Hagamos Inventario
-Ataraxia atareada en travestirse al ritmo de tempestades que calman mi fuero interno.
-Disfraz del emperador inmune a los charlatanes que pululan por su reino.
-Nieve que se da por aludida y sepulta las esperanzas renacidas a destiempo.
-Frío descolgado del invierno. Sin chaqueta, sin estilo, sin un lienzo.
-Estómago obligado a no desayunar decepciones, ayunado por convicciones que desmontan y arreglan la paranoia con la que doy energía a mi existencia.
-Un espíritu entregado a la aventura de vivir sin más criterio que respirar entre jadeos y dar alas al misterio.
-Un manual sobre cómo reprochar los momentos en los que no quiero ser la mejor versión de mí mismo.
-Una mirada altiva en decadencia para poder ver el mundo a ras de suelo.
-Un carnet de vago, inconstante, mago y eremita. A ratos maleante cainita, flagelado en su propio mundo en el que los años pasan como días hay en un segundo.
-Una sonrisa helada, quizá de loco o de sereno que se dedica a abrir por las noches portales rebeldes que no le pertenecen.
-Un cuchillo con el que cortar nudos gordianos, y una piedra gris para afilarme el corazón.
-Dos o tres relatos cortos que estremecen tanto al ladrón como al curioso.
-Un viejo reloj de arena, donde guardo veinticuatro gramos de alma en pena, y media docena de excusas baratas para no escribir sobre cosas importantes.
-Y una firma que me descubra ante los lectores avezados como el más canalla de los aquí reunidos: lactante de versos, cazador de gemidos, perdedor invicto de la batalla eterna entre Apolo y Baco, confundido por estar solo y por no estarlo.
¿Lo tenemos todo? ¿Sí?
¡Conforme!
Arrojadme pues a la ola de vicio, que ya encontraré yo a qué aferrarme
"Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que ya no ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar"
(Antonio Machado)
