Memento I
Me es imposible, dada la situación, pensar en poesía en este momento. No puedo ni quiero pararme a meditar cada palabra, cada expresión, cada verbo y cada inflexión de mi prosa. No puedo detenerme y evitar caer en los convencionalismos o en los clichés, ni tampoco quisiera limitar mi expresión por modelos liricos clásicos. Y si lo pienso, escribo así porque es así como la quiero a usted. Por fuera de modelos y moldes, por fuera de todo lo que suele ser. No se si atreverme a llamarlo amor, quizá porque esa palabra es mucho para lo que siento, o quizá porque es muy poco. No se si podría, en algún momento, simplemente detenerme y no dejarme llevar más por mis emociones, hacer un alto en la escritura de mi vida, pensar las cosas y tomar otro camino. No se si, al presentárseme esa opción, quisiera hacerlo… quizá es algo que se ha atravesado ya en mi camino y lo he rechazado, o quizá lo acepté… pero luego usted…
¿Por qué tiene que ser así? Lo he dado todo por vos durante los últimos años de mi corta vida, lo he hecho todo por vos aferrándome a una mirada, o quizá a una palabra que en algún momento, no se por qué, me dio motivos para seguir adelante y tener esperanza en usted. Lo di todo y lo hice todo, y cuando mi fe moría, cuando llegaba a su fin, cuando buscaba otro camino y me alejaba de ti, llegas y me atrapas de nuevo, no con una mirada, no con una señal o una simple palabra… me atrapas con tus labios… tierna y cruelmente, un beso hermoso y mortal que quizá no debió ser, o que quizá estaba escrito y era un punto de giro en nuestro destino.
Y ahora, me haces darlo todo de nuevo por ti, me hace hacerlo todo por usted, me hace morirme de nuevo por vos…
Lo he dado todo por vos, por ti, por usted, y lo daría una vida entera más, solo porque me aferro a ese momento, a esos labios, a esa cercanía entre mis ojos y los tuyos que me dicen “No te quiero, pero quédate, no te vayas, bésame y luego olvídame, olvídame por siempre, pero no me dejes nunca.” … o que quizá tan solo estaban perdidos, solo estaban confundidos… quizá vos no sabías lo que hacías, quizá yo sabía que no lo sabias… o quizá yo no sabía lo que hacía, y quizá usted sabía bien a donde iba.
No reparo ya en si la llamo usted, si la llamo vos, si te llamo tú o si te llamo vida. No vale la pena fijarse. Sos la misma persona, o eso creo. Tal vez ella no es la misma que tú y vos sos diferente a usted. Yo no se nada, salvo una cosa. Necesito tus labios, los suyos, los de ella.
Los míos, vida, ya te los llevaste.
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