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El Rapto de Perséfone!!

Cuando aquella mujer caminó entre las espinas que se encontraban en el piso, inmediatamente supo que algo no iba bien.

El sonido a “nada”, se entremezcló con los crujidos que destellaban sus pasos al andar. Sin darse cuenta, de sus talones comenzaron a abrirse pequeñas heridas, brotaban de ellas deslumbrantes hilos de sangre que se esparcían en el suelo de madera como pisadas húmedas que se adhieren al aliento. Mientras trasteaba con las manos el oscuro destino que se dibujaba, tan negro como sus visiones.

No veía nada y sólo el sonido de la sangre al brotar de las aberturas de piel que surgían de sus talones, conformaban el único dilema que se escabullía de entre sus oídos.

Tocó el frío con la palma de su mano. Y sus vellos se erigieron como torres de marfiles, sus labios se volvieron tan púrpuras como el amanecer. La nada se conglomeraba a nivel de sus rodillas, con el pequeño silbido de sus rótulas; sus escápulas tiesas, conformaban el único universo tangible para ella.

Se detuvo por 6 segundos, su corazón latía como si en él hubiesen dibujado el alma de un tigre; el paso de los ratones a kilómetros de distancia se difuminaban con el as de luz que traspasaba los vidrios y danzaba entre la oscuridad de la noche. Y ahí sintió su mano.

Los dedos que ella alguna vez sintió en su rostro mientras dormía, ahora se movían lentamente entre su espalda como lánguidos ríos de agua que recorren el suelo seco. Sus ojos salieron de las órbitas y se mezclaron con el silencio inerte y escaso que se colaba entre las esquinas. La muerte visitaba su cuarto y ella se encontraba allí esperando a su encuentro.

Y saltó de sus labios un pequeño gemido.

- si vas a esperar a que las palomas bailen al sonido de las melodías del piano, entonces todo está perdido (Le dijo al oído en un tono seco y arrastrado).

Se calló.

- Entonces preferiré escapar con el viento que azota mi puerta y entrar a mi ventana como ladrón fugitivo. (Respondió aquella mujer)
- Pero si es que ahora el reloj se ha detenido en ti mi pequeña doncella.
- Mi corazón sigue latiendo; deja que sigan corriendo los segundos al compás de mis venas.
- Ya no me importa tus venas, me importa tu alma.

Y ahí todo el silencio se mezcló con el frío del miedo.

- ¡Ya no soporto verte aquí metida entre los mortales! (dijo la muerte entrada en cólera)
- Pero si Dios quiso que estuviese en vida…
- ¿Dios? ¿Quién es Dios para admitir que tenerte danzando por estos escondrijos mortales, fue la mayor ineptitud cometida alguna vez?
- ¿Y eso a ti te convierte en el único ser con el raciocinio suficiente, para entender que es un error que yo esté aquí?
- Quizás sí, quizás sea el único ser egoísta que te quiera para sí mismo, que desee enjaularte dentro de mis manos, dentro de mis deseos, dentro de mi aliento; tal vez soy el único que sea capaz de convertirte en parte de mis pupilas
- Y un cobarde que decae irracionalmente ante una gota de sus propios delirios
- ¿Delirio? Desearía llamarte: pertenencia

Ella no dijo nada, quedó en silencio.

- ¿Me amas? ¿Realmente me amas? ¿Me amas lo suficiente como para dejarme ir y transformar esto en un mero encuentro furtivo?, el amor no se obtiene de cerca, sino de lejos, de los recuerdos, de la melancolía, de los pensamientos
- Si te dejo, nunca volverás a mis brazos
- ¿Pero preferirás andar en el inframundo, con el cargo de consciencia de que me atrapaste y me convertiste en un simple objeto de valor para tus caprichos? Deja que mi alma vague por la tierra, y así se mantendrá la llama de tu deseo encendida, incandescente

Y la muerte, hizo caso omiso a las palabras de ella, la tomó por la cintura fuertemente, clavó sus alargadas uñas en sus caderas; los brazos de ella se flexionaron y las palmas de sus manos se encontraron tocando el pecho de él, en cuestión de segundos. El ambiente Olía a sudor, olía a azufre ligado con saliva y lágrimas, con pétalos y alpiste, con arándano y albaricoque.

- Te amarraré a mi poca cordura aún existente, serás tan mía como el Olimpo pertenece a Zeus.
- ¡No, no puedes hacerlo, no puedes permitir que mi aliento se esfume!
- Sin aliento humano, pero con miles de almas rendidas a tus pies, sin olor a carne viva, pero con los sueños de la tierra adosada a tus dedos, pues al destino de la muerte nadie es capaz de detenerlo aún, ¡Y tú! ¡Tú serás dueña de todo eso!
- Pero el color de mi piel se transformará en la palidez del mármol, el rojizo de mis labios se transformará en un oscuro púrpura, mi mirada vivaz y dulce, se convertirá en un sello cansado que se encuentra unido a la agonía de la inmortalidad y a la muerte al mismo tiempo, porque tú, tú te encuentras enamorado es de la vida misma, y si decides tomarme entre tus brazos, me convertirás en un simple recuerdo de lo que fue y de lo que ya no seré.

La muerte calló y la soltó de un tirón.

Ella sintió el frío recorrer sus piernas y de sus ojos brotó una lágrima que pedía a gritos consuelo.

Pasaron 10 segundos y la furia se apoderó de sus manos. La tomó por sus hombros y le gritó a la cara.

- Me muero por tenerte corriendo entre mis venas
- ¡Sólo quieres que te pertenezca, sólo te aferras a un pedazo de vida!
- Me aferro al aliento de una doncella que se niega a ser reina
- No quiero ser reina, sólo quiero ser mortal.
- Pues entonces decidiré llevarte a la fuerza.
- ¿Llevarme? ¡No puedes, no puedes hacerlo! ¿Decidirás tomarme como la luna toma a la fuerza el cielo nocturno?
- ¡Como la muerte que se aferra a un pedazo de vida tal vez!

Y el silencio corrió entre ambos, y se fue con la nada.

La habitación quedó a oscuras, y esta vez, sin nadie adentro.
Nigth1430 de agosto de 2011

2 Comentarios

  • Folicega

    Me impresionó muchísimo, me encantó.
    Me pasaré a leerte seguido.
    Saludos,

    30/08/11 05:08

  • Johnnyhoyer

    Super! Me gusta! ;D

    31/08/11 02:08

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