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Un, Dos, Tres... Ordenas Tú.

Cuando llueve recorro con el dedo las gotas de lluvia en el cristal, es un entretenimiento para el que no es necesario pensar y relaja muchísimo (probadlo). Una vez me decido por la gota “especial” me gusta seguir su recorrido, hasta que “muere” en el filo del marco de aluminio frío e insensible que la abandona a su suerte... Estaba ensimismada en esta tarea cuando suena un fastidioso ruido:
¡el móvil! Dichoso aparato tecnológico sin el que no podemos pasar, pero que a veces nos dan ganas de enviar “donde picó el pollo” y este momento era una de esas veces, me sentía tan a gusto que de buena gana lo hubiese tirado por la ventana, pero... mi ojo derecho me jugó una mala pasada, se desvió y la información llegó a mi cerebro: Momento de pausa, ¡has de contestar!
En los segundos transcurridos entre el abandono de mi placentera actividad y el descolgar el teléfono me sentí la persona más esclava del mundo: Un, dos, tres... ordenas tú.
Namari16 de marzo de 2011

3 Comentarios

  • Mejorana

    Namari, qué bellos recuerdos me traes. Eso es lo que hacía yo cuando era pequeña y tenía tiempo de aburrirme.
    ¿Habrá personas que se aburran en estos tiempos endemoniados que nos están tocando vivir?
    Te quiero Reina de los geranios en su balcón.

    21/03/11 08:03

  • Tanito

    Sisisisisi, que gran verdad la que expones. Conforme vamos cubriendo nuestras necesidades, las personas, influidísimas por la infinita voracidad de la sociedad consumista extrema, nos vamos creando necesidades nuevas. Lo que hace poco nos parecían lujos innecesarios pasan a resultarnos imprescindibles y estresantes si nó disponemos de ellos. Esclavos de nuestras comodidades, curiosa paradoja. Lo has expresado con un relato precioso, felicidades.
    ¡Besos!

    23/03/11 09:03

  • Bluess

    Los móviles se pueden apagar y dejar en casa, créetelo,je,je.Escalvos por que eso nos venden. Bueno ya te metí un mitín,je,je. Besín sureña, a ti y a la gota.

    25/03/11 12:03

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