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Prologo: Lucia mi Linda Prometida

“La vida no es justa! Realmente no lo es!” fue el único reproche hacia mi desgraciada suerte que lance desde lo mas profundo en ese momento cuando mi cuerpo estaba tieso y mi cara pálida, recuerdo que también pensé “¿Por qué a mi?” eso entre otras maldiciones hacia cualquiera sea el ser que se ocupa de distribuir las desgracias a cada persona ya que al parecer me dio varias raciones extras. Tal vez le caí mal desde un principio, quizá cuando nací era un bebe muy feo o demasiado molesto por eso se ensaño conmigo y convirtió mi vida en una maraña de desventuras, así podría reírse de mi mientras miraba desde donde sea que quede su dimensión. Pero al parecer causarme traumas en la infancia y aislarme en la secundaria no le pareció suficiente, entonces aplico conmigo ese dicho que dice “mientras mas alto subes mas dolorosa es la caída” y con toda su maliciosa estrategia preparada me hiso probar una cucharadita de felicidad para luego arrancármela bruscamente de la boca cuando apenas la estaba saboreando.

Y su terrible plan funciono ya que estaba dolorosamente impactando contra el duro suelo de la verdad después de haberme caído de las acogedoras nubes llenas de fantasía. Si quería verme de esta manera: derrotado y frustrado con todos mis sueños y esperanzas yéndose junto a cada una de las balas que salían de esas ruidosas armas y mi capacidad de aceptación caía hasta niveles críticos cuando veía a esos cuerpos tapados de sangre y sin vida rodeándome, entonces su deseo estaba realizado. Tal vez estaría aplaudiendo en ese momento o posiblemente tenia un corazón dentro de su traslucido cuerpo y quizá solo quizá sentía lastima por mi, pero viendo la situación en la que estaba y la manera en que avezaron las cosas no creo que esa posibilidad haya existido…

Para explicarlo mejor me remontare hasta mucho antes de que esto pasara, regresare a los primeros recuerdos (o mejor dicho las primeras desgracias) de mi infancia. Creo que la imagen mas clara que tengo del jardín de infantes fue cuando intente agarrar a mi primer y único amigo, el conejo blanco que tenia de mascota nuestro salón, de la manera mas cariñosa posible, sonriendo amablemente con mi preciosa cara infantil mientras irradiaba alegría en cada uno de mis gestos, pero al parecer el amargado conejo de pelo blanco y alma negra no lo vio así por que en un breve instante mostro sus afilados dientes delanteros y los clavo en mi mano causándome una herida cuyo doloroso recuerdo aun se pasea por mis pesadillas. No se si lo mas traumático fue eso o que el conejo muriera al día siguiente por una infección bucal, según dijo el veterinario, lo que si se es que a partir de entonces (por alguna extraña razón) no compartí nunca mas la mesa de las meriendas con mis demás compañeritos.

En la primaria se mostro ante mis ojos una gran revelación “la importancia de la supervivencia” supe esto luego de ver a unos niños de mi edad pero que aparentaban ser tres años mayor, golpeando uno pequeño y de anteojos (características muy similares a las mías), entonces supe que la escuela tenia una sola e importante regla “la supervivencia del mas fuerte” tal y como lo había visto en ese programa de animales. Esos niños grandes que golpeaban a los mas pequeños eran como los terribles leones africanos con sus cien kilos de masa corporal y veinte de pelo comiendo a las débiles gacelas que corrían lo mas que podían para salvarse pero que al final resultaba inútil. Pensé que estaba perdido, que yo era el siguiente, pero vi otro documental en donde apareció un animal mostrándome que realmente había esperanzas para mi “el camaleón” la perfecta representación de la cobardía que se acoplaba perfectamente conmigo. El podía adoptar el color de cualquier superficie sobre la que este parado, de esa manera sus depredadores no lo notaban y asi se salvaba de la muerte inminente a la que estaba expuesto. Esa importante estrategia fue la base de mi físicamente sana vida escolar ya que adopte una presencia similar a la de un mueble que difícilmente era notado y de esa forma logre terminar la primaria cumpliendo mi plan exitosamente ¡nadie sabia ni siquiera mi nombre! ¿no es eso maravilloso?...Lo se, no lo es, pero al menos me quedaba la satisfacción de haber cumplido mi meta…

Para la secundaria recibí el apoyo de mi siempre flamante hermana mayor que me dijo “hasta el mas grande de los idiotas puede hacer al menos un amigo” esa frase que claramente no era un aliento de alguna manera me dio la esperanza de entablar una amistad con alguien, pero como a la vida le encanta pisotear mis esperanzas hasta que no quede ni un rastro de ellas me puso en una clase en donde los notablemente divididos grupos eran uno mas raro y escalofriante que el otro, aunque claro en ese momento yo era de la mas pura inocencia y aun no tenia conciencia del gran odio que me guardaba el destino. Entonces entre a mi aula con todos los ánimos para arriba y justamente por eso impactaron más fuerte contra la realidad cuando me encontré con:

1-Un grupo de chicas que tecleaban su celular a una velocidad que hacia imposible distinguir sus dedos.

2-una docena de chicos rodeando una computadora portátil.

3-No se exactamente como describirlos. Eran algo así como personas pero con la piel pálida y sus cabellos cayéndoles tétricamente por sobre la cara y quizá lo único que irradiaba luz en ellos era brillo de las cruces que colgaban en sus pechos. Estoy seguro que si me hubiera encontrado con alguno por la noche habría llorado tanto que mi hermana me hubiera golpeado.

4-Adelante, en los primeros asientos estaban dos chicas y tres chicos con sus uniformes perfectamente arreglados, irradiando un aura de superioridad que asustaba e impresionaba al mismo tiempo.

Hice un breve examen sobre cada uno de estos grupos y decidí arriesgarme a intentar pertenecer a alguno, después de todo no tenia nada que perder.

Las chicas del grupo uno no se inmutaron ante mi presencia y antes de que pudiera decir “hola” mi celular sonó con un mensaje que decía “tienes dos segundos para salir de nuestra vista” eso marco el fin de mi primer intento.

La docena de muchachos del grupo dos me aceptaron felizmente y hasta me permitieron ver lo que tenían en la portátil. En ese momento por primera vez me sentí aceptado, nunca pensé que conocería a personas tan amables, pensé, pero (creo que ya mencione antes que el destino me odia) esos chicos estaban viendo videos pornográficos… Con eso el segundo intento también termino.

Cabe mencionar que los chicos del grupo tres estaban en la esquina mas obscura del salón con una extraña aura negra a su alrededor que me ponía los pelos de punta. En conclusión: ni me acerque a ellos.

Como ultimo y desesperado intento lleve mi delgado cuerpo junto a mi insegura autoestima hasta donde estaban los del grupo cuatro, estos me dedicaron una mirada de pies a cabeza llena de desprecio y con una pizca de amenazadora molestia, aun así un ápice de valentía milagrosamente se escapo de mi desde donde sea que había estado escondido todos estos años y dije:

-Ho-hola este… me llamo Marcos y me…me preguntaba si podría sentarme en este asiento…-deje salir esta improvisada frase casi tartamudeando y con mi estado nervioso a punto de reventar. Por supuesto esperaba al menos un rechazo educado pero lo que recibí fue lo que marco el comienzo de mi larga depresión.

La muchacha de aspecto mas amable (única que me sonrió en ese grupo) se levanto de su asiento y con un gesto dulce en el rostro me lanzo unas palabras realmente crueles “escucha perdedor con promedio de siete! Que alguien como tu haya aspirado siquiera a sentarse cerca de nosotros es ya demasiada osadía así que lárgate ahora mismo!” me dijo sin perder la sonrisa. Ante semejantes insultos (hirientes en muchos sentidos) solo me di la vuelta y salí de allí.

Con el cuarto intento también fallido solo me resto acoplarme al grupo de “los silenciosos” allí también terminaban todos los demás rechazados, chicos con un tono de voz muy bajo y que jamás pusieron un pie fuera del aula en los recreos. Así pase mis años de secundaria aplicando la misma estrategia que use en la primaria y obteniendo exactamente el mismo resultado solo que esta vez no me quedo la satisfacción de haber cumplido mi meta.

Hasta entonces, ante mis ojos, mi vida había sido algo así como una mala película en blanco y negro con escenas tan repetitivas que aburrían y al mismo tiempo deprimían, pero fue cuando entre a la universidad y cruce mi camino con Lucia que comencé a sentir que el mundo al fin tomaba color.

Aun recuerdo la primera vez que la vi (es algo que nunca olvidare) paso después de haber tenido un duro choque con mi primer día como estudiante universitario y mientras me dirigía hacia las vías a esperar un tren que tuviera la amabilidad de acabar con mi vida se cruzo ante mis ojos la chica mas bonita de entre todas las que estaban en el patio. Tenía el cabello color caramelo y sus ojos eran tan celestes como el mar cuando es iluminado por el sol, traía un par de libros en las manos y estaba parada debajo de la sombra de un árbol. Tontamente me quede mirándola hipnotizado por su belleza y de pronto vi que en sus labios se formo una sonrisa, me pregunte si era para mi y casi al instante la voz de mis nulas experiencias atrayendo seres del sexo opuesto me dijo que era imposible, pero se equivoco por que esa linda muchacha se acercó a mi y me saludo amablemente.

-Me llamo Lucia…-fue lo que me dijo y continuo-estoy estudiando profesorado de letras pero me perdí ¿sabes en donde esta mi salón?

Sorprendentemente o debería decir afortunadamente ella estaba estudiando la misma carrera que yo, esto si que era suerte, pensé y me asuste también por que jamás había sentido que algo estaba saliendo bien sin esperar la gran posibilidad del fracaso lo que aun no perdía en ese momento ya que realmente era imposible que una chica tan única como ella se fije en un muchacho de cabello color ceniza y ojos de un común marrón como yo, pero al parecer el conspirador destino quería continuar haciéndome probar la dulzura de la felicidad antes de convertirla en amargura para su propio deleite, entonces (siguiendo su malvado plan) hizo que un día Lucia dejara de caminar delante mio y volteara a verme. Para mi fue como si en medio del desierto encontrara un oasis ya que era algo que jamás me hubiera imaginado.

Después de un año de ser compañeros de estudios Lucia y yo comenzamos a salir y luego un año mas tarde le propuse matrimonio (lo que ella acepto felizmente). El como logre que fuera mi novia y mas tarde mi prometida digamos que no fue merito mio ya que ella siempre supo ponerme tan nervioso como para que mi cara se pusiera mas roja que un tomate y mis orejas ardieran es por eso que cada vez que recuerdo los momentos en que nuestra relación avanzo estos síntomas vuelven y realmente no los soporto demasiado sin colapsar.

En fin, Lucia era perfecta aparte de ser hermosa cocinaba maravillosamente, tenia las mejores notas de entre todos los estudiantes, era educada, graciosa, nunca ponía mala cara ni renegaba por nada, siempre sonriente y vivaz, ayudando donde podía y preguntando solo hasta donde debía, como dije, era perfecta. Aunque si bien tenia todas estas cualidades y además de ellas también resaltaba que era una muchacha súper transparente, siempre me sentí extraño cuando estaba a su lado, no era incomodidad si no algo así como una leve molestia que provenía del hecho de que yo no sabia nada acerca de ella puesto que siempre se mostro de ese modo tan perfeccionista ante mi a tal punto que jamás la vi fracasar ni flaquear en ningún sentido, constantemente me cuestionaba si a pesar de haber pasado casi dos años juntos en verdad la conocía y siempre encontraba la misma respuesta: no, realmente no la conocía, simplemente me había enamorado de su radiante forma ser y de su infinita amabilidad pero para que dos personas estuvieran juntas era necesario que supieran todo uno del otro, eso incluía lo bueno pero también lo malo, cosa que yo jamás había visto en ella, no sabia sus debilidades ni sus defectos tampoco la había visto enojada o de mal humor alguna vez y eso no hacia mas que demostrar lo lejanos que éramos y aunque yo le mostré todo de mi (incluyendo a mi desastrosa familia) ella constantemente se negaba a contarme mas sobre sus cosas o a pesar de estar comprometidos daba una rotunda negativa cuando yo proponía que ya era tiempo de conocer a sus padres.

-Es que yo no me llevo bien con ellos por que…ellos no querían que yo estudie esta carrera, tenían otros planes para mi y yo me negué por eso…espero que entiendas y que no te enojes conmigo por favor-era la justificación que me daba cada vez que le tocaba el tema de su familia, por eso deje de insistir y solo espere a que ella cuando estuviera lista me lo contaría todo.

Así paso el tiempo, Lucia y yo continuábamos justos nuestros estudios, ya estábamos a un año de recibirnos, ella con honores y yo, bueno solo estaba feliz de terminar la carrera. Abecés íbamos a tomar la merienda al lado de un lago donde habían muchos arboles y se respiraba un aire de tranquilidad, de solo estar ahí para nosotros era como si el tiempo se detuviera y nos dejábamos llevar por la brisa fresca, en ese momento para mis ojos no había mejor espectáculo que ver el sedoso cabello de Lucia mecerse con el viento, ella era realmente hermosa (creo que ya lo dije varias veces) pero habían ocasiones en que quizá no se daba cuenta que de sus ojos se escapaba la melancolía y la molestia claramente se reflejaba en su rostro, cuando esto pasaba sentía esa irregularidad en mi y es que me preguntaba que podría ser tan grave como para ponerla así, a menudo sentía esa impotencia de no poder preguntarle el motivo de sus tristezas ya que aparecía esa pared que comúnmente no estaba entre nosotros pero que llegaba en momentos como este. Yo solo quería ayudarla en lo que pudiera y si verdaderamente no estaba a mi alcance al menos consolarla pero la siempre fuerte Lucia nunca mostraría su debilidad o compartiría sus secretos conmigo, era lo que pensaba hasta que un día ella se acercó y me dijo:

-Mis…mis padres…yo recibí una carta de mis padres y ellos quieren…quieren conocerte-esta frase salió de sus temblorosos labios y la expresión de su rostro era tan lastimosa que la notablemente preocupación se escapaba de sus vidriosos ojos, entonces sentí una impotencia aun mas grande en mi interior, realmente no sabia nada sobre ella, no la conocía en lo mas mínimo por que si la conociera al menos hubiera sabido que hacer en ese momento pero solo pude verla ahí parda temblando y a punto de quebrarse mientras rondaban por mi mente miles de interrogatorios aun así estaba seguro, seguro de mi, seguro de Lucia y mas que seguro de nuestra relación pero fue cuando conocía a la familia de mi linda prometida que toda mi seguridad se esfumo.
Majo07 de abril de 2012

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