Habla desde su tronco desgajado. Mira hacia el horizonte, desde donde parte el humo denso que cubre el espacio. Es una forma de vanidad con olor a mango y papaya. Grita el guacamayo y exalta la grulla el crujido de las cañas de azúcar al troncharse. ¡Ay! Las palmeras cercanas. Manglares con raíces clavadas en el oro arrebatado a las arenas. Mira ese humo. Sus formas son los testimonios que el viento transforma en dragones. Y los espejos, adivinando la mano diestra del Italiano Guarnieri, reflejan la oscuridad de cada cuerpo. Habla tú, el glorioso rabino de la clepsidra verde ¿cómo hemos de leer la Torá sin cerrar los ojos ? Y de nuevo reinventa su texto el habla, tan inicial como imposible en lo escrito.

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3 Comentarios

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  Libelle

  Bellisimo saludos

  24/04/12 06:04

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  Eugenioguaimaro

  ''...Y de nuevo reinventa su texto el habla, tan inicial como imposible en lo escrito.'' filosofal... todo el contenido va arropándote como en busca de que lo descifres y aun más allá, que te hagas parte de él... genial, saludos y mi respeto.

  30/04/12 02:04

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  Danae

  De muy niña, he visto las manos arañadas de los recolectores de caña de azúcar, en una visita que una vez hice con unos tíos míos a una plantación. Me impresionó, y no lo he olvidado.
  Ya ves lo que puede evocar un texto hermosamente hermético ...
  Un enorme abrazo.

  06/05/12 07:05