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El Debate

O esta otra que dice:

"Iba caminando por la calle, ajeno al mundo que lo rodeaba, Extremoduro al aparato, berreaba un Jesucristo García. Entre canción y canción volvió a bajar durante unos segundos a la tierra en la que él vivía y de la que era incapaz de escapar, porque no solo se sentía esclavo de ella, sino que en el fondo de su corazón la amaba. Unos segundos que le permitieron ver la expresión de alguna que otra persona que se cruzaba con él. Ese único momento de contacto que dura segundos le hizo darse cuenta de que la otra gente también le observa y tiene pensamientos, con lo cual esta gente en cuanto le vea pensará en algo, pero ni siquiera puede saber bien que piensa él. Comenzó a mirarse en el reflejo de los escaparates y las portería que cruzaba en su incesante camino a alguna parte, ese extraño que dicen que eres tú, ese extraño que te mira mientras le mira y te sigue allá donde tu vayas. Él tiene una percepción de sí mismo propia, pero cada vez que pasa por un escaparate ve un sí diferente en función del lugar de su mente donde mira.
Observa los cambios que ha realizado desde que recuerda, observa como ha crecido, esa mirada que ya no denota la de un inocente niño, sino la de un joven que ha tomado un vida de encierro y de busca de verdades y respuestas, mirada medio hundida con pocas ojeras, los pantalones desaliñados y un intento de melena que cambia cada dos por tres y se da cuenta de que constantemente está cambiando, a partir de una base estable que a no ser que algún accidente o algún vicio, mutile, rellene o rompa, se mantendrá bastante igual a lo largo de su vida, va realizando cambios, perceptibles o imperceptibles. Eso le lleva a pensar en que si los cambios son así de fáciles, ¿qué impide a la mente realizar los cambios de una manera similar y simple? En su mente en ese momento aparecieron dos bandos contrarios con ganas de hacer debate y él los dejó marchar a su bola. No sonaba más Extremoduro, no es música de debate, se había puesto Puggy y disfrutaba de Luckiest Crime (no cobro por publicidad). El debate había comenzado. Evidentemente como en todo debate existía en su mente la parte de luz y la parte de oscuridad, Darth Vader contra Obi Wan... (permitidme el lujo). La parte oscura o irracionalmente creada por nuestra sociedad, era aquella de que la gente no cambia, el ser humano está creado de tal manera que a lo largo mantendrá su vida el mismo patrón de comportamiento y aunque parezca que superficialmente puede cambiar, subrepticiamente el patrón lo mantiene anclado en su lugar. La parte de la luz, o de la simple y llana obviedad, defendía que la persona en su conjunto global es un animal, mutable y capaz de adaptarse a su medio, no solo de manera instintiva, sino de manera consciente y sabiendo cual es su lugar en el juego al que estamos embarcados. Daban la razón a Lucifer afirmando que evidentemente existe la gente incapaz de mutar su patrón de conducta, sin embargo defendían que si esta gente tuviese en algún momento de su carrera hacia ninguna parte tropezasen con algo que les hiciese parar y reparar en lo que existe a su alrededor, tendrían delante de sus narices lo que otras personas han visto antes y sin tanto problema, porque siempre habían sabido que estaba allí. Es la puerta, la puerta hacia el lado luminoso de la vida, donde el sol, más que iluminar, inunda de blanco todo el mundo y te permite ver las opciones que tienes y las puertas que estaban ocultas. Te permite no solo ver el presente, sino también el futuro, ya que tendrás una conciencia del camino que quieres escoger.
Evidentemente la parte luminosa había ganado incluso antes de empezar y la sensación de satisfacción y de saberse victorioso de batallas contra la oscuridad y la maldita monotonía, le inundaba y le alegraba el viaje de camino a casa a través de ese bosquecillo que bordeaba la carretera."
Makutos30 de mayo de 2008

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