El día se queda sin batería antes que yo.
Morir es dormir en el país de los tuertos.
La poesá no es para aquel que se negó
a recibir al sol con los brazos abiertos.
Mientras la mentira se postule presidenta,
un humilde servidor pagará esta cuenta.
Nunca me creí los cuentos,
ni condecoré mis lamentos.
Pues no escondo piedras
ni aparto mis manos,
ni quemo veranos
matando leyendas...
cuando el desvelo es en vano
las momias malvisten sus vendas.
Quiero repoblar bosques en el andén,
viajeros de tren que saluden primero.
Bailaré solo un día la conga en las favelas
y comeré con yuca a una hija indeseada;
la llamaré Locura, por el ave que no vuela
más allá de lo que asciende su mirada.
Escanciaré semen pensando en propuestas
(molestas epilepsis de porte desafiante).
Borges ya hablaba de memorias funestas,
pero yo espero escribir,
sin en realidad escribir nada importante.
la llamaré Locura, por el ave que no vuela
más allá de lo que asciende su mirada.
Esa hija llamada locura sin querer queriendo esta en todas las casas y cosas aferrada a nuestros actos. Unas veces siendo muy descarada y otras muy sutil.