TusTextos

Espera, Compañera

El teléfono me ha golpeado como una maza medieval. He oído tu voz, tu voz amiga interrogando y suplicando al otro lado. No sé que contarte, ni tan siquiera se si quiero enfrentarme a tu ojos, sí, esos que todo lo ven y todo lo sienten.

Quizá no tenga el valor de explicarte mi ocaso, o la noche maldita en que los dados trucados revelaron su infamia. Puede ser que seas algo así como agua oxigenada, que escuece y cura a la vez, pero que se teme y se ansía como un elixir de juventud.

La realidad es que cada camino es único en esta vida, cada experiencia una gota de lluvia única y particular. Nos encontraremos en mitad de la tempestad, en medio de un océano de lágrimas difusas, tu lágrima y la mía serán hermanas, pero no la misma, nunca la misma, aunque el tiempo y los sentidos giren en vórtices alrededor de nuestras macilentas almas.

Ojalá tu sentimiento provoque el espasmo que me despierte de mi letargo de princesa condenada. Ojalá que tu risa ahuyente los demonios del olvido, la soledad, la tristeza ahogada, el dolor y el placer del tormento. Ojalá que tus palabras me rescaten del pozo oscuro de la melancolía.

No esperes mucho de mí. Hace tiempo que olvidé el sentido real de la existencia. Solo quiero mecerme en mi sopor letárgico, a esperar mi reino, el reino del silencio de los sentidos, donde nade se esconde a mi mirada, donde nadie mata los sueños y los convierte en títeres de un circo fantasma.

Querida, amada amiga, pues nuestros sueños caminaron juntos a la par que nuestros pies hollaban las rutas inexploradas de la madurez. Ten paciencia, atempera tu ímpetu, pues aún permanezco postrada y encadenada a mi propia miseria.

Algún día arrojaré mi coraza a los leones. El populacho entrará en éxtasis y devorará su desidia con los restos de mi dignidad. Entonces buscaré tu mano, suave y fresca sobre mi frente. Tu brisa acariciará mi piel y sanará mis heridas, como un milagro postrero del cielo ante el último suspiro de una hereje arrepentida.

Mientras tanto, soñaré mi mañana como si fuera hoy. Argumentaré y razonaré para que no laceres las frágiles paredes de talco de mi corazón. No indagues más allá de la evidencia, porque se irán cayendo en láminas escuálidas y diminutas, y los leones avarientos de tragedia me tragarán en trozos diminutos de polvo y arena.

Espera, compañera. Espera a que el tiempo deshoje el hambre de las bestias. Espera a que el estío amanezca vestido de rosas y púrpuras. Espera que me calce mis sandalias de plata, mi vestido de lino, mi collar de jade. Espera que la princesa despierte con un beso de su príncipe, para poder decirte, a escondidas, susurrando apenas, que el veneno del sueño se lo llevó el viento, y que todo lo que una vez perdí que soñé, solo fue un cometa cruzando mi noche de verano, con su cola plagada de dragones y fuegos fatuos, su humor azufrado, y una hoja de guadaña aniquilando todas las estrellas de mi universo.
Nereael03 de junio de 2012

2 Comentarios

  • Nereael

    Hola, Heylel, gracias por sentirte vivo. Al fin y al cabo, ¿que sería de nosotros sin el absurdo o incluso sin el caos? Ya he leido algunos de tus textos (aunque llamarlos textos si que es un absurdo). Son trozos de alma, de carne, de huesos y no se leen, se viven.

    04/06/12 08:06

  • Libelle

    De todos este es el que más me gusto lo sentí un poco mío aunque tu lo escribistes yo lo sentí en mis carnes.
    Un abrazo

    06/06/12 08:06

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