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Suicide

~El grito ahogado que no salió de mi garganta sacudió mi cuerpo con tal violencia que caí de la cama y desperté de golpe, con lágrimas en los ojos. “La sombra” No estaba en la habitación y en vez de sangre, el líquido pegajoso que cubría mi frente era solo el sudor frío. Era la tercera pesadilla en cuatro noches desde que había abandonado la enfermería, los débiles y escasos recuerdos de aquel ataque cobraran forma y rostro dignos de una película de terror atormentándome una y otra vez. Al menos ahora el sol ya estaba iluminando el internado y no tendría que gritar una y otra vez “Verónica” para que ella me convenciera que no había pasado nada* ¿Enana? *Pataleando hasta zafar mis piernas de las sabanas enroscadas me puse de píe aclarando mi garganta una y otra ves, tenia la voz ronca, como si de tanto gritar en sueños mi voz se hubiera desgastado. Ni en el baño, ni en el pasillo, verónica no estaba en la habitación. ¿Habría siquiera venido a dormir? Directo al baño mientras las prendas volaban en todas direcciones.
Gemí cuando el agua fría golpeo mi espalda sacudiendo cada terminación nerviosa como si se tratara del chasquido de un látigo.
Salí, solamente cuando se volvió insoportable para la piel y mis dientes castañetearon con violencia. Frente al espejo, con mi cabello chorreando agua fría y el vaho de mis exhalaciones presente, vi mi reflejo sin observarme realmente, parecía casi como si, incluso a mis ojos, yo misma me hubiera vuelto invisible.
Incline mi rostro hacía un lado y en un rápido y deliberado movimiento de mano el nudo de la toalla se vio deshecho, permitiendo que esta se resbalara suavemente hasta caer al piso.
Ahora desnuda la percepción de mi cuerpo cambio detalle mi menuda figura con verdadero interés, a través de lo que parecieron interminables minutos, haciendo conteo de tatuajes, pinchazos y cortes por doquier. Por primera vez hice una retrospectiva de mi, haciéndome consiente de cuanto daño le estaba haciendo a mi mente, cuerpo y espíritu.
Quiero decir… eso sucede después de una experiencia cercana a la muerte ¿no? ~
Patética…
~Susurre mientras bajaba nuevamente la vista al abdomen donde el vendaje que el Doc. Mathew había puesto estaba parcialmente desprendido de una de las esquinas. De un grosor considerable, las cicatrices del ataque eran ahora solo líneas rosa que contrastaban levemente con el color canela de mi piel. Retire la vista del espejo para retirar el vendaje completamente, lo arrugue y lo arroje a la papelera; sonriendo inevitablemente ante la idea de que esto sería una excusa perfecta para visitar la enfermería y obtener un servicio “personalizado” de parte de su doctor…
Pero entonces la sonrisa se desvaneció cuando al levantar la vista mis ojos repararon en el abdomen de mi reflejo, por vez primera repare en el patrón de los cortes~
Dios mío…
~Presa del horror, recorrí el contorno de aquellas marcas con las manos temblorosas…NORTON LOS VE… cubrí mi boca, las lagrimas acudieron presurosas y el aire parecía escaso. Retrocedí hasta que mi espalda choco contra la pared deteniendo mi huida~
No… No, no…
~La negación: me apoye en la pared cayendo lentamente hasta que mi trasero toco el suelo… Matt, no había sido sincero… “Solo unos cortes”. Su voz se disparo en mi subconsciente al mismo tiempo que su expresión de falsa serenidad aparecía frente a mis ojos~
No…
~Con la voz quebrada y unos sollozos incontenibles, la negación dio paso a la aceptación, permitiéndome mantener el equilibrio cuando al ponerme de pie volví a ver aquellos cortes al espejo y a mi reflejo apretar los puños y la mandíbula con las lagrimas de agua salada escurriendo por el rostro~
¡Norton nos ve!
~Desconexión total, mi voz ahora convertida en un grito desgarrador dio fin al sepulcral silencio mientras mis puños cerrados arremetían contra el espejo, destruyendo aquella imagen en incontables e irregulares pedazos que volaron por doquier.
Ya no había marcha atrás, todas las barreras mentales que mantenían a raya la esquizofrenia y los ataques de furia psicótica se vieron anuladas. Todo esto vino a mi de golpe, en un peligroso remix que recorrió y recargo mi sistema, desactivando la parte lógica de mis acciones.
En medio del histérico griterío y los cada vez más violentos sollozos abandone el baño, tomando todo cuanto había a mi alcance para arrojarlo por el aire en cualquier dirección.
Mirando fijamente la puerta, cruce en dos zancadas la distancia entre ella y yo, corriendo el pestillo y después la cómoda de Verónica para obstaculizar el paso…
Y entonces fue consiente de la sangre que manaba de mis manos por los pequeños cortes en ella. Tibia y de un intenso rojo carmesí me hacía la invitación a transmitir el mensaje de “La sombra” ~
“Difunde la palabra”
~Dentro de mi mente aquellas palabras se repetían en una cadencia hipnotizarte, y yo ahora entregada a la locura obedecí. Tomando uno de los trozos de espejo realice un corte mucho mas profundo en mi brazo, riendo con lágrimas en los ojos al ver la sangre manar con prisa, salpicando el suelo mientras caminaba hasta subirme a la cama.
Gota a gota y sobre las sabanas blancas, la sangre formo un poso de proporciones alarmantes. Ya no lloraba, y creo ya no poseía emoción alguna, actuando como una autómata mientras una gélida brisa que se colaba por las ventanas abiertas golpeaba mi cuerpo~
La sombra nos ve… Norton nos ve.
~Embarrando mis dedos con la sangre de la cama, garabatee una y otra ves “Norton nos ve” sobre la pared color crema, abarcando de forma horizontal toda su extensión, hincando mis dedos de vez en cuando sobre la carne abierta cuando la sangre no era suficiente para los trazos.
Mire por encima de mi hombro, creí escuchar a alguien golpear la puerta y grite aterrada~
¡Norton nos ve!
~La sombra había venido por mi, y yo prefería mil veces entregarme a la muerte de forma voluntaria antes que morir en sus manos. Mas golpes y gritos, alguien trataba de entrar y yo temblaba marcando cada letra grabada en mi abdomen con sangre mientras lloraba histérica~
¡Viene por nosotros!
~Clave las uñas en la piel de mi rostro, en un intento desesperado por hacer que mis piernas respondieran. El dolor se esparció por el cuerpo haciendo que cada terminación nerviosa saliera del letargo inducido. Otro golpe contra la puerta seguido de otro grito por mi parte y una presurosa carrera hacía el baño, en busca de protección contra lo que fuera que tratara de entrar~
¡No vas a atraparme!
~paso en falso, el espejo roto por el suelo cedió crujiendo ante la presión de mi peso, clavando pequeños trozos en mis pies, grite y caí golpeando mi cabeza contra el inodoro; el pánico bullía en mi mientras luchaba por enfocar la vista… Mas sangre en el suelo, estaba cubierta de ella como la noche en que decidieron usar mi abdomen para grabar un mensaje para otros.
Me arrastre sobre las rodillas y las palmas hasta estar dentro de la ducha, abrazando mis rodillas mientras mi pecho sufría dolorosos espasmos a causa del llanto~
Yaba… Yaba ven por mí.
~Con la cabeza escondida entre las rodillas, pronunciaba el nombre de mi abuela, deseando que la muerte traspasara el umbral de la puerta antes que aquella sombra. Sin levantar la vista deje que mi mano vagara por el suelo en busca de un trozo del espejo para el toque final~
Lo siento…
~Una disculpa para nadie, y para todos al mismo tiempo, Probablemente solo para el doctor Mathew y mi abuela; al primero por haber roto la promesa de no volver a lastimarme, y a mi abuela por haber deshonrado su legado.
El primer corte en la muñeca, lo suficientemente profundo para promover el desangramiento, pero no tanto como para cortar los tendones, fue entonces cuando vi a Matt, recordando sus palabras cuando dijo que quería conocerme más allá del internado.
Y vino el segundo corte en la otra muñeca, recordando la mañana en que mi abuela prometió ser mi ángel guardián antes de morir mientras me sostenía en brazos~
Ya todo esta cumplido…
~Luego de eso, fueron solo lagrimas y mas sangre. Exhausta me coloque en posición fetal contra el azulejo de la ducha, observando como la vida, literalmente, se iba por el desagüe… Más recuerdos, allí venían… Mis padres, la dureza con la que me trataron y el sorpresivo deseo de haberlos querido un poco más.
En medio de todo eso, el sueño vino por mí y el frio y el dolor desaparecieron junto con cualquier otra sensación. ¿Así de tranquila era la muerte? Suspire con dificultad una última vez… Al menos ahora nadie me haría daño~
Adiós… mundo cruel.
~Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro y entonces cerré los ojos, pronunciando la ultima línea de cualquier mártir suicida~
Nattyka20 de octubre de 2011

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