Me gustas cuando confiesas estar roto,
en cien mil pedazos,
cuando no pareces un ser de otro mundo.
Me gustas cuando dices que no lloras
y pareces el más fuerte,
cuando pareces un ser de otro mundo.
Me gustas cuando no le temes a nada,
pero le tienes miedo a la vida.
Me gustas cuando crees en todo
pero te muestras escéptico ante mis palabras.
Me gustas cuando te muerdes el labio,
pensando qué pensaré y qué creeré.
Me gusta cuando eres libre,
cuando admites que podrías volar lejos
y cuando sabes que podrías aletear junto a otra,
pero sigues queriendo
libre
volar conmigo.
Me gustas porque eres hielo y fuego,
pasado y futuro,
vida y muerte,
lacayo y rey.
Porque sabes lo que eres
y sé que puedes serlo todo.
Me gustas cuando haces promesas,
cuando mientes y te ríes,
cuando curas heridas disparándome balas de amor.
Me gustas cuando eres el escenario de mis crímenes
y porque nunca me dejas en el banquillo.
Me gustas
porque nunca sé cómo terminar tus textos,
nunca quiero poner punto final, ni puntos suspensivos.
Así que,
coge tú el aire,
que repetimos
sin punto final
