En Remolinos
Navegaba en un mar calmo. El agua tan estática y sin personalidad, como yo. Ya había dejado de vivir hacía mucho y no importaba. De hecho, hasta estaba agradecido: los tormentos internos, muy propios de mí, ya parecían una lejana tempestad, cuyas nubes hacía mucho que se habían disipado totalmente. Apático y somnoliento, descansaba en mi balsa, en esta balsa y este mar petrificado que ya eran mi vida. El día diáfano y sin ninguna ola que alterara mi resignada calma. Y de repente, llegaste como un caprichoso remolino. Tan violento y súbito que fuiste imposible de esquivar. El amor, el deseo, la tristeza, todas esas sensaciones que creía sepultadas, emergieron furiosamente y se entremezclaron en este tornado acuático que me rodea. Giran tan rápido que ya no se cuál de todas estoy sintiendo, tal vez todas juntas a la vez; pero sí sé algo: estoy "sintiendo", y mucho; tanto que me desgarra. Hace rato que me caí de la balsa y me voy al fondo, arrastrado por este torbellino de pasiones. Ya no me importa cuán profundo me arrastres mientras seas vos la que me envuelvas con tus giratorias aguas. Si algún día vuelvo a la superficie o no ya ni me interesa. Lo que me quede de vida, lo quiero pasar girando con vos.
