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Quedate Aqui... (1?)

-Quédate aquí en mis brazos…-Su vos era apenas un débil susurro-… quédate aquí para mi…
-Acaso es…-Susurro el mientras las manos de ella se deslizaban por su enmarañado cabello , dejando la frase inconclusa. Sarah rió asintiendo con la cabeza
-Y no me digas que amas… no me digas que me adoras…-Su vos se quebró, revelando tan solo parte de la angustia que sentía al verlo morir en sus brazos-… dime solo que te quedas una vida junto a mi…
-Sarah… -La mano ensangrentada de Adrian se deslizo por sus mejillas, acariciando tenuemente sus labios en un intento por silenciarla-…Shh.
-Llévame por ahí…-Continuo, besando una a una las yemas de sus dedos, probando su sangre mientras las lagrimas se escurrían por sus mejillas-Llévame en tus ansias a un lugar, donde ya no tenga que jurar…. donde ya no tenga que mentir, donde solo exista para ti.
Adrian se rindió, recostó su cabeza en el pecho de Sarah y apoyo ambas manos sobre la herida en el abdomen que ella presionaba con su mano libre, uniendo su vos quebrada al canto que estaba a punto de culminar.
-Y no me preguntes si te quiero…-Sarah sonrió-… que no te preocupe lo que pienso… que yo soy completamente tuyo a mi manera…
-Pero a cambio quiero ser tu sueño…-La vos de Adrian se fue apagando, mientras su mirada se perdía mas allá de la pared de concreto que se erguía frente a ellos- Yo no me conformo con tus besos… quiero darte todo lo que siento y mas que eso…
Una pesada exhalación emergió del pecho de Adrian, aquella que marco tristemente el final de la canción que ambos habían escuchado en esa película hacia un par de horas. Sarah apretó los ojos y lo sacudió levemente.
-No… No…-repitió varias veces mientras las sacudidas se iban haciendo mas violentas-¡Adrian, no te atrevas a dejarme!
No hubo respuesta alguna por parte de él, su mirada se mantuvo perdida y sus ojos vidriosos no la miraron con ese brillo juguetón que a ella tanto le gustaba. Ahora su pecho ni siquiera se movía de forma irregular luchando por respirar. Esta muerto se dijo así misma y sin embargo su cuerpo no cambio de postura, mantuvo el rostro de él contra su pecho, guiada por ese tonto deseo inconsciente de que al escuchar su corazón latir desgarrado, él abriría los ojos y le sonreiría de esa manera tan descarada y dulce que la convencía. Nada se escucho, aparte de los silenciosos sollozos que en aquella sucia alcantarilla parecían ser desgarradores lamentos.
Nattyka24 de mayo de 2011

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