Una Fantasía de Insomnio
Tantos escenarios en los que existimos juntos.
El paisaje fantástico se armoniza con su sonrisa inolvidable, yo sonrió, acaricio su mejilla sutilmente, el contacto con su piel provoca que mi corazón dance al ritmo de un éxtasis que intento transmitir al mirar el azul sublime de sus ojos, responde con uno de sus gestos tiernos, el cual guardo con impaciencia en memoria, juntamos nuestros rostros frente a frente, percibo su exquisito aroma, al que por cierto soy adicto, llevo una de sus manos a mi pecho con la intención de que sienta el vaivén de mis latidos y tal vez con ello logre comprender el significado que ella tiene para mí, el efecto que le da a mi vida. Su sonrisa se apacigua, parece que ahora lo comprende. Me siento feliz, soy el más feliz.
En un abrir y cerrar de ojos yo también lo entiendo todo, gracias al brillo tenue que comparte la luna, el cual apenas logra escabullirse por las cortinas, miro estos cuatro muros que parecen conspirar en mi contra, me doy cuenta de que aquel paisaje fantástico era precisamente eso, fantástico. Mis labios olvidan que sonreían hace un momento, la única suavidad que advierten mis manos pertenece a una simple almohada sin vida, mi corazón ya no es una melodía, ahora es tan solo eco de una pieza que realiza su labor, no está el azul de ella, únicamente contemplo el molesto rojo intenso de un despertador que se encuentra ansioso por recordarme la amarga cotidianidad que me espera, basada en una realidad en donde ella se encuentra muy lejos, y ni siquiera un recuerdo fugaz de mi existencia aborda sus pensamientos.
Ella allá viviendo y yo aquí sobreviviendo, con dosis nocturnas de maquinaciones esperanzadas en crear un instante de felicidad.
