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El Amor de un Vampiro


"El amor de un vampiro"

By: Natsuky


Eran aproximadamente las seis de la tarde, podía decirse que hoy madrugué, me encontraba en uno de los salones principales de una vieja y enorme mansión de Inglaterra.
Los últimos rayos de sol entraban por las ventanas iluminando vagamente los estantes llenos de libros que había en la habitación, la mesa donde acostumbro tomar el té y claro está, el elegante y fino piano color caoba que está cerca de los ventanales reluce con la luz del sol como queriendo llamar la atención.
Me acerqué al piano con paso lento y pausado mientras sostenía una caja entre mis manos, cuando llegué a un lado de aquel instrumento me arrodillé y de la caja saqué una hermosa placa bañada en plata que tenía escrito el nombre “Sofía” en ella; la dejé a un lado con cuidado y de la caja comencé a sacar las herramientas necesarias para fijar la placa a la madera del piano. Así, mientras comenzaba mi trabajo comencé a recordar, como era mi costumbre, rememoraba la historia que aquel piano fue testigo.

Hace exactamente 16 años esta hermosa mansión estaba habitada por una acomodada familia de buena posición. Los señores de la casa, ya en edad, tenían una hermosa hija de casi 17 años de edad, de cabello rubio casi platinado, piel blanca pero con unos adorables tintes rosados en las mejillas, casi siempre tenía vestidos de color azul oscuro y unos ojos de un extraño pero hermoso color entre verde y azul. Ella era Sofía…
Como era bien sabido por sus padres, la chica gustaba de las artes, principalmente de la música, y por eso la chica se pasaba las tardes completas practicando hermosas tonadas en el piano; talento tenía, pero faltaba mucho por pulir.

Dio la casualidad que un joven, aproximadamente de la misma edad de Sofía, tal vez uno o dos años mayor, apareció en la mansión ofreciéndose para ayudar a la joven con sus tonadas. Aquel chico, de cabellos negros y ojos del mismo color, piel pálida y con una seductora sonrisa obtuvo gustoso el trabajo.


Ése chico era yo…mi nombre es Sebastian…


Desde hacia mucho que observaba a Sofía, escuchar como practicaba todas las tardes se había vuelto un hábito para mi, hasta que me armé de valor y fabriqué la treta de que era instructor de piano; en si no había mentido del todo, ya que yo sabía tocara el violín.

Ya después de un par de meses de estar practicando juntos nos hicimos muy buenos amigos, ella tenía una personalidad encantadoramente singular, veía como mejoraba en sus tonada poco a poco y yo…yo la acompañaba de vez en cuando con mi fiel violín pero la mayor parte del tiempo simplemente me gustaba ver como sus delicadas manos se paseaban por las teclas y como relucía su hermosa sonrisa cada vez que tocaba.


Simplemente la amaba…


Un tiempo después me di cuenta que mi deseo por ella, mi deseo por “algo más” estaba creciendo demasiado, sentía una opresión en el pecho cada vez que estaba demasiado cerca de ella y cuando me despedía al final de la tarde para volver a mi “hogar” me dejaba un sabor amargo en la boca.

Yo vivía en la iglesia, más por necesidad que por comodidad, es que ¿Quien buscaría a un vampiro en la iglesia?, las noches en ese lugar eran más solitarias de lo que uno se esperaría, no acostumbraba beber mucha sangre por lo que no tenía mucho que hacer, sólo tocar el violín y…y…


Y pensar en Sofía…


Si bien casi no dormía porque en las tardes tenía que ir donde mi damisela, sólo tenía la mañana para descansar lo que pudiera, pero no me importaba, cansado o no siempre puntual me presentaba en la mansión.

Curiosamente en una tarde de Diciembre mi Sofía parecía muy emocionada, me dijo que quería mostrarme algo, me paré a su lado y comencé a tocar en el violín una tonada, como ella me lo había pedido y al instante ella comenzó a seguirme con el piano pero con unas notas que yo no conocía. A medida que la canción avanzaba me daba cuenta que aquella tonada que estaba tocando en el piano era realmente hermosa…Me había quedado embelesado mirando el rostro de mi querida Sofía alegre y radiante mientras terminaba de tocar la canción.

-¿Te gustó? Es un regalo para ti, para agradecerte el haberme ayudado- me dijo sonriente mientras separaba frente a mi y me tomaba de la mano… ese sentimiento que había crecido dentro de mi y que me oprimía el pecho reventó…el tacto con su cálida piel fue la gota que derramó el vaso...


Y pasó…


La jalé hacia mi tirando mi violín al piso y mientras sentía como mis ojos había cambiado a su natural color rojizo clavé mis dientes en su delicado cuello. Desde la primera gota de sangre que probó mi paladar quedé anonadado por lo suculenta que era su sangre, simplemente no sabía lo que hacía, sólo estaba actuando por instinto y como aquella deliciosa sangre me encantó no pude parar, no pude darme cuenta cuando el calor del cuerpo de mi querida Sofía desapareció.
Es curioso, siempre que los recuerdos de aquellos momentos me atormentan recuerdo con claridad los gritos y sollozos de Sofía, pero cuando pasó no podía escucharlos, sólo sentir su sangre pasar por mis labios.


Quedé destrozado al ver lo que había hecho, recuerdo que me encerré en esa habitación y lloré amargamente durante horas, hasta que el sol de la mañana salió.

-Ya está- dije con voz neutra sonriendo ligeramente al ver la placa ya puesta, en estos 16 año la mansión fue deteriorándose desde que los padres de Sofía murieron un poco después, sólo esta habitación, que se ha convertido en mi hogar, esta intacta.
Paso aquí mis noches velando aquel piano, recordando cada sonrisa de mi amada, llorando y sintiendo el permanente dolor en mi corazón destrozado, jamás me atreví a tocar de nuevo el violín que estaba manchado de un par de gotas de sangre.


Jamás volví a sonreír, jamás volví a sentirme “vivo”.



El amor de un vampiro es terco, persistente y peligroso, pero más que nada eterno…





Fin
Natsuky618 de octubre de 2009

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