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La Fuga

El coche paró en medio de la montaña. Bajaron dos tipos de apariencia ruda. Musculosos brazos. Tatuajes por todo el cuerpo. Camisetas de calaveras. Rock and Roll a toda pastilla. Con botas de punta de acero. Caminaron durante un largo rato por la montaña. Ya estaba atardeciendo, y el día soleado comenzaba a dar la bienvenida a la luna, que se preparaba para ver los espectáculos que la noche le ofrecía. Los señores siguieron andando. Por el camino se cruzaron con un anciano que recogía espárragos y que huyó al ver a aquellos fornidos mozos merodear por aquel paraje.
Se pararon en una casa medio abandonada. Estaba en ruinas, pero aún conservaba algunas estancias en pie. Perfectas para cobijarse en una huida. Encaminaron sus pasos hacia la antigua alcoba. Los pasos resonaban como si se tratase de una manada de fieras salvajes. Por fin llegaron. Se descalzaron y fueron desprendiéndose de la ropa. Uno de ellos tenía una serpiente colosal enroscada tatuada en la espalda, y en el centro de esta, había una manzana. En los brazos llevaba marcado el rayo de ACDC, y la cara del emblema de Nirvana. Tenía el cuerpo lleno. El otro también tenía tatuados diversos signos. Eran peludos, y más de uno se había alejado de ellos al confundirlos con algún criminal.
Se quedaron uno frente al otro. Se tiraron al suelo, se besaron, se acariciaron con una dulzura desmedida, agotaron sus fuerzas. Se revolcaron por aquel suelo frío, sin importarles los sucio que estuviese aquello. Allí nadie les juzgaría.
Cuando quedaron extasiados, se tumbaron, con la cabeza de uno en el pecho del otro. Mientras uno le acariciaba el pecho, el otro hacía lo mismo en su espalda. Se dijeron las más bellas palabras que pueden salir de la boca de un hombre.
Dos hombres perseguidos, mirados por encima del hombro, posibles ladrones, sicarios. En realidad solo eran dos hombres más. Dos personas que se amaban y no se besaban por las esquinas por no aguantar los comentarios de la gente.
-Aquí estamos bien, mi vida. Aquí estamos muy bien.
-Ojalá pudiésemos quedarnos aquí para siempre.
Sonrieron, se vistieron, y volvieron a la ciudad. Al horno de la ignorancia y la estupidez
humana.
Oliviaferrer07 de octubre de 2017

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7 Comentarios

  • Raul_amon

    Es lo malo de esta sociedad, mucha gente mira mal a otra por su aspecto físico, forma de vestir, condición sexual, raza... Con lo bonita que es la variedad, aprender de diferentes culturas...
    Un beso!

    08/10/17 12:10

  • Antoniof.lee

    Una vez más Olivia ,escenificando de manera clara y sin tapujos

    las realidades de esta sociedad nuestra.Nacimos en el páramo de las

    mentiras y las hipocresias , es nuestra la tremenda

    responsabilidad de convertirlo en oasis para los que vengan tras

    nuestros pasos.Las discriminaciones por razones religosas,politicas

    u orientación sexual, son las más habituales , muchos viven de

    habibarlas .Llevas mucho dentro Olivia , sácalo todo,denunciando

    situaciones también se lucha contra ellas.Un saludo cordialisimo...

    08/10/17 09:10

  • Oliviaferrer

    No creo que pudiese guardarme nada. No me gustaría explotar un día y que me saliese de una forma vulgar.
    Me alegra tener a gente que me anima.
    Saludos, Antonio.

    08/10/17 09:10

  • Chay

    Todos seríamos más felices si respetáramos al prójimo.....¡Qué asco de sociedad!....un saludo,Olivia.

    08/10/17 11:10

  • Oliviaferrer

    Sí, pero resulta que hay quienes tienen una vida tan aburrida y una mente tan anticuada que prefieren divertirse a costa del sufrimiento ajeno.
    Un saludo, Chay.

    08/10/17 01:10

  • Remi

    Que forma más creativa de contar historias con un mensaje contundente, fabuloso Olivia, un abrazo.

    12/10/17 09:10

  • Oliviaferrer

    Jolín, es que menuda eres, siempre acabas sacándome una sonrisa.

    12/10/17 09:10

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