TusTextos

El Relato Imaginado



EL RELATO IMAGINADO

“Tal vez mi ejercicio no responda a lo que nos pedías, pero al menos lo he intentado”.

Era ya domingo por la noche y lo único que se me ocurría era esa frase, con la que la mayoría de las veces comenzaba la lectura de mis relatos. Llevaba varios días dándole vueltas al trabajo que tenía que presentar el martes próximo en el taller de creación literaria, en está ocasión el ejercicio consistía en elaborar una historia sobre un grupo de gentes que asisten a clases en un centro cultural, podíamos tomar como referencia nuestro taller de literatura.

Había pasado toda la semana rumiando ideas disparatadas, incapaz de hilvanar algo medianamente coherente. El domingo acudí al ordenador con la firme voluntad de escribir algo, lo que fuera, pero antes como siempre consulté mi correo, “no tienes ningún correo nuevo”, me dijo la maquinita, a pesar de ello pinché en la bandeja de entrada y al mover el cursor apareció un mensaje subrayado en negrita, era del profesor y estaba fechado el miércoles a las 23 horas, el mensaje decía: “Hola, como te he comentado en el taller, tu ejercicio me ha gustado, reconozco que la propuesta se prestaba a hacer un ejercicio como el tuyo, es una opinión muy personal, pero me parece que te has excedido”, no acababa de entender a que ejercicio se refería, el martes pasado yo no había presentado ningún trabajo y tampoco habíamos comentado nada, pensé que se trataba de un error. En ese momento tuve la genial idea de enviar un email a los colegas que, aunque ajenos al taller, sabían de mi afición por la literatura, tal vez ellos me dieran alguna idea.

El lunes las musas seguían sin visitarme, casi de madrugada encendí el ordenador y abrí el correo con la esperanza de encontrar una ayudita, efectivamente tenia cuatro mensajes sin leer, el primero era de una compañía de vuelos baratos que me prometía los mejores destinos a los mejores precios, en el segundo me informaban de que, si no reenviaba el mensaje a trescientas personas en la próxima semana, algo terrible me ocurriría, el tercero, por fin, era de Raúl, un amigote muy cachondo que se tomaba a guasa mis manías de escritor, y que me decía “amigo no entiendo como te complicas tanto la vida, la cosa es muy sencilla, lleva la historia al terreno erótico sentimental, un romance escondido, un encuentro clandestino en el cuarto de los trastos de la limpieza del centro cultural, pasión, celos, complicidades, bajos instintos, lo que siempre pasa en cualquier grupo de hombres y de mujeres, (en ese taller todos los tíos estáis locos por beneficiaros a Olga o a Mercedes, sobre todo el baboso de Marcos y el intelectual de Eduardo), a continuación planteaba un disparate en el que prácticamente todo el mundo intentaba liarse con todo el mundo, como era de esperar el que salía mejor parado era él, digo el protagonista. Que barbaridad, pensé, este Raúl es un enfermo, e inmediatamente lo eliminé, el siguiente correo era de Paula, una jovencita amante del color negro en todas sus manifestaciones, lleva el pelo negro, las uñas negras, la sombra de ojos negra, los labios negros, la ropa negra y por lo que pude comprobar también le gusta el humor negro, a ella le dio por el profesor y Marta los envolvió en un relación absolutamente surrealista de dominio y sumisión, en la que al final, ella, por venganza, termina matándole de un hachazo. Tampoco me servia para nada, mis amigos están locos.

Desencantado me dispuse a cerrar el correo y enfrentarme a la pagina en blanco, cuando observé de nuevo en negrita el mensaje del profesor, está vez me fijé bien en la fecha, efectivamente era del miércoles pero no del pasado sino del próximo, gracias a los misterios de la informática iba a leer un mensaje que había sido enviado dos días después, intrigado pinché y delante de mis ojos apareció el texto que ya había leído el lunes, pero esta vez estaba corregido y aumentado, decía “Hola, Jorge, como te he comentado en el taller, tu ejercicio me ha gustado, reconozco que la propuesta era delicada, es una opinión muy personal pero me parece que te has excedido. Me pregunto ¿era necesario que Paloma matara al profesor?, y luego están todas esas alusiones a tus compañeros, tal vez sea una apreciación muy personal, pero Marcos y Eduardo no quedaban muy bien parados, por Olga y Mercedes parece que tienes debilidad, en fin solamente decirte que hay que tener mucho cuidado cuando la historia es demasiado cercana, aunque cambies los nombres, los rasgos físicos también se deben modificar y sobre todo la psicología, me dirás que todo es ficción, pero estarás conmigo en que no te has roto mucho la cabeza, como broma no ha estado mal, si era eso lo que pretendías, de cualquier manera no todo el mundo las acepta de la misma forma, te lo digo porque he recibido varios correos con comentarios no demasiado agradables.
El martes lo pasé dudando si presentarme en el taller o dejar pasar ese día extraño, llegada la hora, me pudo la curiosidad y allí estaba, observando a todo el mundo sin saber muy bien como actuar, buscando en las miradas, en los gestos de los compañeros, algo que me aclarara la situación, cuando el profesor me invitó a participar sólo pude decir “Tal vez mi ejercicio no responda a lo que nos pedías, pero al menos lo he intentado” y empecé al leer con voz temblorosa. “Era ya domingo por la noche y lo único que se me ocurría era esa frase, con la que la mayoría de las veces comenzaba la lectura de mis relatos.”

Por Lumen.



Lumen14 de agosto de 2009

4 Comentarios

  • Nemo

    Que buen relato!... me ha gustado
    Saludos!

    14/08/09 03:08

  • Lumen

    Gracias Nemo por tu visita y tu comentario.
    Lumen.

    14/08/09 05:08

  • Agora

    Bien pensado y mejor escrito!
    un placer siempre leerte Lumen!

    19/07/11 08:07

  • Lumen

    Gracias, Agora, por tu lectrua y tu comentario, eres el de qqml?

    23/07/11 08:07

Más de Lumen

Chat