La Pared.
A veces me asusta la fragilidad de mi idea ante esta pared blanca. Cuando tú no estas comienzo a ver las grietas en la endeble capa de pintura. Y el hedor intrahumano se desata a través de las cañerías. Ya no hay un qué decir de tu fragancia azucarada.
Frente a esta pared terrenosa y gélida mi espiírtu se pierde entre los jirones de tu viejo abrigo polar.
Y mi sonrisa despiadada te encuentra al fin. Te estoy encontrando en el gotelé.
Advierto mi locura tarde tras tarde, observando una añajosa pared, encontrándome en ella los sinuosos placeres que nos arrastraban por la colcha.
Y no los encuentro en armas, en cardíacas rapiñas , en las agujas del destino. Los encuentro en estas paredes, las que absorbieron tu eco cuando aún me amabas. Las que bebieron del rocío y del sudor arrollado por nuestros vientres.
Con ellas me quedo. En esta noche muerta. Ahogándome en el vientre de tu partida.
