TusTextos

Complejidad - Primera Sesion

-lo hago con todo mi empeño… ¡lo juro!... pero por más que me esfuerce, siempre termino solo… en silencio…
-a veces tienes que poner las mejillas y dejar las cosas del pasado ahí…
-¡no digas eso!.... ¡crees que puedo enterrar mis traumas bajo una sonrisa hipócrita! ¡Crees que puedo mentir siempre!... no, no tienes idea… ¿tiene algún hijo, señor?
-si, uno de quince años.
-¿quince años, eh?
-si, ¿Por qué lo preguntas?
Se río entre dientes, quizás en tono perverso. La luz cálida que se filtraba entre las cortinas daba un color naranja a la habitación. Los libros, de anchos y firmes lomos, que posaban en las estanterías, de autores cuyos nombres y apellidos extranjeros, impronunciables; guardaban mas de un millar de conocimiento del comportamiento y las tendencias de la mentalidad de los seres humanos.
El paciente observo a su interlocutor con una mirada seria, y en seca tonalidad, añadió.
-mira, mi historia dista mucho de ser bonita… he soportado tantos golpes… he sufrido tantas perdidas solo acompañado por mi mismo… imagine que su hijo fue aislado durante toda su vida por sus congéneres… imagine que ha sufrido por amor durante tanto tiempo… imagine siquiera que su historia alla hecho pedazos su propio ser…
-no entiendo lo que me dices.
El paciente, suspira y soba su frente, en forma cansada. Toma el aire por unos segundos, contando internamente, moviendo los labios solo un poco, y prosigue.
-la historia de cada uno forma, esculpe… soy el producto no solo de mis ideas y de mis funciones orgánicas en desarrollo constante… ¡soy el resultado de eso y del medio hostil donde tuve que sobrevivir!... y también soy más… no me digas que tape con arena lo evidente. Que olvide algo que me marca por siempre y vuelva a empezar una, y otra vez… Si quiero ser otra persona a la que soy actualmente, tengo que superar, de una vez y por siempre, toda esa historia… y créeme, no puedo solo… y nadie de mi entorno parece importarle…
-¿y qué quieres que haga entonces, para aliviar tu tormento?
-sí, tormento… –respondió en tono sarcástico - la pregunta entonces seria: ¿acaso está lo suficientemente seguro?
-ninguno de los anteriores profesionales tuvo la suficiente paciencia de querer ayudarte. El problema está en ti.
-ya lo sé. El problema soy yo, es algo interno en mí.
El psicólogo lo observó de forma profunda, analítica. El silencio de la sala ahondaba su carácter pensante.
-para ayudarte necesito que me ayudes a hacerlo.
Quien estaba sentado en ese lugar, persona cuyos ojos, grandes y redondos, cansados, era el intratable del lugar. Su temperamento, naturalmente calmado, había sido colmado más allá de sus límites.
-los informes policiales revelan una actitud totalmente despreocupada a la situación actual de la victima…
-los informes policiales muestran un comportamiento frio y desinteresado… si, lo se.
-no voy a preguntarle por que lo hiso. Estoy aquí para saber las causas de su accionar.
-vaya –se recostó en el diván, reconfortado –veo que en algo coincidimos -.
El profesional guardo el expediente en los archivos, busco lápiz y papel, y se ubico frente a su paciente, prestando atención a sus respuestas.
-comencemos con las formalidades, para guardar en los expedientes: ¿nombre?:
-Arturo B. de Toledo.
- ¿fecha de nacimiento?:
-veintisiete de abril de mil novecientos ochenta y cuatro.
-¿estado civil?
-soltero
-¿trabajo?
-estable, soy vendedor en un comercio de electrodomésticos.
-¿estudios?
-secundario completado.
Continúo llenando otras planillas, leyendo atentamente. Una vez acabada su tarea, quito la hoja del sujetador y la coloco sobre el escritorio. Ahora estaría listo para oír:
-ambos somos adultos maduros, sabemos de dónde venimos y adónde vamos, puedes comenzar.
-no, no es del todo cierto eso…
-¿perdone?
-que no es cierto del todo… sabemos de donde venimos… ¿pero acaso tenemos idea a donde vamos a acabar?
Permaneció en silencio por un instante, razonando su respuesta.
-entonces, sabemos a donde queremos ir.
Su paciente asintió con su cabeza, en un gesto de aceptación. Suspiró y limpió las ojeras de sus ojos. Luego los froto con las yemas de sus dedos, y se recostó.
-somos juzgados por las acciones que cometemos… ¿no le parece cierto doctor?
-sí, en la mayoría de los casos sí.
-exactamente… puedes juzgar, entonces, a quien clavo una daga en el pecho de un tercero. Puedes juzgar también a quien jura venganza sobre quien lo castiga sin razón alguna. Pero la pregunta es… ¿podemos juzgar a quien desconocemos?
-en un sentido moral, no es lo correcto, Toledo.
-precisamente… precisamente…
Froto su mano en sus hombros, mientras miraba por la ventana.
-¿ve a esa chica de allí? ¿La de los tacones altos?¿aquella que entra por la puerta de frente, sosteniendo una carpeta de papeles prolijamente ordenados?
-sí, la veo… ¿Quién crees que es?
-su apariencia indica que es una secretaria… quizás sea muy ordenada y quisquillosa con su trabajo… o quizás sea la esposa de algún médico, que gusta de ir arreglada a llevar las recetas a la farmacia de frente… o puede que sea una traficante de armas, llevando solicitudes de compras a los contrabandistas de la manzana siguiente… puede ser tantas cosas… y a la vez ninguna.
-Toledo, está siendo usted algo agnóstico con algunas respuestas. Y a la vez tan preciso en otras… ¿Cómo puede estar tan dubitativo?
Arturo lo vio de frente, con los ojos bien abiertos, levantando sus cejas y ladeando la cabeza.
-entiendo lo que quiere decirme…
-no es que considere que nada pueda ser entendido, señor. Es solo que… -miró al suelo, mientras se acomodaba en aquel diván – estoy tan ávido de conocer tantas cosas, pero las oportunidades se me quitan injustamente… solo puedo quedarme con lo que no se, antes de caer en vanas suposiciones falsas… es lo que prefiero.
-supongamos ahora… que la chica de los papeles y los tacones es mi secretaria… ¿Qué supondría usted de eso?
-que podría saber certeramente, y de buena fuente, si esa mujer es tan ordenada como lo parece…
-bueno, no es la respuesta que esperaba, sinceramente…
Se levantó de su lugar, el receptor del mensaje. Camino lentamente a la ventana y miro por entre las cortinas. El sol no alcanzaba a iluminar tan bien la sala como antes. La mujer de antes abrió la puerta, y salió por el mismo lugar por donde entro.
-Freud sostenía que lo sexual era una influencia muy fuerte en nuestra vida… cuando veo a esa mujer caminando, tan radiante y atractiva… no siento nada.
-quizás no sea su tipo.
-no… no es eso… he aprendido muy diferente sobre las mujeres. Venga y mire, observe a la chica.
El psicólogo se levanto, también, de su asiento, y observo por la ventana de junto.
-… es un hermoso ángel caído del cielo…
-¿seguro?... yo veo solo otro ser humano… uno de más de seis mil millones… una mujer no es un ángel caído del cielo… ni un pedazo de plástico que se usa como juguete, que se arroja a la calle cuando sus curvas nos aburren… cuando yo la veo… solo veo un SER HUMANO–pronunciando con énfasis –
Ambos mantuvieron el silencio.
-¿esto es desmentir a Freud, acaso?
-no… sus palabras son verdad en la mayoría de los casos, pero no en todos… la verdad absoluta no existe.
-¿no es verdad que el sol sale por el este y se esconde por el oeste?
-si, es verdad… pero no pertenece al contexto de lo que estoy hablando.
-volvamos al diván y comencemos la terapia.
Caminaron a sus posiciones, y una vez cómodos, procedieron a su tarea.
-de niño me gustaban mucho las aves… ya sabe, esos animalitos emplumados, cantarines. También amaba a los perros y gatos… a las vacas y los caballos… amaba a cualquier animal. De hacho, cuando visitaba a mi padre, allí en su granja, pasaba horas en los establos y los chiqueros, corriendo y dando saltos de un lado a otro. Hablaba a los animales creyendo que me respondían… muchas veces el caballo me salvaba de caer al pozo de donde mi progenitor extraía agua…
-¿Cuál es la relación con su padre?
-mi padre falleció hace no mucho. Acababa de jubilarse cuando le dio un ataque cardiaco… siempre le prometí que protegería a mi familia el día que no este.
-siento su perdida.
No respondió, pero tampoco dio un gesto de desagrado.
El ambiente entre ambas partes se volvia, poco a poco, menos tenso.
-… aquel pozo… el de los establos…. Tenia una profundidad de mas de diez metros. Si caia ahí, hubiera muerto seguro con los golpes.
-¿Qué sucedió con los animales?
-una noche un sonido me despertó. Eran voces que reconocia de la gente de alrededor. Susurraban cosas que apenas podía decodificar, fui a la habitación de mi padre, quien dormía muy plácidamente, y lo desperté, para que prestara atención… tapo mi boca con sus grandes manos y pidió silencio… luego hubo un sonido de vidrios rotos, y un enorme resplandor entro por la ventana, seguido de un calor inimaginable.
-un incendio… figura en tu historial clínico quemaduras de primer grado en tus manos, y de segundo grado en tu pecho.
-si… son esas… esa noche corrí a los establos con una manguera, con intención de abrir las puertas y rescatar a los animales. Pero la manguera se deshizo con el calor, y se fundió en mis manos… asustando, las agite para quitarme el plástico derretido, y muchas de esas gotas cayeron en mi pecho, quemándome… padre prendió la bomba del pozo y me empapo con la manguera… me ordeno que fuera detrás de el. Desde lejos, apagó las llamas.
-sí, hay una denuncia de vandalismo de tu padre, Raúl B. Toledo…
-no fue solo vandalismo… alguien tenía intención de hacer daño a mi familia. Entonces no me daría cuenta, pero ahora que lo veo, se ve tan claro…
-tus ideas, antes, eran de no caer en suposiciones erróneas.
-al día siguiente recordé las voces… y pude entender lo que decían…. Pronunciaban mi nombre entre líneas nada agradables…
-¿un intento de homicidio en contra de usted?
-quizás… no quise mencionar a mi padre sobre lo que oí. Pero sabia muy bien quien era el responsable principal de eso.
-¿Quién era?
-fue quien abusaba de mi en la escuela… siempre me golpeaba e insultaba. Muchas veces me empujaba en la línea de formación, frente a la bandera, Frente a toda la escuela, y cuando las maestras daban la espalda, me escupía y golpeaba… una sola vez fui con la directora a quejarme, pero hiso caso omiso… dijo algo asi que era un chico problemático por que necesitaba mas muestras de afecto, que debía alagarlo.
-¿Qué sucedió después?
Rio despacio, sutilmente.
-hay quienes dicen que la maldad no tiene lugar en los niños… sea lo que sea que tenga lugar dentro de un niño abusivo, hiso que volviera a mi casa con un ojo morado y un diente de leche partido.
-¿no lo comentaste con tus padres?
-no… camino a casa lloraba desconsoladamente. Aquel hijo de puta pasaba riéndose detrás de mi.
-no hay necesidad de volverse vulgar…
-no hay necesidad de guardarse nada. No me gusta, en lo absoluto, ser violento. Pero le juro que hay tantas veces que me encantaría revolverle las tripas a cada estúpido… tengo que conformarme con insultarlo dentro de mi.
-entiendo… usted reprime su violencia y la guarda, entonces estalla como una bomba de tiempo…
-… si… eso me lastima… ahora lo veo…
-estamos progresando, entonces… mejor dicho, usted lo esta haciendo.
La tarde caía, tiñendo de rosa el cielo. Las hojas de los arboles bailaban, moribundas, bajo el viento de otoño. El paciente observó, nuevamente, por la ventana.
-… la belleza se esconde en los lugares más cotidianos…
-¿perdon?
-vea…. Cuando uno camina despacio, puede apreciar la madre naturaleza en acción…
-¿quiere continuar en la siguiente sesión?
-si… deseo pensar bajo aquel árbol de allí.
-¿lee mucho usted?
Ambos se dirigían a la puerta. El psicólogo tomó sus llaves, y su maletín.
-no tanto como me gustaría, en realidad… pienso mucho, y descubrir cosas a partir de mi mismo, de lo que veo, de lo que pasa, me da mucho placer.
Se mantuvo el silencio, estrecharon manos, y se despidieron en la puerta del consultorio.
Mastera17722 de octubre de 2014

1 Comentarios

  • Mastera177

    nueva narracion. esta se publicara esporadicamente, no como en grupo omega, que la subia con cierta regularidad.
    que sea de su agrado, y saludos.
    Master A-177

    22/10/14 05:10

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