TusTextos

Como Pudiste Hacerlo

Que eficiente y depurada técnica usaste conmigo. Te metiste en mí, nublaste mi razonamiento, turbaste mi juicio, obnubilaste mi sensatez, ocupaste mis recuerdos, declaraste tus motivos; con gran facilidad te fuiste quedando, aprendiste a necesitarme y yo a depender de tí, eramos como una perfecta simbiosis. Como olvidar tus dudas existenciales, tus gestos sin palabras, tus miradas furtivas, tus melancolías postergadas, tus emotivas ilusiones y hasta tus sempiternas necedades.

Era realmente curioso como me llamabas con el pensamiento! Esa incoherente e inusual facultad para encontrarme cuando me requerías, no obstante eso traté de poner distancia a efecto de autoprotegerme de mi endiablada costumbre del apego, esa odiosa sensación de la que obtengo tanta satisfacción pero que más temprano que tarde me traiciona y justo en el momento menos esperado me viene a apuñalar en la espalda para dejarme agonizando.

Bella doncella, te hice caso, nos sentamos a la vera del camino y fue cuando bajo aquel frío de enero me dijiste que partirías hacia un nuevo derrotero. Nada era real, nada lo supuse cierto, salvo esa nívea luna, ese enorme y perfecto círculo, que parecía alumbrar solo donde estabamos intercambiando impresiones, sentimientos y sueños. Y fue ahí donde nombraste aquel trato, en el que se suponía que tu contarías conmigo y que yo contaría contigo. Esas palabras me calaron hondo pero a juzgar por tu proceder tal parece que para tí eran vacías, haciendo válido el dicho que las palabras se las lleva el viento.

El que avisa no traiciona, lo sé muy bien, asimismo sé de tu querer sin preguntas, por tu necesidad de silencios e introspecciones y de mi querer sin respuestas, para completar el axioma. Y es que cuando la triste realidad se hace vigente, cuando sólo te puedo imaginar, mi mundo se satura con dudas de las que dan comienzo y permanecen y nunca acaban. Pero no demores más, es tiempo que retomes tu camino, ya vendrá alguien más a ocupar tu lugar y tendré de nuevo la oportunidad de hacerme daño a mí mismo. Una sola cosa más te pido, si acaso lo permites, no por lo que he dicho creas que he dejado de quererte, pues no he parado de pensar en tí ni un tan solo de mis días y estoy contigo aunque sigas tu vida lejos de la mía.
Mariolino15 de abril de 2009

Más de Mariolino

Chat