Pandemia
Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región…
Esto es por lo que estamos pasando, por una pandemia que parece que no tiene fin.
Todo a nuestro alrededor son rumores y especulaciones de lo que puede pasar en un futuro, pero la verdad es que no tenemos ni idea. Y muchos de nosotros nos deleitamos de este drama como si fuera un bucle…
Desde el confinamiento total de hace unos meses, que provoco que nuestros días fueran como el de la marmota, exactamente iguales. Hasta cuando pudimos pasear libremente por la ciudad creyendo que la normalidad ya había llegado. Pero estamos viendo que acaba de empezar, y lo peor de todo es que no tenemos paciencia…
Paciencia para asumir que nuestros rostros van a estar bastante tiempo ocultos parcialmente, y que los demás solo verán de nosotros los ojos. Las sonrisas estarán camufladas por las mascarillas y que el contacto físico, incluso hacia nuestra familia y amigos estará restringido por seguridad.
Paciencia para poder salir a la calle sin miedo a tocar algo y no tener gel hidroalcohólico en el bolso.
Paciencia para coger transporte público sin pensar que estas poniéndote en peligro porque has visto a alguien estornudar.
Paciencia para quedarte en casa y no ir a lugares públicos, como restaurantes, museos, cines…
Paciencia para interiorizar que hay toque de queda y que no puedes juntarte con más de cuatro personas.
No obstante, tenemos que pensar siempre en positivo y valorar lo que si podemos hacer, y antes no hacías por falta de tiempo. Como por ejemplo leer ese libro que tenias pendiente, hacer la receta de “muffins” de calabaza que nunca te atreviste a hacer, disfrutar con los niños/as de la casa si los tienes y sobretodo reflexionar hacia dentro, es decir, ¿estoy en el lugar en el que quiero estar?
Porque aunque ahora no lo parezca, en algún momento saldremos a la calle sin miedo. Y ese momento será posible si todos y todas hemos hecho las cosas bien y hemos tenido paciencia…
