TusTextos

Una Parejita Del AÑo 2015

Imaginemos, ahora, a una dulce-y pícara- pareja, ya en su vejez. ¿Qué tal...a ver...si la situaramos en una plaza de Buenos Aires? Por decir algo, porque, en verdad-siendo ambos jubilados-, bién podrían estar en un restaurante o en una cálida posada en la costa. O, mejor aún, visitando el lejano Japón, gracias a un corto viajecito de apenas una hora y media, vía transbordador espacial-ya casi obsoleto, hoy por hoy...inaugurado, con toda pompa, allá hacia fines de los 90, por un melenudo presidente.
Pero no, ellos prefirieron abandonar esos mundanos lujos y estar aquí, en nuestra querida ciudad, y en ésta plaza-una de las pocas-que sobrevivieron a los shoppings ecológicos-, y justo, justo en este banco...el mismo banco donde, incontables años atrás, se besaron por primera vez.
Y recuerdan esas ricas experiencias eróticas de un lejano pasado como quién extrae, de un húmedo e hinchado cajón amarillentas pero aún nítidas fotografías.
-Vieja?
-Qué, viejo?
-Te acordás de esa noche, vieja? Fa! que noche! ¡que noche!
-Cual noche viejo? ¿Esa cuando unos ladrones perseguidos por la policía se atrincheraron en la azotea...y una ráfaga de ametralladora nos hizo bolsa el cuadrito del casamiento? Y encima, el tonto del fotógrafo había perdido los negativos.
-Qué noche- responde la anciana, al tiempo que, y no con poco esfuerzo, logra sacarse un moquito de la naríz.
-No, vieja, no...otra noche. Aquella noche...
-No te acordás, eh?
-Ah, sí! Ya sé. La de nuestro primer viaje en avión, cuando intentaste masticar la toallita peludita y enrolladita que te había entregado la azafata desde el extremo de una pinza, porque pensaste que era una especie de cubanito blanco relleno de dulce de membrillo...y empezaste a recriminarle, a los gritos, que eso era incomible. Ja ja...los pasajeros aún se deben estar riendo-concluye la anciana dama-mientras intenta, amasando con los dedos, darle forma esférica al pedacito de moco.
-Pero no, mujer, no. Mejor ni acordarse de esa vez. No, vieja, otra noche, acordate...dale. Esa noche en que pasó algo...mejor dicho, todo, ¿eh, vieja? ¿no te acordás, eh?
Cuantos meses me llevó convencerte. Yvos, que no, y que no...que era una locura, que estaba mal y que esto y que aquello. Pero, qué locura linda fué, no, vieja? ¿eh? ¿te acordás ahora? Dale, la noche esa...en que invitamos a mi amigo Juancho. ¿Juancho, te acordás? El electricista. Dale, sí que te acordás.
-Ah! viejito pícaro, por ahí araban mis bueyes- responde el venerable peregrino, analizando con orgullo su recién parida obra de arte: finalmente, el negro moquito ya era una perfecta bola ocho, lista para rodar en la mesa de pool del sótano de cualquier hormiguero.
-Y, sí. Claro que me acuerdo. ¿Cómo no acordarme? Tomamos mucho...muchísimo. Y yo seguía nerviosa, remuerta de miedo, y seguía con que NO y NO. Y vos, con que SI y SI...que era como una prueba de amor, que no tenía nada de malo, que era solo un jueguito y , y...¡ah! qué loquitos que eram...digo, que eras.
-Y al final, accediste, ¿te acordás? A Juancho se le saltaban los ojos, como si hubiera metido los dedos en el enchufe, je...y eso que estaba acostumbrado a la electricidad.
-Hay, viejo...ay, no sigas, no.
-Y te acordás la cara que puso cuando empecé a sacarte la rop...?
-Hay, viejo, no! ¡pará! ¡pará!...que me dá cosa...qué sé yo. No sigas...me da...verguenza eso- dice a la vez que , cerrando un ojo, apunta al enorme agujero del árbol; y dispara, usando el pulgar como apoyo y el índice como catapulta. La bola ocho, después de describir una parábola perfecta, ingresa, con notable precisión, en la imaginaria tronera.
-Bingo! por fín salió- exclama con una alegría casi adolescente.
-Pará, vieja, pará...no te me distraigas-continúa el anciano, a la vez que siente por todo el cuerpo, un extraño cosquilleo, como quién recibe la suave onda expansiva de una detonación lejana.
-Te acordás ahora , vieja? como gozaste! y como gritabas...¡fuaaaa! Uy...
-Basta , viejo loco...basta. Que te digo que me dá como una cosa...
-Y yo, tomandote de la mano. Y vos, diciendo: "lo hago por vos, mi amor...lo hago por vos" ¡ah, que noche! que noche!
-Sí, viejo, ahora me acuerdo bién, sí.
Ya pasamos los setenta...y seguir con ésto...uy, uy. Ves lo que te digo, eh? mirá! mirá como nos observa esa parejita! Uy, seguro que están hablando de nosotros, si. Ves que sí? Nos miran, viejo. Pará de apretarme, te digo...bichito, pará, pará. Seguro que ya están pensando que somos dos viejos verdes...bichito, pará te digo.
-Pero, que me importa, eh? mi negrita, vení, dame un besito, que miren, si quieren, que me importa. Nosotros fuimos como ellos, dale bichito. Y ellos, algún día, serán como nosotros ahora. Si, si, somos dos viejos verdes.
¡Sí, que viva la ecología, que jorobar!
-Uy, viejo, pará. Te digo que pares, viejo manolarga. Es que no te diste cuenta que en ésta vida hay cosas más importantes que el sexo, eh?
-Uf! viejo, pará. Dejate de chistes, bobo. Y vení, vení que...te quiero confesar algo. No te vas a enojar, no? Total, ya tenemos bisnietos. No te vas a divorciar por lo que voy a contarte, no? No es cierto, eh?
-No, viejita linda, no. Como me voy a divorciar? Vení, besame, sos loca vos? Aparte, adonde iríamos, eh? Y la casita, eh? quién se quedaría a vivir allí? Ensima solo y ...el pumpi? con quién se iría ese perro loco, eh? Dale, confesate con papito, dale.
-Y, si...no. Es esto, digo...eso, lo del Juancho. Es...qué sé yo. En realidad, yo quería decir sí...de entrada viste? Yo quería, pero, viste como somos las mujeres no? Yo quería, sí, pero...yo que sé...
-Claro que quería...y como quería! si me habré cansado de verlo al Juancho desde la ventana de la cocina con ese mameluco azúl yendo a trabajar, que fuerte. Me perdonás?
-Hay, mi viejita, de lo que me vengo a enterar. Claro que te perdono, mi...como dicen ahora, eh? Ah, sí...diosa silicónica,...ídola reciclada...cosita virtual, eso, cosita. Y, decime, no era que lo hiciste por mí? dale, contame, dale.
-Y,sí, bichito, por vos...y por mí. Por los dos, claro. Por vos y por mí. Yo también quería, claro. Sí, si no...que era yo, eh? como decías siempre vos, eh? Ah, si...un dibujito animado, eso. Un dibujito animado era yo, eh? Eso era , eh?
-Sí, mi amor, sí. Sí, eso...un dibujito animado, eso. Mi Betty Boop del subdesarrollo, si, si, y te hacías que no te acordabas, ¡oh! Pero, oh...milagro. Mirá, vieja. Uy, que loco. Mirá, vieja, tocá.
-Viejo! No, no pued...uy, uy, ...no, m...me estás cargando, viejo. Es tu dedo. Lo estás metiendo por el agujero del bolsillo. Qué tonta, claro, siempre me olvido de remend...
-Pero no, viejita, no. Mirá donde tengo las manos. Querés que aplauda, eh?
De que dedo me hablás?
-Uy , viejo, uy...es verdad. Milagro....sí. TAXI! TAXI!!
-Pero que hacés! estás loca? pará...qué taxi? si con esta jubilación de porquería apenas podem...qué hacés? Soltame...soltame, te digo.
-Espere, señor, espere. Dale viejo, subí, dale. La otra pierna ahora...eso, está, ya.
-Métale, doña, uf!! -exclamó el chofer.
-Viejos tontos, piensa el taxista; cuatro horas para subir...digan que no hay trabajo, que si no...
Listo, señor, listo. Ahora sí...apúrese, chofer, apúrese.
-Ufa, abuela! Ufa! Esto es un taxi, abuela...no un plato volador! no ve el tránsito como está, eh? Tanto apuro, tanto apuro. Qué pasa abuela? Eh? dida. Está embarazada, está?
-Y, quién le dice chofer...pasan tantas cosas...
Movisi15 de junio de 2009

Más de Movisi

Chat