Lluvias y Otros Amores.
Estoy lejos de la ventana pero puedo oír llover, puedo sentir las gotas caer una a una contra el suelo. Lo que sucede en diez segundos a mi me parece una eternidad. Creo que es porque hoy también estoy lloviendo yo. He llovido mucho, por él, quiero decir. Y también he llovido cuando no he tenido que llover y con quién no lo tenía que hacer. Sabes que quieres llover de verdad cuando aunque hiciera el sol más resplandeciente de todos, tus gotas no dejarían de caer. Por favor, hoy déjenme estar triste, hoy déjenme llover.
Quisiera decir que no sabía que me iba a doler. Mentiría. También quisiera poder levantar el teléfono y llamar, llamarle, quiero decir. Decirle todo lo que tengo guardado para él. Decirle, por ejemplo, que hoy estaba lloviendo hasta que le vi y que siempre llueve desde que no está aquí aunque a veces me haga la digna y me ponga a decir que solo son tormentas de verano que no hacen daño una vez al año. A quién pretendo mentir. Si la lluvia ha oxidado los otros clavos que decidieron venir. Si solo salgo esperando verle llegar. Si solo espero bajo la lluvia para ver el sol salir.
