablar con aquel hombre, entre a mi casa pensativo de lo ocurrido en ese día y me dirigí al comedor. Me detuve un instante sorprendido y asustado. Allí estaba el hombre, el indigente, pero mejor vestido y hasta podría decir que de su cuerpo salía una luz tenue.  Señor& -. No me diga nada. ¡Gracias!-.  ¿Por qué espero tanto tiempo para despedirse de su hija, cual es la muñeca de la que habla en la carta?-.  Una muñeca que le escondí cuando me fui del mundo. Debido a mis problemas no me permitieron despedirme, y para que supiera de mí solo pude hacer eso-. -¿Nunca la encontró?-. - ¡Sì! El día en que nació mi nieta, estaba al lado de su cuna y ni mi esposa comprendía. Mi esposa supo cuando me fui, pero jamás se lo contó a mi hija. Supongo que no lo merecía, pero lo que queda pendiente en el mundo, tarde o temprano se salda. Gracias-. Después de agradecerme, se dirigió hacia la puerta de mi casa y desapareció. A veces sueño con él y su hija reunidos en un jardín. Y cuando la hija, joven de nuevo se me acerca, me dice: Gracias madre por unirnos de nuevo. Espero que seas feliz en tu nueva vida. Recuerda, jamás dejaremos de estar contigo.

Luis J. Cabré
Luisjose07 de marzo de 2020

3 Comentarios

  • Norma

    Lo leí y me llenó de misterio y una sensación que no se explica.un abrazo.muy bueno

    08/03/20 12:03

  • Diegozami

    Estimado Luis, eres muy versátil, y ademas creativo.

    Que relato interesante; tiene fantasía, realidad mágica, misterio y muy bien en lo que tiene que ver con el clímax, la atmósfera y el suspense.

    Un relato encantador.

    La única sugerencia es que los diálogos se han desalineado, y esto te obliga a releerlo, pero a mi también me a sucedido en este tipo de relatos cortos. Pero ingresando en edición de textos lo puedes corregir.

    Un saludo de amistad.

    08/03/20 09:03

  • Luisjose

    Norma! Gracias por pasar mi estimada amiga ... Ya misterios que solo la vida sabe.

    Diego! Mi estimado amigo.. gracias por pasar y por tus palabras. Muy poco escribo en cuanto relatos ... Pero me gusta. Voy a revisarlo como me dices .. no me había dado cuenta, gracias amigo!!!

    Abrazos a ambos!!!

    Luisjo

    10/03/20 01:03

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