TusTextos

La Rosa

Se acercaba la noche y mi estomago estaba vacío, mis ojos secos de tantas lagrimas desperdiciadas, porque sufría tanto, si me hiciste tanto daño cuando estuvimos, porque después de dos años aun seguía llorando.
Eran ya las diez y media hay dios y sin nada para prepararme la cena ni ganas de cocinar, ¿y porque no salir? Después de dos años encerrada saliendo solo para ir al trabajo estaría bien pisar un poco la calle dejar de llorar y de soñar cosas infundadles.
Me puse lo primero que pille no tarde en elegir ni en ver si pegaba, me puse mi abrigo y baje a ver donde cenar, dios pero si aun hay gente en la calle a estas horas pensé.
Vi un bar con una pinta no más cutre de la que yo podía tener, el pelo recogido en un moño hecho mal y rápido, los zapatos de deporte y la ropa unos vaqueros desgastados y un jersey blanco, el abrigo tapaba casi toda mi vestimenta, menos mal por dios que vergüenza.
Me senté en la barra y le pregunte al camarero por las tapas, no he visto en mi vida comida con peor pinta, pero le pedí un par de tapas y una cerveza, con el asco que me daban antes y ahora hasta me las bebo....
Junto a mi, en mi derecha había un muchacho pelo largo, ojos no tan triste como los míos y mirada perdida, me pidió fuego (suena a tópico), pero aun así empezamos a hablar.
Su vida no había sido mejor que la mía y sus ojos en mas de un momento se le llenaron de lagrima me infundo confianza y después de toda la noche hablando, y total ya sin amigos que mas da que un desconocido escuche tu vida a alguien tendrás que contarle tus penas, por fin saque todo lo que llevaba años llorando en silencio y ambos congeniamos, nos dimos los teléfonos y cuando el bar cerro a las 5 de la mañana después de horas hablando con un desconocido llegue a mi casa pensando que bueno al menos me desahogue aunque después de toda la plasta tenia claro que no lo volvería a ver ...
Me desperté con dolor de cabeza parecía resaca, un mensaje en el contestador, la gritona de mi madre diciendo que no podía seguir evadiéndola, que ella se preocupaba por mi que la llamara, lo único que no tenia ganas de hacer con el dolor de cabeza era soportar otra charla existencial de mi madre dios menos mal que era sábado, no tenia que ir a trabajar puesto que con el cuerpo que tenia no podría rendir.
Me di una ducha muy relajante, me sorprendió ver que no derrame ninguna lagrima mientras veía su cuchilla y su espuma, como llevaba haciendo años desde que el se fue, todo quedo donde el lo dejo, aun seguía con la esperanza de que le volviera a por sus cosas y volver a verlo.
Sonó el teléfono y conteste y era el de la noche anterior, dios si que esta mal el muchacho me ha vuelto a llamar me dijo de quedar para merendar y pasar otro rato hablando accedí, total no tenia nada mejor que hacer y así por lo menos evitaría pasarme toda la tarde llorando.
Esa tarde quedamos y fue precioso tantas horas hablando como el día anterior fuimos a cenar y luego nos fuimos a su casa a tomarnos unas copas, jamás me reí tanto, se me olvidaron todas las penas que tenia en mi cabeza, todas esas lagrimas que llevaba años derramando se secaron de pronto y ya no me pedía mi corazón que las volviera a derramar, volvía a ser feliz, dios mío quien me iba a decir eso, mientras yo tenia estos pensamientos, mientras mi cabeza pensaba en lo a gusto que estaba con el.
Vi como me miraba con ojos tiernos como su mirada, era una mirada de cariño y acerco su boca hacia la mía y me beso fue el mejor beso que me dieron nunca, hizo que olvidara todo lo que me rodeaba, el resto no existía solo el y yo, besándonos y abrazándonos, no me lo podía creer un extraño había conseguido llegar a mi corazón pasando tan solo por mis labios unos instantes pegada a su boca y ya me sentía feliz...
Seguimos hablando y pasando buenos ratos, ahora nuestras manos a veces se cruzaban al igual que nuestras miradas, me di cuenta que olvide del todo aquello que llevaba años intentando olvidar, todo aquello que me hacia llorar y me acerque a su boca, lo bese y acaricie y me cogió en brazos me llevo a su cuarto y me tumbo en su cama...
Me acariciaba mientras me besaba, no me desnudaba ni me presionaba solo nos acariciábamos con amor mas del que nunca sentí, me sentía llena de nuevo, protegida sabia que esta vez podría seguir mi vida, que ya había llegado la hora de pasar pagina, de cambiar el chip...
Deje que su boca recorriera mi cuerpo aun cubierto por mi ropa, sus labios dulces solo me rozaban y eso hacia que mis vellos se erizaran me sentía de nuevo una mujer, mis dedos se enredaron en su melena, mis labios se mezclaron con los suyos y mis piernas rodearon su cuerpo, abrazados mientras nos fundíamos en un beso, sus dedos desabrochaban mis botones, dejando visible mi sujetador y parte de mi pecho, mi vestido blanco cada vez tenia menos botones abrochados, le quite la camiseta y descubrí un pecho y brazos fuertes pero no excesivamente marcado, jugo con mi pecho con el sujetador puesto aun mientras con trabajo mis dedos consiguieron desabrochar el botón de sus vaqueros, cuando por fin deje su cuerpo desnudo y mi cuerpo también desnudo, nuestras manos juguetearon, nuestras bocas recorrieron nuestro cuerpo, su boca jugo con mis pechos y bajo lentamente hasta que llego a mi clítoris su lengua jugo con el hasta que no pude controlar mi sensualidad, mis dedos se enredaron en su pelo, mi cuerpo se arqueo hasta que pudo conmigo el placer y caí rendida de nuevo en la cama, mi mano se fue hacia su sexo, lo acaricie con cariño, lo lleve hacia mi boca y lo saboree, note como le gustaba y seguí haciéndoselo hasta que el no podía mas y me quito mi boca de su sexo, seguimos jugando un rato toqueteándonos, acariciándonos y me puse encima de el y lo cabalgue con amor y cariño como hacia mucho que no lo hacia con nadie, se mordía los labios mientras acariciaba mi cuerpo, el estaba dentro de mi, era mas que sexo éramos uno solo, notaba el amor ...
Me volteo y se puso encima de mi me hacia el amor con mucho cariño, mientras me penetraba me besaba el cuello y me acariciaba el pelo, mis manos recorrían su espalda hasta que llegamos al punto, yo no podía mas pero lo aguantaba, quería irme con el y nos fuimos juntos, mi placer y su placer, mi cuerpo se erizo y su cuerpo paro un segundo sobre mi, no podía mas y nos desplomamos los dos en un abrazo, me susurro al oído, me decía que era lo mejor que le había pasado, que se alegraba de haberme conocido y yo le di las gracias por aparecer en mi vida, por secar mis lagrimas y hacer brotar una sonrisa, nos quedamos dormidos abrazados el uno al otro...
Cuando desperté era de mañana, el domingo por la mañana dios que feliz me sentía, pero el no estaba, y al lado mío, en la almohada había una flor y una cartita y en ella ponía:
Hola preciosa tuve que irme, mi madre me llamo que se puso mala, espero verte cuando regrese, te dejo aquí las llaves por si quieres salir y volver luego. Llámame cuando puedas.

Myta23 de abril de 2008

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