A veces te echo de menos. Aún imagino en mi cabeza que, como cada lunes, aparcas tu coche delante de mi puerta y me gritas que baje a verte. A veces simplemente lloro. Y es que no he sacado de mi cabeza esa sonrisa tan tuya o ese remolino del pelo. A veces no me acuerdo de tu voz y es triste, es realmente triste. ¿Sabes? te llevo echando de menos desde que decidiste irte y no sé qué argumento me falta para ir a buscarte y decirte que sin tí nada está del todo bien. Te llevo echando de menos un poquito cada día: a veces me daba cuenta y otras el sentimiento estaba camuflado, pero no ha pasado un solo día que no te haya echado en falta. A veces simplemente pienso que el destino quiso que no estuvieramos juntos, que esto es lo mejor, pero ese pensamiento se desvanece cuando vuelvo a imaginarme tus labios cerca de los mios. Y es que lo que cada día que pasa tu recuerdo muere un poco más aunque es lo último que quiera. Vuelve pronto ¿Vale? No tardes mucho, te necesito.