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El Primer DÍa Del Resto de mi Vida [capitulos 1-2]

CAPITULO I El primer día del resto de mi vida

Hay cosas que uno no puede hacer solo. Discutir, subirse y sujetar una escalera a la vez o doblar una sábana de esas de cama de matrimonio.

Yo toda mi vida he pensado que lo ideal era vivir en pareja, por muy extraña que fuera la pareja, de hecho hay parejas que acaban convirtiéndose en tríos, parejas que se van quedando sin pareja porque no se puede evitar el miedo a no estar a la altura. Hay parejas que son imposibles por definición, por historia y por física aunque no por química o parejas en las que la química se ha ido gastando aunque sigan compartiendo una familia.

Familias en donde en algún momento hubo una pareja. Parejas que fueron en algún momento y ya no son nada. Y eso es lo que más miedo da en la vida, cuando la pareja se rompe, sea por lo que sea, la primera sensación que se tiene es de pánico. Un miedo atroz al cambio, a la pérdida de control sobre nuestras vidas. Un miedo atroz a estar solo.

Pero cuando se llega a esa soledad, uno se da cuenta de que la ruptura puede llevarnos a un lugar mejor.

Hoy es el primer día del resto de mi vida, porque desde hoy, creo que lo más importante en esta vida, es saber volar solo.

CAPITULO II Cuando chica conoce a chico.

¿Cuando realmente empieza una historia de amor? ¿Cuándo naces? ¿Con el primer beso? ¿Con el primer te quiero? Sí, puede que ese fuera el principio el primer te quiero… o tal vez no.

Siempre hay un principio, aunque muchas veces no lo queramos ver o uno de los dos no está receptivo, pero siempre hay un principio. Esas mariposas que sobrevuelan tu estomago y te dejan tocado durante días.
Si me pongo a recordar, hemos tenido muchos principios, principios que todavía hacen que mi rostro esboce una leve sonrisa. Para él, solo hubo un principio y aunque no lo compartimos, he de decir que su principio fue precioso porque gracias a él aprendí, comprendí y entendí que se podía volver a confiar por amor, a querer con amor y a crecer con amor. Pero veamos, lo suyo será que empiece por el principio… pero tranquilos no me voy a remontar mucho solo ha hace cuatro veranos cuando chica conoció a chico.

Dejad que primero me presente soy una chica corriente que vive en una ciudad corriente con una familia corriente y con, para muchos, una vida corriente, aunque no lo era para mí. Durante aquel invierno, había sufrido el peor mazazo que puede sufrir una adolescente de mi edad, sufrir un desamor, y no uno corriente, uno raro, como todo en mi vida, aunque de esto os hablaré más adelante.

Como he dicho, por aquel entonces, me encontraba sin ganas de nada el cuerpo me pesaba no me apetecía salir a la calle y disfrutar como lo hacían las chicas de mi edad. Tras aquel duro golpe había envejecido diez años de golpe y sentía que no podía volver a flote. Mis amigas venían todos los días a verme a casa e intentaban convencerme de lo bonito que era tener dieciocho años y más tenerlos en verano, los días largos de playa, los partidos de vóley con los chicos, las terracitas de verano, el cine al aire libre y los chicos… esos que llegan en verano y en invierno desaparecen como el calor, dejándote huella y habiendo hecho que ese verano fuera diferente al anterior.

Todavía recuerdo sus palabras… >, Raúl era el novio de una de mis mejores amigas, de esas que no te fallan nunca o al menos, eso crees con dieciocho años. Él es de Málaga y se conocieron en un concierto de Rock desde entonces llevan diez meses juntos peleando como el primer día pero queriéndose como si fuera el último. > añadí yo. > > argumenté yo de nuevo intentando excusarme para no ir a aquella cena. . Te echamos de menos… como saben tus amigas como tocar tu fibra sensible para hacer que hagas cosas que en ese momento no te apetecen. Pero ya saben para una chica de dieciocho hay dos cosas importante en la vida, uno que no te pillen tus padres al llegar a casa y dos, tus amigas, esas locas que siempre están ahí cuando te hacen falta y si en ese “consejo de sabios”, como nos llamábamos, echaban de menos a una de sus locas, esta hacía lo imposible para volver. Y eso es lo que hice yo aquella noche, lo imposible. Dejé el pasado apartado por un momento y me atreví a decir: >
Tras esas palabras empezaba la operación make up, es decir, cambio total. Esta operación tenía lugar todos los fines de semana, entre todas elegíamos los modelitos para las otras, nos vestíamos, peinábamos y maquillábamos y el “consejo de sabios” levantaba el dedo con señal de aprobación o por el contrario impedía que salieras de esa manera a la calle. Si esto ocurría, empezaba lo que llamábamos “gabinete de crisis”, y entonces todas corríamos como locas por toda la casa para que la “indecente” pudiera salir como una señorita a la calle.

Ahora lo pienso y me avergüenzo de lo histéricas que nos poníamos en esos momentos, pero me encanta recordarlos porque todavía hoy recuerdo los comentarios de cada uno de esos días y siempre me producen alegría y me arrancan una buena carcajada. Pero no nos vayamos del tema… sigamos en esa noche, vamos a llamarla X, sí, X es una buena letra para nombrar lo que pasó aquella noche… retrocedamos a la noche X.

- Hola yo soy María
- María… que nombre más bonito. Yo soy Fran el hermano de Raúl.
- María es un nombre corriente y sí ya sé que eres Fran, tú has sido el que ha organizado esta cena ¿no?- dije yo con tono cortante pues en ese momento él era el culpable de que yo esa noche saliera de mi escondite. Todo mi dolor esa noche era culpa suya.

Platos rodando hacia la mesa, cervezas arriba y abajo y después de dos largas horas de sobremesa me encontraba cansada y sin ánimo de articular palabra por eso le hice una mueca a una de mis amigas que seguidamente asentó con la cabeza en señal de aprobación, podíamos irnos a casa. De nuevo podía volver a mi escondite, releer los mensajes que un día me escribió, oler la colonia que un día me regaló y seguir culpándome por cómo me tomó el pelo…

– María, ¡María!- dijo una de mis amigas mientras de zarandeaba.
– Perdón- me excusé yo.
– Ay hija estás en tu mundo. Mañana te llamo y vamos un rato a la playa ¿te parece?
– No sé, llámame y lo hablamos.

Me despedí de todas mis amigas que seguían alrededor de esa mesa, las veía alegres, se lo pasaban bien y me culpaba, ¿Por qué no podía ser yo igual de feliz que ellas? Sin preocupaciones sin cosas que les recuerden malos momentos, la vida me parecía tan injusta en esos momentos… y de nuevo él, el culpable de mi salida a la vida exterior, por su cara se creía importante. Importante de haber organizado esa cena y de habernos reunido a todas para conocerle. Todas babeaban por él.

Durante la cena solo se habló de que era más guapo que su hermano, que tenía una carita muy mona, que, que gracioso era… todo lo que salía de su boca provocaba inmediatamente la risa forzosa de mis amigas, a mi me parecía un creído y un tanto engreído.

- ¿Es que no vas a despedirte de mí?- me dijo colocándose delante de mi sin dejar que me moviera.
- Perdón pensaba que me había despedido de todos. Encantada de haberte conocido.- le dije sin ganas y lanzándole la mano.
- ¿Tienes algún problema conmigo?- Intentó tener conversación conmigo de nuevo . Algún problema decía, él era el problema…
- ¿Yo? No que va es que estoy cansada ya, me apetece irme a casa.- me excusé de nuevo .
- Pues a mí me parece que sí que te pasa algo conmigo. Ni siquiera me has hablado en toda la noche. Pareces triste y la chica más guapa de aquí no puede estar así de triste.- De nuevo me pareció pedante pero se había dado cuenta de que no estaba en mi mejor momento lo cual me agradó.
- Es que no estoy pasando una buena racha solo es eso y ahora me apetece irme a casa.
- No te voy a pedir que me lo cuentes, solo quiero que esta noche te diviertas. Vamos vente a tomar una copa con nosotros. Te prometo que te lo pasaras bien.- Aunque el plan sonaba bien, mi cautiverio me llamaba.
- No insistas por favor, quizá otro día.
- No voy a aceptar un no por respuesta. Ya has pasado de mí durante toda la cena así que ahora vas a venir conmigo y vas a escucharme contarte historias toda la noche.
- María, vamos. ¿Qué haces? ¿Vienes o qué?- me gritaba mi amiga desde la puerta del restaurante.
- Un segundo Ana. Ves, me reclaman.
- Te arrepentirás si no vienes.
- Tú de verdad eres muy seguro de ti mismo ¿no? Te crees superior a los demás y das por hecho que si voy contigo será la mejor noche de mi vida y bla bla bla. Pues sabes niñato yo ya he tenido muchas buenas noches en mi vida y ahora me toca tenerlas malas, es más quiero tenerlas malas, me gusta llorar sola en mi cama y recordar lo que ha sido la historia de amor más bonita de todos los tiempos.- le explique algo alterada.
- Yo no te he dicho que vayas a pasar la mejor noche de tu vida conmigo ni siquiera te he dicho que te olvides del pasado, tan solo he dicho que me gustaría verte sonreír. No soy un chico seguro de mí mismo, desde pequeño me han enseñado que hay que mirar a la gente desde los pies, nunca por encima del hombro, ya que todos somos iguales por los pies, y que hay que caer al suelo para así poder levantarte siempre y una vez que aprendamos a levantarnos ya nunca podremos hacernos daño con la caída. Qué me dices, ¿te apetece levantarte del suelo aunque solo sea esta noche, chica histérica? Ya volverás a tu cautiverio mañana. Se libre, disfruta, ríe sin pedir permiso y sin sentirte culpable. A veces el pasado vuelve y puede volver de muchas formas, mejorado, entonces nos alegramos y le damos gracias a Dios por todo, o igual de negro que estaba, y nos sentimos de nuevo utilizados. ¿Enserio vas a perder tu tiempo de risas, de disfrutar con los que te quieren, de ser feliz, por algo que ya no existe? Si vuelve te alegraras pero si no… lamentaras no haber disfrutado de esta magnífica noche ¿Qué me dices? – me dijo tendiéndome la mano y sacándome una leve sonrisa.

Miré a mis amigas que esperaban en el puerta para marcharnos y con él aún con la mano tendida hacía mí les hice un gesto de lo siento que ellas correspondieron con una sonrisa de oreja a oreja y un disfruta sin hilo de voz solo con el sentir de los labios.

– Está bien- le dije mientras le agarraba la mano.– Pero me has prometido risas y un buen hombre que no tiene miedo a caer, debe cumplir su promesa.-
- Eso está hecho.-
Lulacatula12 de julio de 2014

1 Comentarios

  • Voltereta

    Muy interesante, estoy a la espera del capítulo tres de esta novela por entregas. Aunque sin duda queda mucha vida por vivir.

    Un saludo

    12/07/14 10:07

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