Reflexión de Los 9125 Días
"¿Cuántas vidas puede vivir un hombre? Ser un ladrón, un embustero, un villano, un príncipe, un califa, un rey castellano; ser un hombre libre, un huido de la ley, un cómplice, un adúltero, un justiciero; un padre deshonesto, un fugaz amante, un pecador irredento. Un buen hombre, un defensor del desvalido, un piadoso cristiano. Un sinvergüenza.
Porque todas estas vidas, y más, fue Lope Félix de Vega Carpio, inabarcable fenómeno de la naturaleza, que un día me embaucó para escribir estas palabras. Que ahora son tuyas, lector".
Dicen que crecer es aprender a despedirse, pero uno no puede dejar atrás los buenos momentos que ha vivido emulando a los grandes.
Puede que no haya sido tantas cosas como el fénix de los ingenios Lope, y que a pesar de mi gusto por la literatura de todo tipo, siga prefiriendo los cómics de Conan y los de la etapa de Ennis y Dillon en Hellblazer sobre todos los demás.
A los 25, Lope de Vega ya había tenido unos cuantos líos de faldas, servido como militar, y escrito sus primeras obras. Tupac Amaru ya había comenzado a darse cuenta de su misión en la vida y el compromiso con su pueblo. Garibaldi, otro tanto de lo mismo. Alejandro Magno había escuchado ya al oráculo de Siwa, que le nombró hijo de los dioses.
Otros quizá no tuvieron tanta suerte, como Buddy Holly, o James Dean, que ya se había matado a bordo de su Little Bastard, pero igualmente son recordados.
Puede que no haya sido tantas cosas, y es que cuando eres más joven esperas que con 25 tu vida sea una trepidante historia sobre un hombre que no existe en un mundo lleno de peligros...
¿Y no son así, de alguna forma, las vidas de todos?
He viajado por el mundo, he conocido muchas formas de pensar, incluso he estado en sitios que ninguno de los que he nombrado ha visitado. Amé, me jodieron, me caí, me levanté más fuerte. He trabajado, he gastado dinero, he estado cerca de morir en al menos tres ocasiones. Incluso he podido leer todo lo que hicieron en vida personas anteriores a mí y aún así, no las he idolatrado; solo las he contemplado con el mismo cariño y orgullo que cualquier otro miembro del género humano. Y sobre todo he esperado superarlos algún día. A mi manera. "Como un paria, un bandido, exiliado en una cultura hostil".
25 años. Un cuarto de siglo. Suena bien. Escribo y pienso como un viejo, y en mi corazón sigo albergando un niño, pero qué cojones, tengo la edad perfecta mientras sea ambas cosas.
