lucidez de un sueno dolor por el recuerdo agonia de un miedo

Testigos, Los Sueños

Testigos de sus secretos, en ese altar que es el firmamento,
la noche con su negrura inevitable, ahí donde las incógnitas
deseaban conocer los restos de un ocaso, quizás no llegado
pero sí deseado, ausentes de su mente, de su vida vacía,
una vida aún no vivida.
Los rigores de las repuestas llegaron a rozar su mente
con una claridad firme, con hilos de otras vidas, su tiempo
le lleva a coleccionar vidas, en sus envolturas tentadoras,
cuando ya clareaba la fría aurora.
Sus largos y a la vez dulces silencios, queriendo llegar y no queriendo
a un desembarco de lucideces que dejan su sentir helado,
por las aptitudes con que la dignidad humana obedece al
miedo.
Soñé, amargo sueño, un hecho del pasado más pasado,
cuando a la postre uno es niño, cuando indefenso, la verguenza
de un acto hecho por otro ser, te ataca.
Como un despertador sale al encuentro de la realidad, lo ves
te alcanzó la verdad,! atónita!, piensas solo fue un sueño,
y vuelves a engañarte,,, para seguir viviendo.