Se marchitó la rosa,
perdieron sus petalos el sedoso tacto,
su color carmesi engrecio,
su perfume se disipó
cabizbaja se quedó.
El jardin deslucia,
de bellas flores rodeada,
con luminosos tonos,
y dulces aromas,
ergidas sobre sus tallos.
Sobre ella,
el matinal rocio se desliza,
cual lágrima de desamor,
su pena humedeciendo,
intuyendo su destino.
Sus raices cortaran,
ella, que brilló altiva,
complice de amantes,
inspiradora de poetas,
modelo de pintores.
El fin será el olvido,
entre las páginas de un libro
en un estante guardado,
por nadie recordado.
Magda Lluna