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Invierno

Solía amar el invierno, amaba su tranquilidad, su infinidad, su soledad. Me gustaba ir a la cima de algún edificio o al medio de un bosque, y sentir como me envolvía el viento gélido, como susurraba una dulce melodía en mis oídos. Me gustaba sentirme eterna.
Disfrutaba de la noche fría, sólo mía. Nadie podía cortar esa paz que inundaba mis venas, todos estaban en sus casas, con sus familias o parejas. Y yo estaba sola, con los brazos extendidos al cielo y los ojos cerrados, absorbiéndolo todo. Se sentía bien.
Fantaseaba con irme lejos, comenzar a correr y nunca detenerme. Como si el fin del mundo no existiera, como si no existiesen las responsabilidades ni los problemas. Como si la vida fuese mía y yo no fuese de la vida.
Sin embargo, ayer comprobé que, a pesar de que estaba en la cima de un edificio, con el cielo a mi disposición, éste invierno se siente más frío que los demás. Y yo me siento más congelada que antes y de pronto no se siente tan familiar.
A la vez que mi cigarrillo se consumía y el humo flotaba lejos de mí, comprendí que aunque me gustara la tranquilidad de la noche, te necesitaba a vos.
Porque todas esas fantasías en mi cabeza, hace once meses comencé a imaginarlas a tu lado. Agarrando tu mano, mostrándote mi escape del mundo, esa terraza que tantas veces me acompañó en sueños y pesadillas. De pronto sentía que su grandeza y su calma no eran buenas para mí.
Esperé, a que el sentimiento de felicidad me abundara, pero no llegó. Miré nuestros edificios, esos que nos revelaron que vivíamos más cerca de lo que pensábamos& Y pude imaginar que estaban tan tristes como yo.
Tras esos edificios ya no estás, ya no queda nada, sólo un recuerdo. Y no quiero que sea así, quiero seguir saliendo a la calle preocupada por encontrarte, quiero buscarte en cada lugar al que voy, quiero subir al subterráneo y mirar a todos lados a ver si estás& Pero sé que ya no es así.
Y de pronto, el invierno llora conmigo y se enfría más a medida que pasan los días. Esperando tu regreso, pierde todo su calor. Y no importa qué tanto intente, para cuando llegue la primavera, ya te habrás ido.
Mag06 de mayo de 2017

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