TusTextos

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Once de Diciembre, 1987,
hora indeterminada, probablemente mediodía.
Lugar, FNAC sección libros de viaje, frente por frente con
la entrada a la cafetería.
Un hombre y una mujer se encuentran por
primera vez; yo estaba allí y lo vi todo y por eso lo sé.
Él tenía en las manos una guía de Nicaragua y
ella tenía desplegado un mapa de los fiordos noruegos
que se le enredó y no sabía volver a doblar.
Él se ofreció a ayudarla y ella aceptó con una sonrisa.
Hablaron un tiempo y salieron juntos a pasear y
a comer. Lo sé porque les seguí hasta el primer abrazo.
Aquel once de Diciembre yo quería comprar un regalo y
fui testigo involuntaria de que el ser humano es
triste y predecible.
Y de que un volcán y un iceberg son parte del mismo
paisaje, si uno así lo quiere.
El hombre era mi novio, mi buen compañero, mi amor.
Solo que cambió nuestro paisaje en una mañana.
Y se me fue al frío.
Y yo callé. Pero no dejé que me robara playas y cráteres sin fondo.

Veinte de Febrero, 1988,
hora indeterminada, probablemente mediodía.
Lugar, playa San Juan del Sur, a dos horas de Managua.
La arena oscura y el mar cálido me aquietan el alma.
Porque él se llevó solo un folleto, pero yo me aventuré y
disfruto un paisaje sensual, buceo, pesco y
me tomo un par de combinados deliciosos en la playa.
Creo que la cicatriz va curando bien.
Que lo sepa el traidor. O mejor no, que se borre de
mi nuevo paisaje. Me tapa este sol amigo.
Manuramos13 de enero de 2016

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