TusTextos

El Hombre Del Traje Gris

EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS

Por supuesto que no puedo enseñarle ningún documento que me acredite como periodista, en realidad no poseo un título que diga que lo soy, mi formación no es académica pero sí es cierto que mis artículos se han publicado en varios diarios y revistas.

El trabajo que me ocupa desde hace varios meses consiste en dar una visión distinta del metro de nuestra ciudad, a través de los personajes que lo frecuentan, es por este motivo por el que paso tanto tiempo deambulando por sus pasillos y estaciones, lo que sin duda ha llamado su atención, como puede ver en este cuaderno están las anotaciones que he realizado durante este periodo, ahora me ocupo de un personaje que bien podría pasar desapercibido.

No recuerdo bien cuándo fue la primera vez que lo vi, en un principio me fijé en el hecho de que arrastrará con dificultad una maleta, no muy grande, con ruedas, vestía un traje gris y su aspecto sin llegar a ser desaliñado tampoco era del todo correcto, pensé entonces que tal ve regresaba de un largo viaje, lo que justificaría su falta de aseo, volví a encontrármelo una semana o dos después y en está ocasión su deterioro había aumentado, o tal vez, al estar prevenido, le observé con mayor detenimiento, pude apreciar numerosas manchas en su traje gris; su pelo estaba muy descuidado y una barba canosa y rala envejecía su rostro, por el ruido que hacía, a la maleta que arrastraba debía de faltarle alguna rueda, los demás pasajeros le evitaban y él se movía sin hacer caso de la reacción que su presencia provocaba, decidí iniciar un acercamiento y averiguar su historia.
Lo hice de forma clara y directa me presente como periodista y le pregunté si le importaría responder a algunas preguntas, le dije que su testimonio me sería de gran utilidad, él me miro en silencio un buen rato, como si no entendiera lo que le decía, pero en seguida empezó a hablar.

“Esta ciudad padece un clima endiablado; los inviernos son fríos y durante meses las calles permanecen cubiertas de nieve; los veranos son secos y calurosos, durante las noches apenas bajan las temperaturas y dormir es casi imposible; en la primavera y el otoño las fuertes lluvias y los cambios bruscos de temperatura te provocan resfriados y catarros; el tráfico es infernal, atravesar el centro en coche es perder el día y no hay bolsillo que resista los precios de los aparcamientos.
Por todo esto y porque últimamente mi economía no está muy boyante he decidido desplazarme en metro, soy comercial y en esta pequeña maleta llevo todo lo que necesito, catálogos, muestras, formularios de pedidos, mi almuerzo, y alguna cosa más”.

Se giró a un lado par que yo no pudiera ver el interior de la valija, sacó unos papeles arrugados, algunos folletos descoloridos y unas pocas hojas de un listín telefónico, y continuó hablando.

“Mi cartera de clientes ha bajado mucho es por eso que estos catálogos son algo antiguos, sin embargo —añadió nervioso, mirando a ambos lados del anden— puede comprobar que los teléfonos y direcciones que aparecen en mi agenda son absolutamente reales, puede llamar a cualquiera de ellos y comprobarlo, soy muy conocido en el gremio. ¿Qué más quiere saber? Dígame.”

Le devolví sus pertenencias y le animé a que siguiera con sus historia añadí que me gustaría conocer sus impresiones, sus pensamientos, Usted, por su trabajo, pasa mucho tiempo aquí abajo, le dije, él guardo sus papeles y esta vez no ocultó el contenido de su maleta, puede ver ropa revuelta, hojas sueltas de periódicos y revistas, restos de comida, un olor denso y agrio me obligó a volver la cabeza. El continúo hablándome.

“Pocos lugares están tan poblados de sueños como los vagones del metro. Los viajeros no hablan entre ellos, algunos leen, otros escuchan música o noticias, muchos duermen y la mayoría piensa en sus cosas. Si dejas la mente en blanco y escuchas más allá del zumbido del tren podrás oír los pensamientos de los que te acompañan, al principio es mejor hacerlo con los ojos cerrados, cuando ya tienes un poco de práctica puedes abrirlos y mirar directamente a alguien, su mente entrará en la tuya y verás que es lo que pasa por su cabeza, yo he sentido la soledad y el desarraigo de los que se han visto obligados dejar su tierra, la espera ilusionada e impaciente de quienes van al encuentro del amor o la fiesta, el hastío por la rutina de un trabajo aburrido y mal pagado y también la conformidad, la complacencia silenciosa de los que poco a poco se han ido apartando de la vida refugiándose en este mundo subterráneo, nada esperan ya y agradecen tener un lugar, calido, seco y seguro donde dejar pasar el tiempo”.

Por mí no se preocupe, No voy a ocasionarle ningún problema.
ya sé que las obras de ampliación afectarán a esta y otras estaciones y que en los próximos meses no podré seguir con mi investigación, lo que sí le pido es que me permita permanecer aquí en el metro al menos unas horas, ya sé que no dispongo de titulo de transporte y que usted podría multarme, en cuanto a mi aspecto le doy la razón últimamente tal vez me he descuidado un poco y espero que ahora lo entienda, comprendo que mi falta de aseo, está vieja maleta y este sucio traje gris le hayan llevado a hacerse una idea equivocada sobre mi persona.
Si me lo permite cogeré mis cosas y le aseguro que no me volverá a ver.

Por Lumen.
Lumen12 de noviembre de 2011

2 Comentarios

  • Agora

    Bien Lumen! un placer leerte de nuevo!
    Me encanta y seguiré pendiente de tus buenas letras.
    Volveré a releerlo despacito, como a mi me gusta saborear tus relatos.
    Un abrazo y no te pierdas

    12/11/11 09:11

  • Asun

    Anda mira a quien me encuentro, por aquí.
    Tienes que leer el mio de Adán y Eva, que ya verás, escribo en catalán y todo.
    Besitos, guapo.

    12/11/11 09:11

Más de Lumen

Chat