Llega el momento. Llega en un presente que luego pasa a ser pasado. Allí, en la proximidad del blanco, desconcierta la vida al transformarse en sueño. Como el árbol. Mi rostro, quieto en el instante, no cedió ante la terquedad de abrazarse a su propio pecho. Agarrar los restos agotados que la penumbra transforman en quietud. Esa lluvia que aparece al final, sometió el vértigo de mi ignorancia y conté cada gota, como al final, una sola me perteneciera en forma de asumida lágrima.

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6 Comentarios

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  Buitrago

  Y como corren los presentes, que rapido fallecen ante la presencia del siempre puntual pasado.
  Un abrazo
  
  Antonio

  25/09/12 08:09

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  Beth

  Abrazarse a sí mismo...cuantas veces yo lo he hecho. Conozco la sensación y tus palabras, tan acertadas, me lo han hecho sentir de nuevo. Un cariñoso saludo

  26/09/12 12:09

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  Vocesdelibertad

  Me encanta la manera de contemplar la vida, en un vértigo que muta hasta que raje con verdades felizmente reveladas. Hermosa lágrima que asumida se siente de fecunda magnitud.
  
  Saludos Gran Grekosay

  26/09/12 05:09

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  Paulitinamente

  Muy hermoso y expresivo.
  Yo ,el antídoto que sugiero como vacuna contra el mal del pasado reincidente es el cocido madrileño : tiene el poder de anclarte definitiva e irremediablemente en el presente.
  Mientras dura, claro está...
  Para después , recomiendo tus textos.
  
  Saludos más que cordiales al arte.

  27/09/12 12:09

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  Norah

  Allí, en la proximidad del blanco, desconcierta la vida al transformarse en sueño...y quien te sueña o a quien sueñas hoy Greko,saludos.

  27/09/12 04:09

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  Danae

  Yo siento la vorágine del tiempo como el embudo de un ciclón, que me lleva a no poder secuenciar los instantes como si de una línea recta se tratara.
  Esta ha sido mi reflexión al leer tu texto.
  Siempre una experiencia leerte, Greko.
  Un gran abrazo.

  28/09/12 10:09