TusTextos

Para Decir \

Para decirte “¡Yo te Amo!”

Tengo que arriesgarme y confiar en ti.

Tengo que darme sin exigirte ataduras.

Tengo que vencer mis temores.

Tengo que ser mejor persona y ofrecerte ese crecimiento.

Tengo que saber que puedo vivir bien sin ti y así
hacer meritoria nuestra unión.

Tengo que ser como soy aunque no estés desacuerdo.

Pero sobretodo, tengo que saber decir ¡YO!




En muchas ocasiones hemos escuchado a la gente decirle a sus seres queridos que "vivo por ustedes", "sacrifico mis deseos por complacerlos" o "que mi felicidad sólo se logra si ustedes son felices". También hemos sido testigos, y quizá hasta protagonistas, de frases como "antes de ti estaba perdido", "por ti tomaría el sol y te lo regalaría", "por ti mejoraré cada día para ser digno de tenerte al lado", "tu me elevas hasta el cielo, haciendo que alcance alturas que jamás alcanzaría" o "sólo soy feliz si estoy contigo". Pues bien, el problema de estas frases no es la cursilería sino algo más grave: subordinación del Yo respecto al otro. El problema no es único del sometido, sino que a partir de ideas como esas se dan unos cheques en blanco para que los intereses de los demás siempre estén por encima de los propios. Se trata, en todo caso, de una esclavización voluntaria y, en definitiva, tanto quien entrega su libertad como quien la recibe son las criaturas más despreciables de la Tierra.

Llevaba razón Ayn Rand cuando decía que "para decir yo te amo primero es necesario saber decir YO". Si cada uno de nosotros es incapaz de reconocerse y de identificar sus necesidades e intereses es incapaz de ayudar a otros a alcanzar los suyos. La razón, nuestra única herramienta para sobrevivir y gracias a la cual hemos podido alcanzar el progreso actual, hace que el ser humano actúe siempre para acrecentar su propia satisfacción, es decir alcanzar fines concretos con arreglo a los medios de que se dispone. Pero a veces, las personas deciden anteponer los intereses de unos por encima de los suyos, lo cual significa considerar como más valiosos los fines de otros, convirtiéndose él en un medio para alcanzar las metas que otros se han propuesto. Cuando le decimos a alguien que somos capaces de sacrificar nuestra felicidad por la consecución de la suya, lo que en realidad le estamos diciendo es que esa persona amada es considerada como vulgar. ¿Por qué? Porque sólo un vulgar se esclaviza a sí mismo y los vulgares sólo pueden apreciar a otros vulgares. Además, si esa persona acepta el sacrificio, está demostrando que no le importa utilizar a una persona como una herramienta para conseguir algo en concreto. Es, en definitiva, alguien capaz de conquistar a los humanos para esclavizarlos en ganas de alcanzar su beneficio. Y si hay algo que no es moral es disponer de otros como simples piezas de utilería.

Cuando alguien dice que fue "salvado" por otra persona, en el sentido romántico del término, lo que le está diciendo es que antes de ella era un miserable. ¿Y quién en su sano juicio quiere a un miserable? ¿Por qué querría alguien amar a alguien que es incapaz de amarse a sí mismo? Y si esa persona es incapaz de amarse a sí mismo, la cosa más elemental del mundo, ¿cómo va a ser capaz de amar a la persona que lo "salvó"? Cuando el ser humano no se aprecia como un ser racional y no se cree digno de alcanzar su felicidad, entonces no merece llamarse ser humano. Es una bestia que no hará más que depender de otros para que satisfagan sus necesidades. ¿En verdad hay gente que quiera cargar a sus espaldas a otros? Si los hay, se trata de alcahuetas que no permiten al ser humano responsabilizarse de sus propias decisiones.

Luego, cuando alguien dice que dibujará en el cielo la sonrisa de su ser querido o robará la luna o las estrellas para entregárselas en una caja de sorpresas, lo que le está diciendo es una enorme mentira. Aún cuando lo diga en sentido metafórico, está mintiendo. Nadie puede agarrar una estrella o la luna y empaquetarla en una caja. Y lo paradójico es que la gente se derrite cuando escucha este tipo de frases, pero al mismo tiempo dice rechazar a la gente mentirosa. Hay que recordar que quien miente una vez es capaz de hacerlo dos, tres e infinitas veces. Y si aceptamos a una persona mentirosa, estamos abriendo la puerta para ser engañados luego. Anaxágoras decía algo brillante: "si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos veces, la culpa es mía". ¿Se respeta a sí mismo alguien que se deja ver la cara de tonto de un modo tan fácil? No. Y el respeto es parte del aprecio propio.

El ser humano debe entender que lo que siempre debe liderar su escala jerárquica de valores es su Yo. Primero debemos ser capaces de satisfacer nuestras necesidades y deseos para luego poder colaborar con otros. Pero es responsabilidad de cada quien procurarse por lo que necesita, pues darle en las manos el pan a otro, significa aceptar a un parásito en nuestras vidas. Lao Tse ya lo había explicado muy bien cuando dijo "si le das pescado a un hombre le nutrirás un día; si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida". Dejemos que cada quien trabaje en pro de sus propios requerimientos y sólo después de eso, colaboremos si es necesario.

El ser humano debe ser capaz de YO sin avergonzarse de que lo llamen egoísta, pues quien le llama egoísta es el que quiere que el ser humano entregue el producto de su esfuerzo a los demás a cambio de nada. Es el código del parásito que rechazó Howard Roark en el alegato que subimos hace días. El parásito moraliza diciendo que la mayor virtud es dar pero, en realidad, la mayor virtud es crear porque no se puede dar lo que no ha sido creado. El parásito moraliza diciendo que debemos dar sin esperar nada a cambio pero, en realidad, el mundo es un gran mercado donde los seres humanos cambiamos valor por valor. Tanto debe apreciar el ser humano el producto de su esfuerzo como para aceptar por él sólo aquello que tenga en mayor estima. Debe darse cuenta que producir para otros sin recibir nada a cambio sólo tiene un parangón en la historia: la esclavitud. Y darles a otros sin recibir nada sólo puede acarrear la podredumbre del ser humano, pues estará sometido a alimentar a un monstruo insaciable que siempre le pedirá más y más; y de ese castigo no podrá salir luego. Quien cifra su confianza, su imagen y su felicidad en la opinión de los otros, nunca será capaz de complacer a todas las voces.

Por eso, cada persona debe saber decir: "mi tiempo, mi obra, mi amor, mi respeto, mi talento, mi alegría y mi todo no están disponibles para que cualquiera los tome, pues de nada valdrían mis tesoros si cualquier vulgar los puede obtener. Necesito obtener algo a cambio y sólo puedo tratar con aquellos que estén dispuestos a dármelo. Pero no es cualquier bagatela la que estoy dispuesta a recibir, sino sólo aquello que yo considere más valioso que lo que doy". El ser humano debe entender uno de los valores más altos: que sólo se puede vivir para uno mismo. No se ofrece la vida a alguien ni se pide la de aquel para sí, porque cada humano es un fin en si mismo y no un medio para que los otros consigan lo que desean.

El Yo debe ser lo primero en la vida del ser humano. El Nosotros sólo tiene cabida cuando varios YO hemos decidido que es más beneficio coordinar nuestras fuerzas para alcanzar una meta que actuar de manera aislada. Pero en todo momento y lugar, nuestra decisión deberá cumplir con dos principios elementales: seguir considerando a los demás como fines (respetando sus derechos) y colaborar mientras cada uno de los involucrados lo considere como más beneficioso.
Myta18 de marzo de 2008

5 Comentarios

  • Veronica

    Estoy de acuerdo con tus palabras!

    18/03/08 04:03

  • Mejorana

    Ámate a tí y al prójimo por ti.
    Totalmente de acuerdo.

    18/03/08 08:03

  • Bardruck

    si muy bien dicho, para amar debes amarte a ti misma primero

    24/03/08 06:03

  • Elalternador

    No existe el amor por el otro...la solidaridad, el amor y sus sacrificios solo responden a una necesidad tan "burda" como refleja de sosegar el dolor individual de las carencias de otros, eso es un patron en la mayoria de las especies, es un patron de supervivencia natural de la vida aparentemente animada.

    me enamore del hervivoro bipedo, ese al que aterciopela el sol, aquel que se detiene sobre un holocausto de penas secas, el de la foto.

    25/03/08 03:03

  • Myta

    Gracias a los cuatro.

    25/03/08 04:03

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