Ahora ya no me emociona nada. Un mensaje? Sé que no es tuyo. Una llamada? No es tuya. Ya no eres tú. No más. Me dejaste. Te fuiste y aún no habíamos empezado a vivir todo lo que planeamos. Te fuistes sin darme un último abrazo. Te fuistes sin decirme por última vez un maldito te quiero. Te fuistes sin besarme una vez más. Ya no despertaré con tus buenos días ni me iré a la cama con tus buenas noches. Ya no sonreire como una idiota por tus locuras ni podré decirte te echo de menos. Ya no podrás molestarme. Ya no más. Ya no habrá nada de ti en mi vida. Dejaste huella. No lo negaré. Solamente quería ser feliz contigo. ¿Tan difícil era eso? ¿Tan complicado? No me impotaban tus celos, tus enfados, tus cambios de humor. Te aceptaba tal cuál porque te quería... ¿A quién quiero engañar? Te sigo queriéndo idiota.

Me arrepentiré de algo. De no haberte dicho que te seguiré queriendo. Quería, deseaba y necesitaba escuchar un te quiero de ti. Pero no me lo dijiste. No te puedo recriminar nada. Yo tampoco lo he echo. Ya no podré hablarte cuando quiera. No podré saber de ti todo lo que me gustaría. Pero bueno, así es la vida y poco podemos hacer. Lo único que sé es que no te olvidaré. Te quiero y te echaré de menos. Apenas te has ido y ya te echo de menos. ¿Qué idiota no? Me siento estupida por tener estos sentimientos. No me gusta no controlar lo que siento, pero, ¿qué puedo hacer? En estas situaciones, ¿que es lo que podemos hacer? ¿Luchar? ¿Dejar que pase el tiempo? ¿Olvidar? No sé que hacer. Estoy muy perdida...

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