Adiós, adiós,
con la potencia de un carro de fuego,
con la valentía de un idiota sin seso
tengo que decirte adiós.
Como se despiden los que se vuelven
a ver al día siguiente.
Como un cantante de blues
que respira este cruel presente.
Como un héroe del silencio
que llora por ser tan necio.
Su duquesa le ha abandonado,
y ahora prefiere otros condes.
Una gran amiga cambió su nombre,
Traición de la Zorra se ha nombrado.
Pero aunque tenga que decir adiós,
a tantas cosas que me lastran,
por desgracia me hace escribir mejor
y eso es algo que me encanta.
Me tragaré mis palabras,
saldrán en forma de pesadillas.
Diré adiós cual abracadabra
y al viento tiraré mis cenizas.