TusTextos

El Fluir





Nuestro cuerpo es una entidad completamente cambiante. Nuestros sentimientos y estados de ánimo, son por igual, tan cambiantes, tan inconstantes, tan inconsistentes, que en un simple momento pueden ocurrir varios vuelcos en nuestra manera de ser. Nos podemos reprimir, aburrir, atontar, enfermar en instantes. Así es la vida, nunca se queda estancada. Siempre es un arroyo cambiante. Ya no soy el mismo de hace unas horas. Ahora simplemente volví y soy un ser completamente nuevo. Se me olvidó todo lo que pude haber sentido, hecho, dicho, o visto hace un rato y mucho menos ayer.

Hoy me ha sucedido de todo. Muchos estados de ánimos han confluido en mí ser. Me he sentido aburrido, soñoliento, despierto, alegre, en total paz, en pleno silencio, con mucha dicha y a la vez con ganas de solo echarme a mi cama y no hacer nada más. He tenido ganas de leer y escribir mucho, pero no lo he podido hacer tanto como me habría gustado. Eso me enseña, que jamás nos podemos considerar amos del destino o del rumbo de nuestras vidas. No sabemos en qué momento, tendremos que tomar x camino en nuestra travesía, simplemente todo es incierto delante de nosotros.

No sé cómo podría reaccionar al siguiente momento. Por eso no podríamos tener una identidad. No podemos considerarnos un “yo”. Porque de cierta forma, un “Yo”, tiene una identidad no-cambiante, muerta, una “personalidad” estancada. No se puede escribir ciertamente eso de una persona, que es alguien, o algo. No podemos serlo, porque la vida es cambiante, nunca espera, siempre está en el presente totalmente renovada, totalmente nueva, pura, sin cargas de nada. Si te llamas Carlos por ejemplo, nunca se te puede relacionar con nada, ya que jamás serás el mismo. No te podrán decir, mira, ahí viene Carlos el aburrido, o Carlos el fiestero, o Carlos el cómico. Simplemente si te dejas etiquetar de esa manera, tu vida se estancará, el ego te dominará y pasará a tomar control de tu ser. Te dice “Ahora eres Carlos el cómico” no puedes hacer nada al respecto, tienes que ser así, ese eres tú.

Entonces por eso es que digo, jamás podemos tener una identidad fija, porque, de qué manera nos pueden comparar si ya hemos cambiado. ¿De qué manera nos podrían etiquetar? Si no queda casi ningún rastro o vestigio de nuestro antiguo “Yo”. Como vamos a ser siquiera malos, buenos, amigables, chistosos, silenciosos… No podemos llevar una etiqueta que nos diga que somos algo o alguien. Es por ello que jamás, podremos conocer a fondo a una persona.
Como no tenemos “yo”, no nos podemos basar en el pasado para tomar una decisión, ya que no la has tomado “tu” ha sido otra “persona”, una persona que ya ha muerto. Puede que se haya parecido mucho a ti en ese momento, pero ahora la distancia es insalvable, ya no hay punto de comparación.

El pasado ya no tiene importancia, no se puede recurrir a él para sortear un nuevo obstáculo que salga en nuestro camino, cada situación es única, necesita de nuestra inteligencia, no de nuestros “conocimientos” para salir airosos de ella. Pero llevamos a cuesta miles de maletas y de libros del pasado en nuestras espaldas. Siempre revisamos, comparamos, emitimos juicios y nos basamos en todo lo que hemos vivido. Como si nuestra vida hubiera sido muy completa. Estamos insultando a la existencia misma, al emitir un juicio o realizar una comparación, porque ¿Quiénes somos nosotros para comparar?, ¿Qué hemos vivido, para saber qué es la vida? Nos creemos mucho, creemos que nuestra experiencia es muy rica, que más nadie ha vivido tal total como nosotros. Creer es el problema.

Incluso un anciano, no puede jactarse jamás de que sabe qué es la vida. Eso solo lo puede decir un joven, un inexperto. Solo un joven, puede ser tan idiota para afirmar que “sabe” algo, que es muy inteligente, que es capaz de ser el alguien en esta vida. Solo un joven se ve en el futuro cumpliendo todos sus deseos y alimentado su ego de toda las maneras posibles.

La vida es un instante, si no se vive con totalidad se pierde, un instante de inconsciencia basta para perderse el verdadero milagro, el verdadero Dios, el verdadero amor. Se nos muestra la vida como si fuera un paseo, depende de nosotros mismos si lo queremos disfrutar y aceptar tal y como es, o nos ponemos a etiquetar y criticar a todo. Depende de nosotros ser silenciosos o causar un alboroto con todo lo que nos rodea y materializar problema tras problema de la nada. Nosotros mismos hemos originado esta existencia tan hedionda que nos rodea. Aunque de alguna forma, también tiene su belleza, es la otra cara de la moneda. Sin esa parte sería muy difícil apreciar el verdadero lado hermoso de la vida, porque la vida son ambos, uno no puedo existir sin el otro. Sin el lado feo, nos volveríamos inconscientes del lado bello, nunca nos percataríamos de él, veríamos la belleza en todas partes, pero nada en nuestro interior se movería, la costumbre, el tedio y la rutina, pueden transformar lo extraordinario a podredumbre.

La vida es todo, no mires en una misma dirección, expande tu visión a todos lados. Cada rincón de esta existencia es vida, puede que tenga un aspecto distinto, pero sin duda, es algo que complementa a la existencia misma. Ella no sería total sin ello. Nadie estaría completo sin ese lado “feo”. No existen los defectos en realidad. Todo es como debe ser, no nos tendría por qué preocupar si un árbol es más grande, más fructífero o más bello que otro. El árbol simplemente es, y con simplemente ser, toda su belleza se irradia. La verdadera belleza no se encuentra en la periferia, se encuentra en el mismo centro, es el vacío, el silencio, la quietud.

La vida está en el ahora, no está en ningún otro lado. No está en las estrellas, no está en el futuro, no se encuentra en el más allá. No es nada extraordinario ni fuera de lo normal, no es nada deslumbrante ni espeluznante. La vida no es el gran misterio que se ha creído que es, la vida no es un conocimiento, no es un saber, no puede ser encerrada en los libros o en la mente; la vida está más allá de todo pensamiento, filosofía, teología, teoría, paradigma, estudio, lógica. La vida es sencilla, es normal. Nadie ve lo maravilloso de la sencillez, por eso es que nos perdemos la vida día tras día.

La vida no admite lógica, no tiene motivo, fin, misión, destino, paradero, utilidad… La vida es completamente normal. Puede que sea una rosa, puede que sea un gran océano. Puede que simplemente sea la creación de un poeta loco… La vida es todo y nada a la vez. Pero la vida es vida al fin y al cabo. Solo un soplo de aire te puede llenar de vida, de magia, de regocijo. Basta con un instante para vivir. Si se ha hecho con plena totalidad, no hace falta más nada.

http://oshentayosho.blogspot.com/
Oshentayosho19 de diciembre de 2009

Más de Oshentayosho

Chat