Conversación de Guerra.
-Voy a dejar la telenovela en la puerta, no me apetece venir a atosigar. Estoy cansado de cansarme, alejado hasta de ti que me despiertas cada día. Mi mente se ha ido cebando sobre mí, llevo tres días plantado aquí en este césped. Con su sombra proyectada, la de mi mente. Garras abiertas y puntiagudas, plumas redondas, quieren serlo.
Y esa sombra que muta en tamaño, cada vez está mas cerca, ya ha llegado la hora de los problemas sin respuesta. Soluciones que ni mi mayor profesor sabe apuntar.
Empiezo a apuntalar yo un quizás por mañana.
-¡Meollo sin cuestión! Tu mente fue robada a un traidor. Es verdad, yo no tengo ojos, me los robo cada noche horas antes de irte a despertar.
-Yo soñaba con que me despertase tu mirada pacífica, pero aquí estoy sin saber el color de tus ojos y esperando a ser desgarrado por el vuelo de mis pasos. Puede, más ciego que nunca, más roto que ayer. Sólo dime si menos expectante que mañana. Y yo ya podré luchar armado de convicciones contra el águila que pesca tus miedos, y te pide que los regales a mis labios en señal de paz.
PAZ, pedirla es arriesgado para mi porque mi remanso eres tú.
