TusTextos

Hola

Recuerdame, he estado durmiendo pero los sueños se gastaron. Ahora he despertado.
Si no hay a quien buscar al otro lado de mi pupila, ¿de qué sirve dormir?

Quizá en este realidad suculenta hay más pájaros que tiros, y solo cuando alzas la vista cae el sol, quemando tu interior, impulsando tu ecuador al desvarío, al demasdre que discute nuestras ilusiones la rezar.

Quemado, asmático, enfadado ¡no quiero que me cuides!

Solo correr, solo correr...

y salvar los paréntesis que encierran mis corcheas y me dejan mudo, que me encierran en cuatro paredes. Con tus piernas en mi nuca y la vida por detrás ahora sí que estoy muerto en vida. No quiero saber quien eres, solo un hola, quizá una sonrisa pero antes de mañana se habrán marchitado los acordes.

El viejo bohemio repetirá sus locuras entre amaneceres sudados, yo ignorado le espiaré desde mi ventana y haré un boceto rabioso, rompiendo la mina, deshaciendo el carboncillo entre mis dedos endemoniados que anoche profanaron tus harapos sedosos.

Pero no voy a cambiar, sigo pensando en el hola que te dije mientras te desprendías de la vida junto a mi abdomen hambriento y ya sin sueños ni hombligos, ni hadas, ni nada. Mis sueños han terminado, solo quiero que sepas que estoy despierto.


...



Y ella sibilina espera la sorpresa desde la mesa, posando su mano sobre la servilleta. Parece que tras el abismo de sus cabellos no se sostiene la duda, los martillos son para el desastre. y su desastre esta noche es el amor. Que anda más loco que nunca.

Tarareando boca arriba mientras mira la lámpara fundida, se aleja de ella, el amor se ha marchado desde antes de que fuese de noche. Pero hasta entonces sus cabellos sostuvieron la duda de los vientos de febrero. Con los pies sudorosos nota la calma alejándose al sillón del balcón, donde antes soltaba colchones hambrientos a merced de la suerte bohemia de los locos que son perseguidos por sus amores.

Pero no es cuestión de sueños ni de hadas, ni si quiera es cuestión de hombligos, la cuestión perdura en sus memorias de sirvienta herida. Fruto de los dulces de mazapán que le enseñaron a tragar ahora olvida los amargos paseos de despedidas de septiembre, vivió siempre en el verano. Olvidando los ponientes, y los salientes... Ardiendo a cada paso en el frío de diciembre.

Y la música... no es más que un millón de bostezos disfrazados tras las noches de balcón. El hola tan solo la forma de morir cada día al saber que su amado sigue esperando tras la ventana rumiendo carboncillos a luz de amanecer.

Hola... última palabra recibida en su lecho caliente, la repite cada día cuando se cruza al vagabundo como un ritual, como un rezo. Como forma de llamada a las harinas de otro costal. El costal que le enseñaron a anidar en sus cabellos ahora débiles... ahora débiles...

Cada febrero, cada diciembre... más enfermiza.

Ahora ya calva. Duerme, duerme en aquel sillón sabiendo que su amado está despierto.

Mi3huella16 de septiembre de 2011

1 Comentarios

  • Albasilencio

    hermosa prosa , pura poesía que deambula por los recovecos del alma inventándola. puro deleite leerla, un saludo.

    16/09/11 06:09

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