Crónicas Tras un Velo
Guardo un cátaro en mi interior.
Me ordena cosas que quizá no creas.
Es el miedo a fracasar,
el que acompaña a la marea
de mi lupanar mental.
Me hace sentir como Johnny Bates.
Como el custodio de número 23.
Como un Señor de los Dones.
Como el destronado rey de los leones.
Un Bruce Banner de escalera,
un Mr. Hyde de quita y pon.
Un torbellino en la cabeza,
un virus en mi ordenador,
la canción que está sonando...
apaga ya el despertador.
Soy un héroe a mi manera.
Un todo incluido sin pulsera,
un perfeccionista rencoroso,
un olvidadizo saqueador.
Veo a través de un velo,
el infierno, la Tierra y el cielo.
Ninguno de los tres es perfecto,
pero eso ya no importará.
Pues la esencia de las cosas,
reside en nuestra propia voluntad.
Valiente es la de aquel que asume
su error como propia heredad.
Y su éxito cobija, un paso en falso
y diez que le permiten continuar.
Adoro la comodidad de tus dedos
en mi cuello reposando,
al mismo tiempo que cada beso
son momentos coleccionados.
Juega con la cadencia de mi deseo,
esa es por ahora mi petición.
Rompe con las cadenas de mi credo,
donde no hay espacio para el corazón;
pide a cambio lo que quieras,
sangre de grafito, Dama del Dragón.
Que a golpe de crucifixión,
podré superar mis límites,
hasta confluir contigo
huyendo del Campamento Q.
Sigue la estela de la estrella azul.
